Aung Ngyeh, un Karenni de 31 años, huyó a Tailandia en 2002, obligado a abandonar su hogar en el estado de Karenni por la guerra de las fuerzas armadas de Birmania contra las poblaciones étnicas. Hoy vive en el campo de refugiados sobre la frontera con Tailandia y trabaja con el Grupo Karenni de Investigación para el Desarrollo (KDRG) en la campaña para detener las inversiones extranjeras en los proyectos de “desarrollo” del régimen birmano.
Para Aung Ngyeh y miles de desplazados como él, los proyectos de “desarrollo” de la dictadura militar de Birmania tales como las represas en el río Salween (así como ferrocarriles, carreteras, minas y gasoductos), son armas de guerra utilizadas por la junta para acosar y expulsar a los pueblos étnicos.
A la edad de 16 años, Aung Ngyeh realizó trabajos forzados en la construcción de las ferrovías no muy alejadas de la zona de la represa de Mobye, que alimenta las usinas hidroeléctricas de Lawpita. Construida a principios de 1960 con financiación japonesa en las cataratas de Lawpita, en el río Balu Chuang, estado de Karenni, la represa de Mobye fue el primer proyecto hidroeléctrico birmano.
El embalse de la represa, que abarca cerca de 207 kilómetros cuadrados, implicó que alrededor de 12.500 Karenni perdieran para siempre sus hogares y campos. Las personas que vivían cerca de las usinas fueron obligadas a irse a punta de revólver y sus campos fueron minados.
A partir de 1960, y debido principalmente a los esfuerzos por controlar la zona de Lawpita, las fuerzas militares de Birmania aumentaron su presencia en el estado de Karenni a más de 24 batallones permanentes. Los soldados que merodean la zona mantienen a la población en un estado constante de terror. El trabajo forzado y el transporte obligado de cargas, el acoso, la extorsión y los asesinatos aleatorios son comunes, así como la violencia sexual dirigida específicamente a las mujeres de grupos étnicos. Los militares han llegado incluso a perpetrar violaciones en grupo.
A pesar de las penurias que deben soportar, los Karenni obtienen escaso beneficio de la represa de Lawpita. Por lo menos el 8% del estado de Karenni no recibe electricidad, que se destina a Rangún (Yangón) y Mandalay; de cualquier forma, para la mayoría de los pobladores rurales el precio de la energía es inaccesible. Además, como el caudal del río Balu Chaung se desvía a las turbinas de la represa, los pobladores no pueden obtener agua para sus campos cuando la necesitan y para ellos la escasez de agua es crónica.
El estado de Karenni se sitúa en el borde oriental de Birmania, entre la provincia tailandesa de Mae Hong Son al este y los estados de Shan al norte y Karen al sur. Este estado, muy diverso culturalmente, tiene siete municipios con una población local de cerca de 300.000 personas que también incluye “poblaciones desplazadas internas”.
Los pueblos Kayah constituyen la mayoría de los habitantes del estado pero hay otros grupos étnicos como los Gekho, Geba, Karen, Kayan (Paduang), Kayaw, Bre, Manumanaw, Shan, Yinbaw y Yintalai. Cada grupo tiene su propio lenguaje, sus costumbres y sus creencias; dentro de cada grupo pueden existir también dialectos distintos y otras diferencias. La mayoría de la gente practica el cultivo de arroz de montaña y de tierras bajas junto con la pesca, la caza y la recolección de productos del bosque.
Los siete municipios del estado de Karenni se corresponden a grandes rasgos con los antiguos reinos de los reyes Karenni o Sawphyas, que gobernaban en forma independiente. Los reinos Karenni nunca fueron subyugados, ni siquiera bajo el dominio colonial británico, y permanecieron separados e independientes hasta 1948, cuando Birmania obtuvo su independencia de los británicos, hecho que refleja las tensiones que hoy existen con la dictadura birmana.
Después de la independencia los birmanos establecieron el gobierno de la Liga Popular Anti Fascista para la Libertad, en tanto los Karenni formaron un gobierno paralelo, el Gobierno Karenni de Resistencia encabezado por U Be Tu Re.
En 1948 el ejército birmano invadió los estados Karenni y asesinó a U Be Tu Re. Desde entonces, varios grupos armados Karenni --como el Frente de Liberación Popular de las Nacionalidades Karenni-- han combatido a los birmanos. A partir de 2002, todos los grupos salvo el Partido Nacional Progresista Karenni, formado en 1957 a partir del Gobierno Karenni de Resistencia, han firmado acuerdos de alto el fuego con la junta de Birmania.
