Liberia es un país rico en biodiversidad, con acantilados rocosos y lagunas que dan al océano Atlántico, con planicies cubiertas por bosques y sabanas, y bosques tropicales en las montañas cruzadas por rápidos y cascadas, lugares que constituyen el hogar de los pueblos Kpelle, Bassa, Gio, Kru, Grebo, Mano, Krahn, Gola, Gbandi, Loma, Kissi, Vai, y Bella. Los bosques perennes y semicaducos de Liberia también son refugio de numerosas especies de flora y fauna, muchas de ellas raras y únicas.
A pesar de toda su riqueza, Liberia es un país empobrecido, ahogado por el peso de una abultada deuda externa. Por esas razones se ha visto obligado a seguir el mismo camino de tantos otros países del sur: vender sus recursos. La Naturaleza se convirtió en una mercancía y como tal se hace uso y abuso de ella, según los dictados del mercado: los bosques actualmente son la segunda fuente de divisas extranjeras de Liberia.
La tala de bosques con tractores oruga y máquinas excavadoras para “preparar” el terreno para plantaciones de cacao, café, caucho y palma aceitera; la extracción de oro, diamantes o hierro utilizando generalmente métodos contaminantes de minería a cielo abierto; la construcción de carreteras para acceder a las especies de árboles con valor comercial; el madereo y la deforestación, son las actividades que se están llevando a cabo para cumplir las demandas consumistas de los mercados en especial de Europa y EE.UU., donde el alto nivel de vida permite a las personas entregarse a caprichos lujosos. Las grandes empresas a través de concesiones e incluso de invasiones, ejecutan la destrucción.
Recientemente, una acción de Greenpeace puso sobre la mesa el tema de Liberia, acusando a la compañía Greek Shelman de ser una de las puertas a la Unión Europea para la importación de madera de Africa Occidental. Los activistas de Greenpeace abordaron el barco de la compañía y encontraron troncos sospechosos de provenir de la conocida empresa malaya Oriental Timber Company (OTC), que controla el puerto liberiano de Buchanan. OTC está acusada de corrupción, madereo ilegal y participación en el tráfico transfronterizo de armas que ha alimentado la guerra civil en el vecino país de Sierra Leona. La Shelman presume en su página web de ser “líder mundial en productos de madera africana” para pisos de madera dura fabricados con especies valiosas como caoba, iroko, aniegre y limba. La empresa negó deliberadamente la compra de madera a la OTC, pero no quiso hacer comentarios sobre la acusación de Greenpeace.
Los bosques liberianos están siendo destruidos y hay más de un responsable por esa situación. No son sólo los gobiernos buscando dinero en efectivo, sino también quienes están al final de la cadena (los consumidores del norte) y en el medio, las compañías comerciales y las entidades financieras que proporcionan fondos para la totalidad del proceso.
Cuando hablen de la conservación de los bosques en las conferencias internacionales, ¿asumirán todos los países involucrados (desde Liberia y Sierra Leona hasta Europa y EE.UU.) su cuota de responsabilidad y tomarán las medidas necesarias para resolver el problema?
Artículo basado en información obtenida de: “Greece is latest gateway for rape of Africa’s rainforests”, The Independent – United Kingdom, 2 de mayo de 2002, by Daniel Howden; Investigative Report on Oriental Timber Corporation – Special To The Perspective – The Perspective, 20 de marzo de 2000; Greenpeace Exposes Greek Links to Liberian Ancient Forest Crimes, 22 de marzo de 2002;