Las empresas petroleras son mundialmente conocidas por el impacto ambiental negativo que provocan tanto a nivel local como global. Mientras que en los lugares donde se realiza prospección y explotación petrolera, la regla es la destrucción ambiental y los trastornos sociales, a nivel global la quema de combustibles fósiles constituye una de las principales causas del calentamiento global.
En este sentido, la performance de Shell en el Delta del Níger, en Nigeria, resulta ser un ejemplo paradigmático. Desde 1958, cuando la empresa llegó a la región, los miembros del pueblo indígena Ogoni, habitantes tradicionales del delta, han sufrido destrucción ambiental, pérdida de sus medios de vida, así como altas tasas de desempleo y pobreza. A efectos de quebrar la resistencia popular, las amenazas, los abusos, las detenciones y los asesinatos han estado a la orden del día. Ken Saro Wiwa, el líder Ogoni ejecutado en 1995, permanece como un símbolo de esta lucha. Se estima que alrededor de 80.000 personas han quedado con sus aldeas destruidas, al tiempo que unas 2.000 fueron muertas a manos de cuerpos armados oficiales actuando en connivencia con los intereses de la compañía. Las comunidades locales de la zona han declarado a Shell “persona no grata”. El documento “Derechos Humanos y Medio Ambiente. Información sobre el Grupo Royal Dutch/Shell, 1996-1997” señala que: “Hay aproximadamente 7.000 kilómetros cuadrados de manglar en los estados de Rivers y Bayelsa, donde se han realizado 349 perforaciones, hay un total de 700 kilómetros de ductos, 22 estaciones y una terminal. Según un estudio de la Comunidad Europea, las aguas del Delta del Níger contienen niveles de petróleo que oscilan entre 8 y 60 ppm . . . estos niveles son peligrosos para la vida acuática y humana”.
Con la finalidad de enfrentar las severas críticas que venía recibiendo, recientemente Shell lanzó a nivel de los grandes medios de prensa del Norte una campaña llamada “Ganancias y Principios. ¿Hay elección?”, procurando mostrarse como cuidadosa del medio ambiente y defensora de los derechos humanos (ver Boletín 40 del WRM).
La campaña parece haber dado sus frutos: en el próximo mes de marzo Shell recibirá la Medalla de Oro del Reconocimiento Internacional Ambiental a las Corporaciones, otorgada por el Centro Mundial para el Medio Ambiente (World Environment Center -WEC). Según puede leerse en la página web del WEC, éste es un premio que se entrega anualmente “a una de las principales empresas multinacionales por su destacada, creativa, sostenida y bien implementada política ambiental a nivel global . . . El jurado eligió a Shell por su compromiso con el desarrollo sustentable, tanto como principio guía de sus operaciones en todo el mundo, como en cuanto piedra angular de los valores en la administración de la compañía”.
Una decisión de este tipo resulta difícil de entender si miramos la triste performance de Shell desde el punto de vista ambiental y social en Nigeria y otras partes del mundo. No obstante, observando quiénes son los que participan del WEC y qué empresas recibieron anteriormente el galardón, las cosas se aclaran. En efecto, nuevamente leyendo su página web nos enteramos que “el WEC sigue cumpliendo su misión gracias a la generosidad de muchos proveedores de fondos”. Muchas de las principales empresas petroleras, papeleras, biotecnológicas y químicas a nivel mundial se incluyen en la lista: British Petroleum, Occidental Petroleum, Exxon, Texaco, International Paper, Weyerhaeuser, Novartis, Monsanto, BASF, Dow Chemical y, por supuesto, el Grupo Royal Dutch Shell. En 1986 la valiosa Medalla de Oro fue otorgada a Exxon, en 1989 a Dow Chemical y en el 2000 a International Paper.
Está en marcha un pedido de acción como protesta por medio del envío de cartas al WEC.
Artículo basado en información obtenida de: Ikboparid D. Senewo, 11/1/2001.