Cuando el Banco Mundial adoptó su nueva Política sobre Bosques (OP 4.36) en 2002 declaró que ‘El Banco no apoya proyectos que en su opinión involucren la conversión significativa o la degradación de zonas boscosas críticas o de hábitats naturales críticos relacionados’. Sin embargo, en los cinco años siguientes y a pesar de las repetidas indagaciones de algunas ONG como el WRM, el Banco Mundial no ha podido aclarar de qué forma determina cuáles son las zonas ‘críticas’. Todo lo que ha dicho es que los bosques críticos y los hábitats críticos incluyen las zonas protegidas existentes y las propuestas oficialmente, las zonas de importancia cultural como los bosquecillos sagrados, los ‘sitios que mantienen condiciones vitales para la viabilidad de áreas protegidas’ y los lugares identificados en listas complementarias elaboradas por el Banco o una autoridad por él reconocida. La política de 2001 sobre ‘Hábitats naturales’ del Banco solamente dice que ‘El Banco espera que el prestatario tenga en cuenta los puntos de vista, las funciones y los derechos de los grupos involucrados, incluidas las organizaciones no gubernamentales y las comunidades locales’.
Es evidente que el Banco Mundial todavía carece de un proceso claro para determinar qué son ‘bosques críticos’, aunque esto no le ha impedido financiar proyectos forestales. El examen documental a cargo del Programa por los Pueblos de los Bosques de 21 proyectos relacionados con los bosques, aprobados a partir de principios de 2003, demuestra que los conceptos de ‘bosques críticos’ y ‘hábitats naturales críticos’ se han aplicado solo parcialmente. Los proyectos examinados, cuyo valor conjunto asciende a más de US$ 1.300 millones, son aquéllos que según la clasificación del Banco Mundial ‘afectan los bosques’; la investigación se limitó a revisar los documentos disponibles en el sitio web del Banco Mundial.
Según lo que puede discernirse a partir de dichos documentos, parece que en la mayoría de los proyectos ni siquiera se estudió la posibilidad de que en esas áreas pudieran haber ‘bosques críticos’. En esa situación se encuentra el ‘Proyecto para la conservación del suelo de Moldavia’ y el ‘Crédito para la recuperación económica’ de la República del Congo, a pesar de que el sitio web del Banco se los clasifica como proyectos del sector forestal. El ‘Proyecto para el desarrollo rural’ de Azerbaiján, que promueve el establecimiento de parques nacionales, planes de manejo comunitario de los recursos naturales y empresas rurales en una zona del Cáucaso reconocida como extremadamente biodiversa, ni siquiera intentará analizar la posible existencia de ‘bosques críticos’. Si bien en el proyecto chino para la rehabilitación de las cuencas de los ríos Yangtsé (Changjiang) y Perla (Zhujiang), que implica forestación extensiva y planificación del uso de la tierra, se consideró necesario aplicar la Política sobre Bosques –aunque no la política de Hábitats Naturales- pero no procura identificar ‘bosques críticos’, al igual que el ‘Proyecto para la rehabilitación comunitaria de la cuenca de la Laguna de Bay’ de Filipinas.
A pesar de que el ‘Proyecto de carreteras nacionales’ de India, de US$ 620 millones, es un proyecto de categoría A (máxima evaluación del impacto ambiental requerida), no se lo considera ‘disparador’ de la Política sobre Bosques y no se lo somete a la evaluación de ‘bosques críticos’. En este caso, el equipo a cargo de la preparación del proyecto también pensó que el concepto de ‘hábitats naturales críticos’ ‘no corresponde’. Dos proyectos en Honduras, el ‘Proyecto de bosques y productividad rural’ y el ‘Proyecto de bosque sostenible de Pico Bonito’ apenas procuran evitar las zonas protegidas y de amortiguación existentes, sin esfuerzos visibles para identificar primero cuáles bosques podrían ser ‘críticos’ desde el punto de vista del sustento de las comunidades ni desde otros puntos de vista. En el ‘Proyecto sobre gestión de bosques y tierras adyacentes’ de Benín y el ‘Proyecto para el desarrollo de los bosques’ de Rumania tampoco hay evidencia de que el concepto de ‘bosques críticos’ vaya a aplicarse en absoluto. En el ‘Proyecto ambiental y social’ de Laos, que afectará vastas extensiones de las zonas altas boscosas donde ‘las actividades ocurrirán en lugares muy próximos a importantes hábitats naturales y en zonas habitadas por minorías étnicas’, el personal del Banco no ha propuesto medidas para determinar si existen ‘bosques críticos’. A pesar de que el ‘Préstamo para el desarrollo de la gestión de los recursos naturales’ de Gabón respaldará la capacidad de planificación nacional para el desarrollo de los sectores de minería, gas y petróleo, explotación forestal, pesca y conservación, no rinde el examen de ‘bosques críticos, en tanto el ‘Proyecto para el sector de los bosques y el medio ambiente’ complementario se presenta como uno que no resultará en la ‘conversión significativa o degradación de hábitats naturales críticos’. En Costa Rica, el ‘Proyecto de incorporación de instrumentos de mercado para la gestión ambiental’, proyecto conjunto del Banco Mundial y el FMAM, ‘está diseñado para cumplir plenamente con la letra y el espíritu de todas las políticas de salvaguardia del Banco Mundial’, pero los documentos pertinentes no mencionan ninguna evaluación sobre la posible existencia de ‘bosques críticos’.
