En 1992 los gobiernos reconocieron que el cambio climático era una realidad y que había que hacer algo si se quería evitar una gran catástrofe. Como resultado, firmaron y ratificaron la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático. Han pasado quince años y la Conferencia de las Partes de la Convención se reunirá por 13ª vez en Bali, Indonesia, entre el 3 y el 14 de diciembre de 2007.
¿Cuánto ha hecho esta convención para contrarrestar el problema para cuya solución se creó? ¿Han reducido sus emisiones los principales emisores? El comunicado de prensa preparado para la ocasión por la Secretaría de la Convención responde claramente ambas preguntas:
“Según informaciones presentadas ante la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), el conjunto de las emisiones de gases de efecto invernadero de 40 países industrializados llegó a su máximo histórico en 2005, continuando con la tendencia al alza del año anterior.”
Esto significa que los países que son los principales responsables de la destrucción del clima de la Tierra siguen destruyéndolo. Sin embargo, una vez más concurrirán a la conferencia de la Convención sobre Cambio Climático y presentarán nuevas propuestas... para que todo siga igual.
Negocios: la mejor forma de describir este Convenio. Todo tiene que ver con ahorrar y hacer dinero. Parafraseando al ex presidente Clinton durante su campaña electoral de 1992, no es el clima: ¡es la economía, estúpido!
Una vez más el comunicado de prensa de la Convención brinda pruebas de lo anterior al decir que “El Protocolo de Kioto generó un comercio internacional de emisiones cuyo valor ascendió a US$ 30.000 millones en 2006. La mayor parte del comercio de emisiones ocurrió en el sistema de comercio de emisiones de la Unión Europea (EU ETS), que el año próximo estará vinculado con la comercialización [de emisiones de carbono] en virtud del Protocolo de Kioto. El MDL del Protocolo ya está experimentando un rápido crecimiento.”
Es el acceso a esos miles de millones de dólares, y no el clima, lo que importa. Todo el tiempo se están inventando astutos planes que se esconden tras oscuras siglas que el público en general no puede descifrar: MDL, IC, PCF y muchas otras. Ahora en Bali se discutirá en torno a dos nuevas siglas, RED y REDD, que significan “Reducción de emisiones de la deforestación” y “Reducción de emisiones por deforestación y degradación” respectivamente.
El juego de RED/REDD está por empezar en Bali. Los jugadores de los gobiernos del Sur, que están destruyendo activamente los bosques de sus países y por lo tanto liberando enormes cantidades de dióxido de carbono a la atmósfera, declararán que es necesario que se los “compense” para conservar los bosques y el carbono allí almacenado. Los gobiernos del Norte, que contribuyen activamente a la destrucción de esos mismos bosques con inversiones y comercio, declararán su voluntad de pagar siempre que sus propias emisiones de enormes cantidades de dióxido de carbono se “compensen” a través del comercio del carbono.
Por supuesto que es necesario conservar esos bosques, pero no simplemente a causa de su capacidad para almacenar carbono. Entre muchas otras razones, porque ayudan a regular el ciclo del agua y contienen la mayor parte de la biodiversidad terrestre. Más importante todavía, porque son hogar de innumerables pueblos y culturas que dependen de ellos. A ese respecto los gobiernos del Sur necesitan que se les recuerde que la conservación de los bosques es una obligación para con sus propios pueblos y no un bien negociable en el mercado. Por su parte, los gobiernos del Norte necesitan que el mundo entero les recuerde que sus emisiones procedentes de combustibles fósiles están destruyendo el clima del planeta y no pueden “compensarse” pagando para conservar los bosques o comprando créditos de carbono a otros países.
La pregunta es: ¿podemos esperar algo positivo de la reunión de Bali? La triste respuesta es que lo dudamos mucho. Para empeorar las cosas, el Banco Mundial aprovechará esta oportunidad para intentar vender su invento más reciente, llamado Forest Carbon Partnership Facility, mientras que intermediarios del carbono, empresas de energía nuclear, tratantes de agrocombustibles, corporaciones hidroeléctricas, firmas de biotecnología y consultores varios intentarán vender sus mercancías y servicios en lo que ha terminado pareciéndose más a una feria que a una convención de la ONU.
Por supuesto que las ONG que participan en las reuniones de Bali podrán hacer algún control del daño con relación a algunas de las propuestas más perjudiciales presentadas por los gobiernos, pero su principal responsabilidad será informar después al público de lo que sus gobiernos NO están haciendo para resolver el cambio climático. Son las personas, y en particular los grupos más vulnerables como las mujeres, hombres, niñas y niños pobres, quienes más sufrirán y quienes por lo tanto necesitan estar bien informadas, porque solamente personas informadas podrán obligar a los gobiernos a actuar de verdad antes de que sea demasiado tarde. No es la economía: ¡es la humanidad, estúpido!