La participación de la banca europea para el desarrollo en una empresa congoleña de aceite de palma perpetúa el racismo del acaparamiento de tierras de la época colonial

Imagen
Pueblo de Bokala-wamba, dentro del área de concesión de la plantación de palma aceitera Lokutu de ex-Feronia, provincia de Tshopo, RDC.

Los bancos europeos de desarrollo han financiaron a una empresa de plantaciones en RDC cuyo accionar de injusticia y violencia se remonta al acaparamiento de tierras de la época colonial. Cuando la empresa entró en bancarrota en 2020, eligió defender el brutal modelo de plantaciones y, por tanto, continuó siendo cómplice de la perpetración de violencia y racismo que representa este “desarrollo”.

A lo largo de la colonización europea del continente africano se utilizó un brutal sistema de plantaciones de monocultivos para tomar el control de los palmares de palma aceitera de la población local y destruir grandes superficies de bosques para establecer plantaciones industriales. Uno de los mayores beneficiarios de esta brutalidad en la Cuenca del Congo fue el empresario británico Lord Leverhulme, a quien la administración belga adjudicó en 1911 una cuantiosa concesión de un millón de hectáreas de tierra. La empresa de Leverhulme dependía del trabajo forzado y la represión violenta para extraer los frutos de la palma aceitera de las tierras en el Congo con destino a sus fábricas de jabón en el Reino Unido. La compañía que instaló en el Congo existe hasta hoy, bajo el nombre Plantations et Huileries du Congo (PHC). Hasta 2009, PHC era de propiedad de la multinacional de productos alimenticios Unilever. El historiador belga David van Reybrouck, señala en su libro que para una empresa que “comenzó como fabricante de jabón a escala industrial, convertirse en la multinacional Unilever se lo debe en parte al Congo”. (1)

Desde 2011, PHC ha recibido alrededor de 200 millones de dólares de financiamiento de bancos europeos para el desarrollo, ya sea directamente o a través de la compañía canadiense Feronia Inc., que en 2009 compró a Unilever las acciones de PHC. El nombre Unilever todavía apunta a los cofundadores británicos de la multinacional: la compañía británica de jabón Lever Brothers, de Lord Leverhulme. Actualmente PHC tiene contratos de concesión para 107.000 hectáreas de tierras en tres provincias de la República Democrática del Congo (RDC), que fueron parte de este cuantioso acaparamiento de tierras en la época colonial.

En junio de 2020, Feronia Inc. se declaró en bancarrota. La subsiguiente reestructuración de la compañía y renegociación de las obligaciones de deuda de Feronia-PHC significaron una oportunidad única para que los bancos europeos para el desarrollo empezaran a introducir cambios a esta injusticia colonial. Pero no estaban interesados. Aparentemente no hubo ningún intento por discutir con las comunidades y el gobierno de RDC - en su calidad tanto de poseedor del 20 por ciento de PHC como de emisor de los contratos de concesión -  cómo podría utilizarse el proceso de reestructuración para devolverles a las comunidades tanto las tierras como las decisiones sobre su uso.

Por largo tiempo las comunidades que viven dentro de las concesiones reclamadas por PHC han buscado recuperar el control sobre sus tierras y pidieron negociar con la empresa, con los bancos para el desarrollo y con las autoridades de gobierno, para definir las condiciones con las cuales la empresa podría ser autorizada a continuar funcionando. Enviaron varias cartas, memos y declaraciones a autoridades de gobierno, representantes de empresas y de bancos para el desarrollo que financian a Feronia y a PHC.

En noviembre de 2018, la organización RIAO-RDC (Réseau d’Information et d’Appui aux ONG en République Démogratique du Congo), que brinda apoyo a las comunidades, presentó una demanda en nombre de las comunidades que viven en dos de los lugares de plantaciones de PHC, ante el Mecanismo Independiente de Quejas (ICM, por su sigla en inglés) de los bancos para el desarrollo de Alemania, Holanda y Francia, que financian a Feronia-PHC. (2) El 7 de enero de 2019 se dio lugar a la demanda. La reclamación cita una serie de razones por las cuales los contratos de concesión no son válidos. Entre dichas razones figura que las comunidades nunca dieron su consentimiento a que sus bosques ancestrales fueran convertidos en plantaciones industriales de palma aceitera, y que los contratos de concesión contienen errores que los vuelven nulos y vacíos. Incluso un anexo al acuerdo de crédito de diciembre de 2015 entre PHC y los bancos para el desarrollo, enumera a varios de los contratos de concesión como “todavía sin validez”.

