Desde hace ya varios años que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a través de la Organización para la Alimentación y Agricultura (FAO), celebra en el 21 de marzo el Día Internacional de los Bosques. El lema de este año es: “Bosques, Clima, Cambio”. Sin embargo, los cambios que vemos que la FAO incentiva tan solo aumentan los problemas de los pueblos que dependen de los bosques, como por ejemplo, la tendencia en los países del Sur, como China, Malasia, Brasil y Chile, de promover las plantaciones comerciales de árboles transgénicos.
Para muchos pueblos indígenas, el bosque tiene una importancia vital, tal como lo afirma un líder de la selva amazónica: “Nosotros tenemos muchas costumbres, creencias y tradiciones, las cuales se relacionan directamente con los bosques, el aire, el agua, la tierra y el sol, en una única relación cosmológica espiritual, muy profunda y respetuosa”.
Pero si dependiera de la FAO, al menos según el video promocional de 1 minuto que elaboró con motivo del Día Internacional de los Bosques 2015, los bosques son vitales porque “... están en la vanguardia contra el cambio climático”, destacando únicamente la capacidad de los bosques de absorber CO2 a través de los árboles y del suelo. Este enfoque busca incluir a los bosques en un acuerdo sobre el clima a realizarse en París, Francia, a fin de año. ¿Será que el cambio que la FAO predica con el lema del Día – “Bosques, Clima, Cambio” - es que todos compartamos esa visión limitada de que los bosques son solo necesarios para enfrentar la crisis climática? Y, ¿qué significa eso para los pueblos y las poblaciones que dependen de los bosques?
Las supuestas soluciones para contener la deforestación de los bosques tropicales de las últimas décadas han estado caracterizadas por visiones reducidas, imposiciones y beneficios para unos pocos:
- Primero fue el llamado “Manejo Sostenible de los Bosques” (MSB), ya en la década de 1980, promoviendo la idea de que es importante “mantener los bosques en pie” y, al mismo tiempo, prometiendo beneficios para las poblaciones y la conservación de los bosques. Pero en la práctica, el MSB continúa destruyendo los bosques tropicales, ya que no promueve el detener la extracción de la madera; apenas sugiere hacerlo de manera “selectiva”, lo que beneficia a las empresas madereras, perpetúa la destrucción de los bosques y genera impactos negativos sobre las comunidades locales. Incluso en algunos países, como en el Congo (RDC), hubo más extracción de madera y destrucción de bosques en áreas "bajo manejo". Vea el Boletín 207 del WRM para obtener más información.
- En 2005 se lanzó el mecanismo REDD (Reducción de Emisiones de la Deforestación y Degradación Forestal). Llegó con las mismas promesas que el MSB, agregando que también lucharía contra el calentamiento global. Pero tampoco beneficia a las comunidades ni detiene la deforestación. Al contrario, las comunidades son culpadas por la deforestación y se ven afectadas en su modo de vida con estos proyectos, ya que les imponen restricciones en el uso de los bosques. Las que se beneficiaron son las industrias contaminantes que compran créditos de carbono de estos proyectos, comprando el derecho de contaminar. Mientras tanto, las verdaderas causas de la deforestación tampoco son atacadas por REDD y REDD+. Vea el Boletín 184 del WRM para obtener más información.
- En 2007, ONGs conservacionistas lanzaron en Brasil la idea de la “deforestación cero”. Esto fue seguido en los últimos años por innumerables anuncios con la misma propuesta por parte de varias de las empresas que promueven los monocultivos de árboles y que están entre las principales responsables de la deforestación, tales como Wilmar y Asia Pulp and Paper (APP), grandes causantes de la deforestación en Indonesia. Uno de los problemas es que se trata de un compromiso voluntario y su implementación es difícil. Solamente Wilmar tiene 800 proveedores. No obstante, en 2014, la Declaración de Nueva York sobre los bosques asumió el mismo compromiso, con Wilmar y muchas otras empresas firmando y prometiendo acabar con la deforestación para el 2030. La declaración afirma además que “los bosques representan una de las soluciones para el clima más grandes y efectivas en términos de costos que se encuentran disponibles hoy”.