La junta se sirvió del alto el fuego como pretexto para ganar posiciones más estratégicas para un mayor control de la zona Karenni. Después del alto el fuego, la junta también recogió los nombres de las personas que participaban en diversos grupos de liberación Karenni.
He aquí por qué, explica Aung Ngyeh, él todavía no puede regresar a su hogar en el estado de Karenni, pues ha sido marcado por el ejército de Birmania. Sin embargo, esto no le impidió volver hace un tiempo a otras partes del estado, escondiéndose en el bosque y caminando o viajando con los aldeanos que lo recogían, haciendo todo el camino hasta el estado de Shan para observar las condiciones actuales.
Aung Ngyeh dice que una gran cantidad de Karenni ya se han ido del estado: algunos a zonas fronterizas en Tailandia, otros a esconderse en los bosques cercanos a las aldeas destruidas y la gran mayoría forzados a trasladarse a campos de reasentamiento donde la junta los utiliza como mano de obra.
Las aldeas afectadas por los reasentamientos forzados cubren por lo menos la mitad de la superficie de estado de Karenni y son el hogar de entre 20.000 y 30.000 personas como mínimo. La junta no les dio más que una semana para mudarse a los lugares especificados y declaró que si se los encontraba fuera de estos sitios se los consideraría soldados enemigos y se les dispararía en el acto.
Durante el reasentamiento los militares saquearon e incendiaron graneros, mataron ganado y obligaron a todos, incluso niños, embarazadas y ancianos, a caminar por las montañas hasta los lejanos lugares de reasentamiento.
Cerca de los abarrotados campos de reasentamiento hay poca tierra cultivable para poder plantar. Sin alimentos adecuados ni asistencia médica, la gente sufre de desnutrición y enfermedades como la malaria; las mujeres son violadas constantemente por soldados armados y se asesina a quienes intentan escapar y son capturados.
Dados los impactos de la represa de Lawpita y la continuación de la guerra y los realojamientos forzosos por parte de la junta, Aung Ngyeh opina que los proyectos futuros como las represas en el río Salween solamente pueden empeorar la situación de por sí insoportable de los pueblos Karenni.
Ahora Tailandia y Birmania han acordado la construcción de cuatro represas a lo largo del río Salween en Birmania, específicamente en Tasang (estado de Shan) y en Hatgyi, Weigyi y Dagwin (estado de Karen). Las represas del Salween producirán en total entre 15.000 y 20.000 megavatios de electricidad que se venderán a Tailandia.
La represa de Weigyi, cuya construcción empezaría en 2007, es por lo menos diez veces mayor que la represa de Mobye y los peores impactos los sufrirán los Karenni. Aunque se construirá en el estado de Karen, el embalse de la represa inundará más de 640 kilómetros cuadrados en el estado de Karenni, que incluyen la mayor parte de los bosques de tierras bajas y las tierras agrícolas de la zona, y alterará la pesca fluvial.
Aunque no hay estudios disponibles sobre los bosques en la zona de Salween en el estado de Karenni, se sabe que el embalse de Weigyi sumergirá cientos de kilómetros cuadrados de bosques de tierras bajas situados en una ecorregión que se considera rica en biodiversidad.
La represa de Weigyi sumergiría completamente 28 aldeas en cuatro municipios Karenni, incluidas las ciudades de Pasaung y Bawlake; aunque muchos pobladores ya han sido forzados a reasentarse a lo largo de los años, se calcula que la represa todavía afectaría directamente a unas 30.000 personas. Esta cifra incluye la totalidad de la tribu de los Yintalai, de cerca de mil personas, un grupo subétnico de los Kayah cuyas tierras ancestrales están en Pasaung y Bawlake.
Mientras tanto, se calcula que un tercio de la población ya ha sido reasentada o desplazada forzosamente y hay más de 22.000 refugiados Karenni registrados en los campos tailandeses. Si se sigue adelante con la construcción de las represas del Salween, muchas de estas personas nunca podrán regresar a sus hogares.
Los grupos Karenni están exhortando a Tailandia y otros inversores como China que detengan todos los planes de represas en el río Salween, incluso la represa de Weigyi. Para los Karenni, diezmados por medio siglo de guerra y violencia de parte de la junta birmana, las represas del Salween prometen solamente más sufrimiento.
Por Noel Rajesh, correo-e: rajesh@sea-user.org
La información sobre los pueblos Karenni y las represas de Lawpita y Salween se basan en el informe “Dammed by Burma’s Generals: The Karenni experience with hydropower development – from Lawpita to the Salween” publicado por el Grupo Karenni de Investigación para el Desarrollo (KDRG). Para obtener el informe completo, visite www.salweenwatch.org o escriba a kdrg05@yahoo.com.