Los ecosistemas de Kenia están al borde del desastre, imposibilitados de seguir brindando agua, materiales vegetales y otras recursos requeridos por su población en expansión. Los bosques sólo cubren el dos por ciento del territorio de Kenia, en situación de protección como recurso nacional. En un país asolado por las sequías, los bosques son esenciales para la conservación del agua. También son el hogar de los pueblos indígenas que viven de la caza de animales silvestres y de la recolección de plantas alimenticias, hierbas y miel dentro de los bosques.
En un intento de ganar votos, el gobierno de Kenia ha rescindido la protección al 4% de los bosques que todavía quedan, argumentando que se necesitan esos territorios para establecer asentamientos para la gran cantidad de pobladores sin tierra. Sin embargo, los hechos muestran una realidad totalmente distinta.
En Kitale, cientos de ocupantes ilegales esperan en vano las 2.930 hectáreas de tierra prometidos ubicados en los bosques de Kitalale, Kapolet y Sikhendu. En documentos oficiales, los ocupantes ilegales ya fueron reasentados, y fueron beneficiados por un proceso aprobado por el Presidente Moi en una directiva pública en 1999. Pero en vez de cientos de chozas, el antiguo recurso público está lleno de magníficas casas residenciales y parcelas bien cuidadas. Entre los beneficiarios se encuentran el jefe de una unidad paramilitar, un ministro del gabinete, varios miembros del parlamento y los miembros de una camarilla repatriada de Uganda.
La historia se repite exactamente igual en el distrito de Nandi. Chepkumia, en el bosque al sur de Nandi, es un componente importante de la biodiversidad de Kenia, y formó parte alguna vez del bosque Mau. Del mismo se destinaron aproximadamente 2.891 hectáreas para reasentar a 200 familias obligadas a dejar el bosque vecino de Koibem, debido a una resolución aprobada en 1999. Pero en vez de reasentarlos en la totalidad del área, los pobladores desplazados fueron distribuidos en parcelas pequeñas mientras que el resto de la tierra fue a parar a manos de personas con buenas conexiones. Una coalición de organizaciones ambientales llamada Kenya Forests Working Group (Grupo de Trabajo de los Bosques de Kenia) advierte que la degradación del bosque Mau reducirá en forma importante la capacidad del ecosistema del bosque de contrarrestar la sequía y tendrá un impacto devastador sobre el nivel y la calidad del agua en el lago Nakuru (protegido bajo la Convención de Ramsar), hogar de una de las concentraciones de flamencos más grandes del mundo y el segundo lugar turístico más visitado de Kenia.
También la supervivencia del pueblo Ogiek depende de su acceso continuo a las áreas montañosas del bosque Mau, donde han vivido como cazadores y recolectores desde tiempos inmemoriales, manejando el bosque de forma sustentable, a pesar de los intentos de varios gobiernos de desalojarlos del bosque. El pueblo pastor Maasai, que pastorea a sus animales en el bosque Mau durante las estaciones secas también se verá afectado.
El bosque Kaptagat en Keiyo, fue destruido en forma irreversible. El dosel de árboles que se ve desde la carretera Eldama Ravine es una simple fachada. Los aserraderos han localizado sus operaciones ilegales a lo largo de las carreteras principales y trabajan a plena luz del día. "La mayoría de la tierra destinada a los ocupantes ilegales fue a parar a manos de gente poderosa. Los pobladores sin tierra, que inicialmente apoyaron la rescisión de la protección ambiental, ahora se dieron cuenta de que fueron engañados," afirma el Sr. Nixon Sifuna, un abogado ambiental que se presentó ante los tribunales el año pasado para detener la desprotección de 67.000 hectáreas de bosques y enseña derecho ambiental en la Universidad de Moi en Eldoret.
Las investigaciones revelan que los cazadores, madereros y carboneros con buenas conexiones han reducido bosques clave (entre ellos Kaptagat y Kapsaret) a simples parches de árboles. Existe información de que dos antiguos ministros de medio ambiente poseen aserraderos ubicados en lo profundo del bosque Kapsaret, a pocos kilómetros de la ciudad de Eldoret.
"Están cortando el bosque a talarasa", dice el Sr. Daniel Simotwo, un militante ambientalista que también se presentó ante los tribunales para detener la pérdida de protección ambiental de los bosques. "La destrucción del bosque de Kapsaret es masiva, ejecutada por los madereros". Los madereros realizan operaciones al estilo de la mafia para aterrorizar a quienes los critican. Hace pocos meses una persona fue asesinada durante una operación policial para arrestar a un conocido aserraderista.
Las organizaciones ambientales de Kenia, el pueblo indígena Ogiek y la organización Global Response han organizado una protesta internacional contra este programa de madereo y colonización, e invitan a enviar cartas exigiendo al gobierno de Kenia que revoque la pérdida de protección de áreas boscosas anunciada el 19 de octubre de 2001.