El recientemente electo presidente de Kenia, Mwai Kibaki, ha designado al Dr. Newton Kulundu como Ministro de Medio Ambiente y a la reconocida ambientalista Prof. Wangari Mathai como viceministra. El nuevo ministro ya ha realizado una serie de declaraciones públicas con relación a los bosques que parecen indicar que las cosas podrían estar cambiando --al fin-- en la dirección correcta. No obstante, sus declaraciones dejan en la sombra ciertos temas cruciales.
En las entrevistas realizadas por los medios de difusión, el ministro ha declarado que "pronto quedarán revocadas en el país las concesiones irregulares de tierras de bosques otorgadas a agentes comerciales privados" y que "se tomarán medidas disciplinarias contra todos los funcionarios del gobierno que se descubra que han vendido tierras de bosques a individuos con influencia política". Además, expresó que su Ministerio se vincularía con los departamentos gubernamentales competentes a efectos de anular las concesiones y devolver las tierras al Estado.
Todo eso son buenas noticias. Sin embargo, el ministro no profundiza en el análisis de las causas subyacentes de la deforestación, y se centra en el hecho (real) de que los bosques de Kenia han sido devastados por "individuos egoístas". Deja de lado temas por lo menos igualmente importantes, como los modelos de tenencia de la tierra y las políticas macroeconómicas que también están en la raíz de la deforestación y la degradación de los bosques.
Los ambientalistas estiman que en los últimos 150 años, los colonialistas británicos y los agricultores de Kenia talaron aproximadamente tres cuartas partes de los bosques, dejando alrededor de un dos por ciento de la superficie del país con cubierta forestal. El hecho de que sería fácil encontrar detrás de esos procesos a "individuos egoístas" resultaría por cierto insuficiente para comprender y abordar los resultados de ese histórico proceso de destrucción de los bosques, que se prolonga hasta el día de hoy. A menos que se identifiquen las causas subyacentes de la pérdida de los bosques y se adopten medidas para resolverlas, centrarse exclusivamente en la corrupción no dará solución al problema.
El otro aspecto importante de la postura del nuevo ministro con relación a los bosques es el de aumentar la cubierta forestal. El objetivo del Dr. Kulundu es aumentar la cubierta forestal a un 10% en los próximos cinco años, pero no ha dado detalles acerca de dónde y cómo ese plan sería llevado a la práctica, ni tampoco qué entiende por "aumentar la cubierta forestal". Es de esperar que se refiera a la restauración de los bosques nativos por las comunidades locales y para su beneficio o a proyectos de agrosilvicultura a pequeña escala y con base en la comunidad. Pero también podría implicar la plantación a gran escala de monocultivos de árboles exóticos, que podrían afectar aún más a los ecosistemas nativos y particularmente a los menguantes recursos de agua ya perjudicados por la pérdida generalizada de bosques.
Tenemos la firme esperanza de que el proyecto de Ley de Política de Manejo Forestal, actualmente en elaboración y que el ministro dijo estará "dirigido a aumentar la cubierta forestal del país", tomará en cuenta lo que el periodista de Kenia Mutuma Mathiu aconsejó en mayo de 2002 al entonces Conservador de los Bosques, Mayor General Peter Ikenye, que finalizaba diciendo:
"¿Y cuál es exactamente el mandato del General Ikenye? Decir que estará a cargo de los esfuerzos de conservación sería una suerte de contradicción: no hay conservación.
Tal y como están las cosas, parecería que el trabajo es triple. La tarea más urgente es definir los bosques. Las partes de tierras de bosque que han sido criminalmente desafectadas de su condición de reserva, ¿todavía son parte del bosque? ¿Pueden volver a ser afectadas como reserva? También falta definir la situación final de los ocupantes precarios, los colonos y quienes se han apropiado de tierras en zonas de bosque. Una gran cantidad de ocupantes precarios son familias muy pobres. No pueden ser arrojadas a las calles sin un paracaídas. Crear ese paracaídas requerirá mucho dinero, trabajo, ingenio y liderazgo.
En segundo lugar está el tema de la protección. Una vez que se hayan definido los bosques, será necesario crear nuevos mecanismos sustentables para protegerlos. Lo más probable es que esto implique cierto tipo de relación simbiótica entre los bosques y las comunidades vecinas.
Por último está el tema de recuperar aquellas partes que han sido destruidas. De nada sirve llenar nuestro país exclusivamente con árboles exóticos. Creo que el ministro de Medio Ambiente, Joseph Kamotho, que asimiló admirablemente sus reveses políticos, debería ahora encaminar el país a establecer viveros de árboles indígenas y plantarlos".
¿Hace falta pedir más?
Artículo basado en información obtenida de: "Can Our Forests Breathe At Last?", Mutuma Mathiu, The Nation (Nairobi), 5 de mayo de 2002, http://forests.org/articles/reader.asp?linkid=10735 ); "Govt to Act On Forest Grabbers, Says Kulundu", Hilton Otenyo, The East African Standard (Nairobi), January 6, 2003, http://allafrica.com/stories/200301060630.html