Una coalición de compañías emergentes, consultores y algunos especialistas en suelos promueven una nueva “solución” para el cambio climático: convertir grandes cantidades de madera y otros tipos de biomasa a un fino polvo de carbón vegetal (eufemísticamente llamado “biochar” en inglés) que se aplicaría a suelos agrícolas. Causa gran preocupación que sus promotores, organizados en la Iniciativa Internacional para el Biochar, argumenten que el carbono del carbón vegetal permanecerá en el suelo por miles de años y “compensará” la quema de combustible fósil, y que el carbón vegetal aportará mayor fertilidad a los suelos. Ellos clasifican a toda la biomasa como “carbono neutra”, ya sea que provenga de plantaciones de árboles o de despojar a enormes superficies de cultivos y de bosques de sus residuos vegetales. Ninguno de los argumentos está demostrado:
* No existe una comprensión acabada de los impactos del carbón vegetal en el clima, y hasta podrían ser negativos, incluso en una pequeña escala.
* El carbón vegetal no es en sí mismo un fertilizante. Los agricultores indígenas lograron combinarlo con residuos orgánicos para aportar mayor fertilidad a los suelos, pero lo que proponen los defensores del biochar exigiría despojar a grandes extensiones de tierra de los residuos vegetales de cultivos y bosques para fabricar carbón vegetal, en un proceso muy distinto. La eliminación generalizada de residuos agota el suelo y aumenta las probabilidades de erosión, y deja a los bosques más vulnerables y menos biodiversos. También causaría dependencia de los fertilizantes basados en combustible fósil, porque los residuos ya no volverán al suelo.
* No se ha tenido en cuenta el potencial de contaminación del suelo y el aire, que podría ser grave.
No existe una cantidad de residuos tal que pueda producir las cantidades de carbón vegetal que se anuncian. La madera es el tipo de biomasa de la que se obtiene más carbón vegetal, y se necesitarían grandes cantidades y a bajo costo. Las plantaciones industriales de árboles son la fuente más probable de biochar a gran escala. El anunciado “potencial” de miles de millones de toneladas de biochar se basa en la falsa idea de que hay vastas superficies de tierras de cultivo “abandonadas” que podrían ser apropiadas, como si la gente, la biodiversidad y el clima no dependieran de tierras que no están todavía en régimen de monocultivos. Los mismos argumentos se han utilizado para justificar la apropiación de grandes zonas de pasturas, tierras comunitarias y bosques, con consecuencias desastrosas para la gente y también para el clima, ya que cuando se cortan los árboles y otro tipo de vegetación, y se ara la tierra, se liberan grandes cantidades de carbono, y junto con la gente otras actividades agrícolas son empujadas a los bosques que van quedando en pie.
Además, las propuestas de incluir el biochar en el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Convenio sobre Cambio Climático no se limitan a los “residuos”. Ya se aprobó la primera metodología MDL para dedicar plantaciones de árboles a carbón vegetal como combustible, para la empresa Plantar en Minas Gerais, Brasil. Se aplica al carbón vegetal como combustible pero si los defensores del biochar se salen con la suya, es posible que tengamos muchos más eucaliptos y otros monocultivos para carbón vegetal, lo que significa más apropiaciones de tierra y más catástrofes para los pueblos indígenas y los campesinos de los países del sur
Almuth Ernsting, BiofuelWatch, Reino Unido