En lugar de dignificar las demandas de la comunidad, y concertar las negociaciones de reestructuración que siguieron a la bancarrota de Feronia con la mediación pendiente del ICM, los bancos entregaron los derechos de concesión de las plantaciones y refinerías de PHC a una oscura compañía de capital privado llamada KKM, con sede en Mauricio. El banco británico para el desarrollo, el Grupo CDC, habría aceptado pérdidas de más de 50 millones de dólares en el proceso. Cuando Feronia declaró la bancarrota en junio de 2020, el Grupo CDC tenía el 41 por ciento de las acciones de la compañía. Los bancos para el desarrollo de Alemania, Holanda y Bélgica (3) mantuvieron una parte de los títulos de concesión de PHC como seguridad para los 49 millones de dólares de préstamo que dieron a PHC en 2015, y que la empresa aún tiene que devolver. Se dice que están dispuestos a perdonar de inmediato el 50 por ciento de su préstamo impago de 49 millones de dólares. Es posible que cancelen otro 30 por ciento si el nuevo dueño ejecuta un plan de acción para renovar las casas de los trabajadores y construir escuelas, puestos de salud y pozos de agua - obligaciones que ya eran parte de un plan de acción que los mismos bancos negociaron con la empresa cuando aprobaron el préstamo en 2015, y que Feronia-PHC no ha cumplido por años.

Así, en un contexto en el que los bancos europeos para el desarrollo sabían muy bien de las demandas de la comunidad para la restitución de sus tierras (4); de las condiciones de explotación en que se llevaba a cabo el trabajo en las plantaciones de palma aceitera de la empresa a pesar de la inyección de millones de dólares a lo largo de los años (5); de las tensiones violentas (y mortales); y los arrestos arbitrarios de comuneros en los lugares de plantaciones (6), y cuando poseían cerca de la mitad de los derechos a las refinerías y contratos de concesión de PHC y eran dueños de la mayoría de la deuda de Feronia-PHC, ni siquiera entonces, los llamados bancos para el desarrollo procuraron dar participación a las comunidades y al gobierno de RDC para estudiar cómo comenzar a poner fin a esta injusticia que se remonta al acaparamiento de tierras de la época colonial. Prefirieron entregar las renovadas plantaciones industriales y refinerías a otra compañía privada con sede en Mauricio.

En este dogmatismo neoliberal, la ideología restringe tanto el horizonte de cómo los bancos para el desarrollo ven al “sector privado” que la opción de invertir en empresas controladas por la comunidad parece inexistente. Es ese dogmatismo el que mantiene a las comunidades que viven dentro o alrededor de las plantaciones de PHC en la pobreza, obligadas a trabajar por el jornal diario en sus tierras ancestrales y expuestas al acoso y la violencia sistemática de los guardias de seguridad de la empresa. ¿Acaso los bancos siquiera consideraron cómo ‘desbloquear’ los beneficios de un ‘camino al desarrollo’ basado en una gestión y una autonomía comunitaria a partir del control de sus tierras ancestrales? El potencial que tienen esas vías alternativas para las comunidades resulta evidente con la experiencia de varias comunidades de la plantación Lokutu de PHC. A comienzos de 2020, comunidades ocuparon unas 300 hectáreas de tierra de plantaciones que habían sido abandonadas después de que Feronia quebrara y comenzaron su propio procesamiento de aceite de palma. Recuperaron una autonomía y unos niveles de ingresos nunca antes alcanzados mientras trabajaron como jornaleros y jornaleras en las plantaciones de PHC, en condiciones similares a la esclavitud. “Estamos felices de tener finalmente acceso a las tierras que cuidamos durante tanto tiempo”, dice el Sr. EBAMBOLA, administrador la fábrica. “Con el acceso a estas tierras podemos reanudar nuestra producción de aceite de palma, que fue violentamente interrumpida con la colonización. Desde que comenzó la semana, tan solo yo vendí 15 tambores de aceite, lo que me dio una ganancia de 300 francos congoleños (US$ 150). Eso es siete veces más de lo que podríamos ganar trabajando muy duro para la empresa durante un mes entero”. (7)

La decisión de los bancos europeos para el desarrollo de ignorar los reclamos de la comunidad de respeto a sus derechos consuetudinarios a la tierra también deja al desnudo el tipo de racismo que Larry Lohmann describe en un artículo de 2016 para el Boletín 223 del WRM (8). Lohmann explica que “El precario negocio de Feronia no podría sostenerse si no hubiera ocupado las tierras boscosas robadas a las comunidades establecidas a lo largo del río Congo bajo la ocupación colonial belga entre 1908 y 1960. Dado el persistente legado de desnutrición y dependencia de salarios de pobreza que continúa afectando a la población local, ¿acaso no es racista que CDC sostenga que sólo trata de “mejorar una situación” “heredada”, de la cual no tiene ninguna responsabilidad, y por la cual no puede hacer nada?