Aunque la empresa Wilmar ha prometido monitorear (incluso utilizando satélites) la “deforestación cero” en todas las 800 empresas que le suministran aceite de palma, por ejemplo, deberíamos preguntarnos de qué bosques estamos hablando. ¿Será que son bosques de “Alto Valor de Conservación”, que esquemas de certificación como la Mesa Redonda sobre Palma Sostenible - RSPO (vea el Boletín 201 del WRM), consideran importantes como para no ser cortados? ¿O serán los bosques según el entendimiento de las comunidades, quienes consideran todas sus áreas de uso, con más o menos biodiversidad, importantes y por lo tanto de “alto valor”? Y aunque se pudiera monitorear la deforestación a través de los satélites, ¿habrá también un “satélite” que monitoree los innumerables conflictos territoriales y laborales en países como Indonesia, siendo tan graves como la deforestación?
Lo que estas supuestas soluciones para la deforestación tienen en común es que ven a los bosques tan solo como un “depósito de árboles”, donde los árboles pueden ser extraídos y hasta incluso plantados de forma “sostenible” para obtener madera o almacenar carbono. Un problema adicional es que la FAO no muestra disposición para cambiar su definición actual de bosques, que, en la misma línea, los considera como un conjunto de árboles. Por esto, la FAO termina promoviendo a los monocultivos de árboles como “bosques plantados”, tanto para servir a las industrias de muebles, papel, neumáticos, aceite de palma, etc., como también como “almacén” de carbono, sirviendo a las industrias contaminantes que buscan comprar el derecho de contaminar. Al utilizar la falsa idea de “bosques plantados”, se induce a un pequeño pero fundamental cambio en el concepto de la “deforestación cero”: la idea de la “deforestación neta cero”, es decir, la idea de que sí se puede destruir un bosque mientras que se “plante otro bosque” en otro lugar, como por ejemplo, un monocultivo de árboles. Solamente en la década de 2000 a 2010, el área de plantaciones de monocultivos de árboles en el mundo entero aumentó en 50 millones de hectáreas, sobre todo en los países del Sur Global.
Y no faltan incentivos para expandir esa área aún más, por ejemplo, con la manipulación genética de árboles como el eucalipto, destacando aquí la reciente solicitud de autorizar la plantación comercial de eucalipto transgénico en Brasil con el objetivo de incrementar todavía más la productividad o de incentivar la capacidad de almacenar carbono, pero con impactos ecológicos importantes, denunciados por 1000 mujeres de la Vía Campesina que este mes ocuparon un área de experimentos con eucalipto transgénico. En este boletín, además de analizar la situación en Brasil, abordamos la expansión de árboles transgénicos en China principalmente con monocultivos de álamo, en Malasia con los árboles de caucho y en Chile con la experimentación en pinos y eucaliptos. Y como para espantar a cualquiera: aunque sea un monocultivo con árboles transgénicos, la FAO lo llama “bosque plantado”.
Tal vez lo más grave de todas estas “soluciones” presentadas hasta hoy para contener la deforestación es que no se prevé otra perspectiva que la continuación del modelo destructivo de producción y consumo y el fortalecimiento del poder corporativo. Ninguna “solución” de la FAO o de otras instituciones habla de dejar el petróleo o los minerales en el suelo, de producir comida en cada país para incentivar la soberanía alimentaria o de parar con la extracción de madera tropical y la expansión de monocultivos de palma, soja, eucalipto, etc. Todas esas propuestas serían excelentes ideas para combatir tanto la crisis climática como la deforestación.
En la actual carrera sobre las últimas reservas de tierras fértiles, reservas de petróleo y minerales, las comunidades que dependen de los bosques tienden a perder sus territorios, ya sea porque sus tierras fueron destruidas en función de esa expansión o porque serán conservadas por estar en un área que “compensaría” por la destrucción de otra, o porque es un bosque considerado de “alto valor de conservación”.
No podemos aceptar la propuesta de seguir destruyendo los bosques con la excusa de que éstos serán “compensados”, mucho menos si esto fuera hecho con monocultivos de árboles transgénicos ya que profundizaría todavía más los problemas e impactos. Esto por el simple motivo de que cada área, cada lugar, con su pueblo y comunidad específica, es única y necesita ser conservada no destruida, y tampoco puede ser compensada. Reconocer eso ha sido hasta hoy la mejor forma para combatir la deforestación. Tal vez sea el cambio más importante que la FAO necesita promover.
Fuente: documento informativo del WRM en ocasión del Día Internacional de los Bosques de la FAO, acceda a http://wrm.org.uy/es/libros-e-informes/el-dia-internacional-de-los-bosques-de-la-onu-2015-y-su-lema-bosques-clima-cambios-cambiar-que/
Ver además un breve video del WRM en respuesta al video publicitario que realizó la FAO para el 21 de Marzo en: http://wrm.org.uy/es/otra-informacion-relevante/esto-no-es-sostenible-video/