La FAO, la Organización para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas, organizará el próximo 18 de este mes un evento paralelo a la Conferencia Rio+20. El nombre de dicho evento es: ‘Bosques: el corazón de la economía verde’. La FAO afirma que los emprendimientos sustentables que se basan en los bosques pueden ofrecer un camino de transición hacia una economía de bajo carbono, y completa que ‘el evento destacará el papel de los bosques y de la industria para garantizar el sustento local’. También considera que el manejo de los bosques realizado de manera inteligente desde el punto de vista climático es visto “como un esfuerzo de colaboración entre los custodios de los bosques públicos, empresas privadas y las comunidades locales”. (1)
Es sabido que existen experiencias de manejo sustentable de bosques tropicales, practicadas por pueblos de los bosques desde hace muchas generaciones, y basadas en un conocimiento profundo y una visión holística del bosque. Sin embargo, esas comunidades enfrentan cada vez más dificultades para sobrevivir visto que otro manejo – depredador - de los bosques tropicales, basado en la extracción de madera, en la expansión de plantaciones industriales de árboles como la palma aceitera, en la minería y en obras de infraestructuras para generación de energía, estimula una destrucción incesante. Entre 2000 y 2010 se destruyeron 130 millones de hectáreas de bosques tropicales. Y la moda de los “servicios ambientales” - otro tema de debate en el evento de la FAO - es otra amenaza para los pueblos de los bosques, bajo la forma de proyectos REDD+ (ver Boletín Nº 169).
El hecho de que el bosque aún se considere únicamente como una fuente de madera, y sea explotado por empresas privadas que se benefician del consumo de productos de madera de lujo, principalmente en los países del Norte, está íntimamente relacionado con la definición de bosque que da la FAO: “superficie que mide más de 0,5 ha con árboles de más de 5 mts. de altura y una cubierta de copa superior al 10%, o árboles capaces de alcanzar esos parámetros in situ”. Pero el bosque es mucho más que árboles, es toda una diversidad biológica que incluye a las comunidades humanas que viven en él o dependen de él. (2)
Lo que se necesita, como destaca la FAO, es un ‘esfuerzo de colaboración”, pero en el evento ello se traduce en la presencia de conferencistas de los gobiernos, del Banco Mundial y del sector forestal industrial, como la Asociación Brasileña de Celulosa y Papel (BRACELPA), uno de cuyos integrantes es Suzano, y UPM, una empresa finlandesa transnacional. No se invita a representantes de las comunidades, ni de quienes manejan el bosque de forma realmente sustentable, ni de quienes son afectados por las actividades de las empresas de monocultivos de árboles o de explotación maderera, certificadas muchas veces por el FSC como ‘sustentables’, a pesar de los reclamos y el sufrimiento que esas comunidades informaron en varios casos. No es ninguna sorpresa que el FSC también se haga presente en el evento de la FAO.
De todas formas, es evidente que para las comunidades hoy impactadas negativamente por las políticas promovidas por la FAO sería mucho mejor si la FAO - un organismo de la ONU – tratara de dialogar directamente con ellas y no con el sector privado, como forma de rever su definición de bosques. Éste es el corazón de la cuestión. Reconsiderar esa definición e involucrarse en un diálogo con las comunidades para elaborar directrices sobre políticas de protección efectiva de los bosques sería, realmente, un camino inteligente.
(1) http://www.fao.org/forestry/trade/76571/es/
(2) http://www.wrm.org.uy/forests.html
Por Winnie Overbeek, WRM, winnie@wrm.org.uy