Los abusos y las injusticias son parte inseparable de este modelo industrial de plantaciones. En las plantaciones de PHC, esto incluye reportes de comunidades sobre un gerente belga de las plantaciones de Boteka, quien se dice habría reinstalado los azotes públicos de comuneros que eran acusados de robar frutos secos de palma en las plantaciones de Feronia-PHC. Los comuneros han estado con terror de denunciar los incidentes, con la experiencia reciente de la impunidad de la que gozaba quien fuera el sospechoso del asesinato de Joël Imbangola Lunea, miembro de RIAO-RDC, que fue asesinado en 2019 por un guardia de seguridad de Feronia-PHC, el cual regresó a la comunidad y aterrorizó a los testigos. (9)

Claramente, la bancarrota de Feronia Inc. fue una situación en la que los bancos para el desarrollo podrían haber hecho mucho para reconocer la herencia colonial que dejaron sus países en el Congo. Pero eligieron no hacerlo. En cambio, sostuvieron el brutal modelo de concesión de plantaciones y argumentaron que la explotación inherente a este modelo les traería “desarrollo”. Es como si los documentados horrores de este sistema de plantaciones coloniales no existieran. En tanto los bancos para el desarrollo continúan financiando este modelo de desarrollo colonial, siguen siendo cómplices de la perpetración de violencia y racismo en el Sur global que representa este modelo de desarrollo.

Como expresó en 2018 una mujer integrante de RIAO-RDC en una entrevista que le hizo el WRM: “Las mujeres están dispuestas a reclamar sus tierras, a cultivar como lo hicieron sus abuelas antes de que la compañía llegara y se adueñara de sus tierras. Quieren cultivar alimentos de nuevo, quieren poder volver a pescar en los arroyos y ríos cercanos a sus aldeas. Quieren volver a producir aceite de palma, como lo hicieron sus abuelas. Y no solo aceite de palma. La palma aceitera proporciona muchos otros productos que las mujeres solían preparar. Producir aceite de palma es una antigua tradición para las mujeres en esta parte del mundo. Quieren poder ganarse la vida donde viven, no verse obligadas a dejar sus aldeas para comprar cosas en el exterior y revenderlas porque ése es el único escaso ingreso que pueden generar. Quieren trabajar en sus aldeas, cultivar sus campos y palmerales, recolectar su comida tradicional en el bosque.” (10)

RIAO-RDC y WRM
wrm@wrm.org.uy

Aquí podrán encontrar (en inglés) una serie de artículos noticiosos, informes y declaraciones de comunidades contra el actual acaparamiento de tierras de corte colonialista por parte de Plantations et Huileries du Congo.

(1) David Van Reybrouck (2010): Congo: The Epic History of a People. Ver también: Historical PR Video The Wealth Of The World - Congo Harvest Reel 2 Of 2 (1950-1959)
(2) Demanda de la comunidad contra el financiamiento de PHC por DEG-FMO, disponible aquí.
(3) Además, los bancos para el desarrollo de Francia, España y Estados Unidos brindaron financiamiento a Feronia-PHC a través de sus inversiones en el fondo Emerging Africa Infrastructure Fund (EAIF) y el Fondo Africano para la Agricultura (AAF por su sigla en inglés).
(4) Para ver la demanda de la comunidad, ver el vínculo (2). Ver también aquí por mayor información sobre la reciente historia de la oposición de la comunidad a la continuada ocupación de sus tierras ancestrales por PHC.
(5) Human Rights Watch (2019): DR Congo: Development Banks Linked to Palm Oil Abuses.
(6) Acción exigiendo la liberación inmediata de los aldeanos presos con cargos falsos; y Guardia de seguridad de Feronia absuelto de asesinato de defensor congolés de la tierra.
(7) Comunidades toman el control de plantaciones abandonadas por Feronia PHC.
(8) Boletín 223  del WRM: “Negro de mierda” y “Naturaleza”: ampliando el concepto de racismo ambiental, 2016
(9) Farmlandgrab, Development banks must be held accountable for their disastrous oil palm plantation investments in the Congo, 2020
(10) Boletín 239 del WRM, El acallado sufrimiento de las mujeres que viven en los alrededores y dentro de las plantaciones industriales de palma aceitera de Feronia, en la República Democrática del Congo, 2018