Las represas en el curso principal del Mekong destruirían los recursos pesqueros para millones de personas

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“El Mekong importa a las personas que viven en sus alrededores tal vez más que cualquier otro río en la tierra,” escribió Fred Pearce en su libro sobre los ríos del mundo, “When the Rivers Run Dry”. Algo así como dos millones de toneladas de peces se pescan cada año en el río Mekong, cifra sólo superada por el Amazonas. En Camboya, el 70% de la ingesta de proteínas de los aldeanos proviene del pescado. El Mekong también es extremadamente diverso, con unas 1.300 especies de peces; también en este caso está en segundo lugar, luego del Amazonas.

El caudal del Mekong es el más variable de todos los ríos importantes del mundo. Durante el monzón, corre por él 50 veces más agua que durante la estación seca. Esta variabilidad es crucial para la pesca en el Mekong. Cada año, cuando las lluvias del monzón transforman al Mekong en un torrente embravecido, el Tonle Sap, su afluente en Camboya, invierte su curso e inunda una vasta zona, denominada el Gran Lago. Los bosques inundados son un ecosistema increíblemente productivo. Una enorme cantidad de alevines son arrojados al lago y se alimentan de la vegetación flotante. Existe una gran industria pesquera en el Gran Lago.

La pesca excesiva es una amenaza para esta fecundidad, pero la mayor amenaza es una serie de represas que han sido planificadas para el curso principal del río. China ya construyó varias represas en el alto Mekong, y otras están previstas. En los últimos años, Laos, Tailandia y Camboya han estado desempolvando proyectos que fueron pensados décadas atrás, para construir diez represas en el curso principal del Mekong.

En febrero de 2008, el gobierno de Laos firmó un acuerdo de desarrollo de proyecto con Mega First Corporation Berhad, una empresa de ingeniería malaya, para construir la represa de Don Sahong. Esta bloquearía el canal Hoo Sahong “con consecuencias
devastadoras para la pesca y los medios de vida basados en la pesca, tanto a nivel local como en toda la región del Mekong”, señala un nuevo informe de International Rivers sobre las represas en Laos.

Dos meses antes de la firma del acuerdo de Don Sahong, más de doscientas ONG de 30 países (incluyendo el WRM), escribieron a
la Comisión del Río Mekong, el organismo intergubernamental que se supone maneja el desarrollo en el río. Las ONG se quejaron de que “A pesar de las serias implicaciones ambientales y económicas que tendrá una represa en el bajo Mekong, la Comisión del Río Mekong permaneció en silencio. Consideramos esto como una extraordinaria abdicación de su responsabilidad.” En febrero de 2008, la CRM designó como nuevo presidente a un ingeniero, Jeremy Bird. El silencio de la CRM a propósito de las represas sobre el curso principal del río ha sido ahora reemplazado por un apoyo declarado.

“Las espectaculares fluctuaciones de los precios del gas y el petróleo durante el último año y la creciente evidencia sobre el cambio del clima del planeta han enfocado la atención mundial en la necesidad de fuentes sostenibles de energía limpia,” escribió Bird en setiembre de 2008 en el diario tailandés The Nation. El río Mekong es “una fuente de energía colectiva con un enorme potencial” escribió. “Al día de hoy, sólo un 5% de dicho potencial ha sido aprovechado.”

Como señala Patrick McCully, de International Rivers, las represas no son fuentes de energía limpia. “Las represas y embalses son una de las principales fuentes de calentamiento global,” dijo McCully el año pasado durante una exposición en el Commonwealth Club de California. La materia orgánica que se pudre en los embalses detrás de las represas emite dióxido de carbono, metano y óxido nitroso. Otras emisiones provienen de la enorme cantidad de cemento utilizada para construir las represas, y del desmonte y la caminería para construirlas. McCully señala que, en los trópicos, las emisiones de las represas son comparables y en algunos casos muy superiores a las de una planta generadora de energía a base de combustible fósil, de tamaño equivalente.

En setiembre de 2008, la CRM organizó una reunión en Vientiane para discutir las propuestas de construcción de represas en el bajo Mekong. De los millones de personas que serán afectadas si las represas se construyen, ninguna fue invitada a la reunión. Bird explicó a un periodista de Inter Press Service que él no veía eso como un problema. Además la reunión se llevó a cabo en inglés y “en un ambiente con el que las comunidades no están familiarizadas”. Bird agregó que “lo importante para nosotros es conocer las preocupaciones y los problemas de aquellas comunidades, y eso podemos hacerlo de muchas formas.”

Si bien Bird reconoció que “la migración de los peces se ha vuelto un punto central de la discusión,” no piensa que sea un motivo para detener la construcción de la represa. Según Bird, “se harán enormes esfuerzos para, ante todo, evitar esos impactos; si esto no es posible, se trabajará para minimizarlos y luego mitigarlos en la medida de lo posible.”

El daño que causarán el bloqueo del Mekong con cemento y la alteración drástica del curso estacional del río no puede ser mitigado. Justificar la construcción de estas represas afirmando que son ‘amigables’ para el clima, como lo hace Bird, es realmente “una renuncia extraordinaria de responsabilidad”. La pesca en el Mekong ya ha sido severamente afectada por la construcción de represas río arriba, en China. Construir represas río abajo destruiría la pesca por completo. Al mismo tiempo, condenaría a millones de personas a una grave escasez de alimentos y a una pobreza creciente.

Chris Lang, http://chrislang.org