Los bosques de Sakoantovo en el sur de Magadascar son sagrados para sus pobladores. En general, un bosque sagrado es un lugar venerado y reservado para la expresión cultural de una comunidad, y cuyo acceso y manejo están regidos por los organismos tradicionales de poder. Los bosques sagrados abarcan una superficie total de 60.000 hectáreas en la ecoregión del bosque Spiny de Madagascar, una de las regiones áridas de mayor riqueza biológica del planeta.
Para las comunidades Mahafaly y Tandroy del sur de Madagascar, el bosque siempre ha ocupado un lugar central en la vida social y cultural, la cual se ha servido de un gran número de tabúes y normas para inspirar el respeto al bosque. En los bosques sagrados, donde yacen los restos de ancestros reales, también nacen numerosas plantas medicinales, y por tanto han sido protegidos celosamente durante siglos. Pero hoy se ven amenazados por el desmantelamiento de los antiguos sistemas de producción y consumo que han permitido su conservación. Por lo tanto, para garantizar una conservación efectiva y sostenible es necesario que se transfiera el control y el manejo de estos recursos naturales a sus guardianes tradicionales.
El bosque de Sakoantovo es extraordinario. Tubos verdes muy delgados cubiertos de espinas crecen junto a altos árboles con copas en forma de aguja. Baobabs enanos con troncos hinchados crecen junto a enredadas masas de ramas gruesas y espinosas. Por encima de esta colección de plantas de aspecto extraño, un cielo azul despejado; debajo, arena roja.
Si nos aventuramos a penetrar aún más, el bosque seco y espinoso se convierte gradualmente en un bosque ripario que crece a lo largo del cauce del río (conforma la transición entre el medio ambiente acuático y el terrestre). Aquí el bosque tiene un aspecto más familiar: dominan los tamarindos, pero también hay higueras y otras especies de plantas. Se respira una increíble sensación de serenidad, la quietud sólo es interrumpida por el canto ocasional de algún pájaro o el suave gruñido de los lémures.
El pueblo local Mahafaly sabe desde hace mucho tiempo que el bosque es especial; para ellos es sagrado. “En este bosque yacen nuestros ancestros”, afirma Evoriraza, que vive en una aldea cercana con su esposa y sus dos hijos. “Hay un árbol sagrado en el medio del bosque que no puede ser tocado, y también animales sagrados como las tortugas, lémures y pájaros. Cazarlos es tabú, o fady como decimos nosotros. Algunos animales son como espíritus o fantasmas, y pueden dañar a las personas si ellas transgreden estas prohibiciones”.
Quedan muy pocos bosques riparios en Magadascar. La cuarta isla mas grande del mundo ya ha perdido por lo menos el 80 por ciento de su cubierta boscosa original, y más de la mitad de esta pérdida se produjo en los últimos 100 años. Los bosques sagrados no son una excepción.
Se están erosionando las prácticas tradicionales que en el pasado contribuyeron a proteger la vida silvestre. Magadascar es una de las zonas económicamente más carenciadas del mundo, con un clima que no siempre es favorable para la agricultura. Si los pobladores necesitan comer, los tabúes sobre la caza de ciertas especies pueden debilitarse. El bosque es una suerte de ferretería y farmacia para los pobladores locales; en tiempos de hambruna, también se convierte en su almacén de provisiones.
“Muchas personas hacen cosas ilegales, pero lo hacen por necesidad”, afirma Avimary, un príncipe Mahafaly. “Se les fuerza a cortar árboles para hacer carbón, como forma de ganarse la vida y generar suficiente dinero para alimentar a sus hijos. Cortar árboles no es algo que los pobladores hagan voluntariamente”.
La llegada del mundo moderno a Madagascar también afecta las prácticas tradicionales. “Algunos miembros de las generaciones más jóvenes ignoran la ley y el mundo de los mayores”, dice Avimary.
Pero el bosque de Sakoantovo podría mostrar cómo revertir esta imagen sombría. En junio de este año, los derechos de manejo del bosque fueron transferidos legalmente del gobierno de Madagascar a la comunidad local Mahafaly.
La idea es que las personas que tienen más conocimientos sobre el cuidado la tierra son quienes de hecho viven en ella. Los Mahafaly tienen actualmente el poder de manejar el bosque, una actividad en la que el gobierno no ha tenido mucho éxito en el pasado. Tando el madereo como la recolección ilegal de plantas medicinales se habían incrementado. Pero ahora, a través de comités locales de manejo, los Mahafaly se han comprometido a manejar sus bosques sagrados de forma sustentable en cooperación con las autoridades locales.
Este enfoque representa un cambio profundo respecto de la concepción anterior que sostenía que la forma de proteger a los bosques era establecer parques nacionales que excluían a los pobladores locales. Ciertamente, no se trata en realidad de un enfoque de conservación nuevo para los malgaches. Su frase “tontolo iainana” (“el mundo que nos rodea”) es la expresión del concepto del ser humano y la naturaleza viviendo juntos en armonía.
Artículo basado en información obtenida de: “Sacred forests conserve Madagascar's biodiversity”, afrol News, http://www.afrol.com/articles/11095 ; “Sacred sites and spiny forests”, Richard Hamilton, http://www.panda.org/news_facts/newsroom/features/news.cfm?uNewsID=8503