Continúan las desgarradoras historias de gente que se muere de hambre en Kenia, que ponen de relieve el problema de la sequía y sus causas. Kenia, la nación más rica del este africano y destino privilegiado de los turistas que visitan en masa sus reservas y parques en busca de safaris para sus vacaciones, está pasando por una grave crisis de escasez de lluvias, lo que afecta sus cultivos. La cantidad de personas que se enfrentan a la muerte por inanición sigue ascendiendo y pasó de 2,5 millones en diciembre a 4 millones hoy, según el Ministerio keniata de operaciones de emergencia.
La sequía ha sido una característica de la región, un fenómeno climático natural. Sin embargo, dos cosas han cambiado: la deforestación y la emergencia del cambio climático global.
La destrucción a gran escala de los bosques, donde la evapo-transpiración de su densa vegetación contribuye en gran medida a las lluvias (incluso más que océanos y mares) es la fuente local de la actual crisis provocada por la sequía. La superficie precisa de bosques perdidos en Kenia en las últimas décadas se conoce parcialmente. Se calcula que actualmente al país le queda menos del 2% de su cobertura boscosa original. La tala de bosques para establecer plantaciones industriales de árboles principalmente con especies exóticas, la conversión de los bosques en tierras para la agricultura, el madereo y las autorizaciones para tala de bosques con la intención de convertirlos a otros usos tales como asentamientos humanos o agricultura privada, son algunas de las causas subyacentes de la deforestación en Kenia.
A pesar de que la destrucción del bosque ha llegado de la mano de gente de afuera, los enfoques más generalizados intentan culpar a los indígenas de la deforestación y proponen que se los expulse del bosque. Esto es lo que ha ocurrido con los Ogiek, que han vivido de y en el bosque de Mau desde tiempos inmemoriales gracias a la recolección de miel, frutos silvestres y frutos secos y la caza. Mientras que otros bosques keniatas fueron destruidos por el “desarrollo”, el manejo tradicional de los bosques de los Ogiek garantizó la conservación del bosque de Mau. Si Kenia pretende revertir su deforestación, el país debería aprender de las prácticas tradicionales utilizadas por los Ogiek en sus bosques e intentar usarlas como base para lograr la rehabilitación de otras zonas boscosas restantes en lugar de expulsarlos de su bosque.
Por otra parte, el cambio climático global está casi con certeza en el centro de la actual sequía. Desde hace mucho tiempo se predice que el cambio climático resultará en fenómenos climáticos más extremos, como sequías, inundaciones y huracanes. En ese contexto, las sequías extremas como ésta no deberían sorprender.
También es importante destacar que las raíces tanto de la deforestación como del cambio climático pueden hallarse en el Norte industrializado, cuyos poder y riquezas surgieron, y siguen surgiendo, de la sobreexplotación y el consumo excesivo de los recursos naturales de bosques y tierras boscosas, principalmente en el Sur, en el marco de una economía basada en el uso de combustibles fósiles. Ambos procesos, la deforestación y el uso de combustibles fósiles, resultan en el aumento de la cantidad de emisiones de carbono que contribuyen al calentamiento global. Para muchos países del Sur como Kenia el resultado son los fenómenos climáticos extremos como la actual sequía que resultan en el aumento de la pobreza, el sufrimiento y el hambre.
Artículo basado en información tomada de: “Underlying Causes of Deforestation and Forest Degradation in Kenya”, Lynette Obare y J. B. Wangwe, http://www.wrm.org.uy/deforestation/Africa/Kenya.html; “Hunger kills in Kenya's north as drought takes toll”, 20 de enero de 2006, Nita Bhalla, Reuters News Service, http://www.planetark.org/dailynewsstory.cfm/newsid/34595/story.htm; “Deforestation, Climate Change Magnify East African Drought”, ENS, 16 de enero de 2006, http://earthhopenetwork.net/Deforestation_Climate_ Change_Magnify_East_African_Drought.htm