Del mismo modo, en Camerún el ‘Programa para el sector de bosques y medio ambiente’ del Banco Mundial no aplica el concepto de ‘bosques críticos’. En su lugar se está llevando a cabo la demarcación según el (muy criticado) sistema nacional de división en zonas, que adjudica las tierras a parques, operaciones de madereo y comunidades que habitan junto a las carreteras, proceso en el cual los habitantes de los bosques permanecen invisibles. No se está instrumentando efectivamente el progresista Plan para los Pueblos Indígenas elaborado como parte de este proyecto. En Vietnam, el ‘Proyecto para el desarrollo del sector forestal’ solamente busca ‘hábitats naturales críticos’ al desarrollar las zonas para las plantaciones. Extrañamente, el ‘Tercer proyecto de apoyo al programa ambiental’ de Madagascar figura como ‘no poniendo en marcha’ la Política sobre Bosques, aunque sí la Política sobre Hábitats Naturales, y sí procura conservar los bosques de Mikea. De este modo el proyecto no busca identificar los ‘bosques críticos’ a pesar de que se está llevando a cabo en el marco del Programa de acción ambiental de Madagascar. Ni siquiera el progresista ‘Proyecto de manejo de los recursos naturales’ albanés, que efectivamente promueve el manejo comunitario de los bosques, aplica el concepto de ‘bosques críticos’. Los documentos disponibles sobre el ‘Proyecto de reforestación y protección de los bosques’ de Kazajistán, cuyo objetivo es mejorar el desarrollo de los bosques en todo el país, muestran que para el equipo encargado del proyecto la política de salvaguardia sobre bosques no se pone en marcha, en tanto aún no ha decidido si la Política sobre Hábitats Naturales debe aplicarse o no. No se menciona ninguna evaluación de ‘bosques críticos’.
Esta historia de no cumplimiento parece tener tres excepciones. La primera es el ‘Proyecto de desarrollo y conservación de los bosques’ de Bosnia-Herzegovina, que incluye en forma explícita un componente de Asistencia Técnica co-financiado por la agencia alemana GTZ. Con esto se extenderán los estudios usuales de inventario forestal con el fin de identificar los ecosistemas boscosos críticos, descritos explícitamente como ‘Bosques de alto valor de conservación’, para la conservación de los bosques y la biodiversidad. El segundo es el ‘Proyecto de conservación y manejo de los bosques del arco oriental’ de Tanzania, que procura identificar bosques críticos, sean de cuenca, montanos o de miombo, que se consideran importantes para el sustento local, incluso como fuente de leña. El ‘Segundo Proyecto Forestal Comunitario’ de México también incluirá evaluaciones para evitar toda interferencia con las zonas de bosques críticos y hábitats naturales críticos, aunque hace notar que la capacidad institucional local de llevar esto a cabo es limitada. Sin embargo, no se aclara de qué forma se realizará esta evaluación.
Durante la evolución de su Estrategia sobre Bosques, el Banco Mundial propuso realizar, además de su evaluación a nivel de proyecto, evaluaciones nacionales para identificar los ‘bosques críticos’. Según los planes, esto se haría como parte de las ‘Estrategias de asistencia a países’ y el ‘Trabajo económico y sectorial’ mejorados que garantizarían que la nueva Política sobre Bosques se aplicase ampliamente a todo préstamo del Banco a un país. Sin embargo, ante la falta de un proceso definido para identificar qué son los ‘bosques críticos’, esto no ha ocurrido.
El Equipo de Bosques del Banco Mundial es consciente de que uno de los elementos clave de su política de salvaguardia no se está aplicando en forma coherente. Los retrasos continuos en la elaboración de un ‘manual de consultas’ (Sourcebook), cuyo objetivo era explicar al personal cómo buscar los impactos sobre los ‘bosques críticos’, han contribuido a este problema (véase el boletín Nº 93 del WRM). La solución que hoy propone el Banco es elaborar métodos sensatos para identificar ‘bosques de alto valor de conservación’, y por ese motivo apoya la Red de Recursos de Alto Valor de Conservación. Por ello es especialmente importante que el concepto de Alto Valor de Conservación se desarrolle en una forma creíble que garantice que se dé prioridad y el debido respeto a los intereses y derechos de las comunidades.
Fuente: Programa por los Pueblos de los Bosques, info@forestpeoples.org, www.forestpeoples.org