Los manglares de todo el mundo sufren un proceso de destrucción muy grande, muchas veces a causa de la acción de empresas camaroneras, pero también por otras actividades predatorias como la explotación de petróleo.
En el mundo entero, comunidades y organizaciones luchan para frenar esa destrucción. Una muestra de ello es la campaña llamada “¡SÍ a los manglares, NO a las empresas camaroneras!”, que está siendo promovida por la Red Manglar, contra la acción destructora de las empresas que cultivan camarones y que se instalan en regiones de manglares en muchos países tropicales, para abastecer mercados de consumo en los países industrializados.
También es necesario recuperar y reforestar manglares destruidos. Esa recuperación es de suma importancia para la supervivencia de los manglares y el cumplimiento de sus funciones ecológicas fundamentales, además de la supervivencia de millares de comunidades que viven de ese ecosistema particular y rico.
Sin embargo, observamos diferentes abordajes. En este boletín, podemos leer sobre la forma mercantil en la cual el grupo transnacional francés Danone está promoviendo la supuesta restauración de los manglares, interesado en los créditos de carbono que pretende comprar a través del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kyoto, alegando que los manglares tienen una capacidad enorme de almacenar carbono. Con ello, alegan que contribuyen a combatir la crisis climática y benefician a las comunidades. Sin embargo, la transnacional oculta el hecho de que, con los créditos de carbono comprados, ésta podrá continuar contaminando y emitiendo carbono. Y asimismo, con un costo relativamente bajo, ya que la supuesta ‘abundancia’ de carbono en los manglares garantizaría un precio relativamente bajo de los créditos de carbono generados.
Otro abordaje apunta hacia un camino no mercantil, siendo un proceso de recuperación efectivamente controlado y llevado a cabo por las comunidades que siempre vivieron y convivieron con los manglares, sin necesidad de destruirlos. En vez de empresas y consultores que se concentran en los cálculos de carbono, este proceso necesita de apoyos e investigadores comprometidos con estas comunidades para dialogar y contribuir con ellas en la formulación e implementación de diferentes formas de recuperación, dependiendo de cada situación y región.
Esta forma estaría más próxima de la interpretación de ‘economía verde’ deseada por la Red de Mujeres del Sur de Asia (SWAN), que afirman en este boletín que en la raíz de la economía verde está la idea de ‘Distribuir nuestros recursos naturales con equidad y usarlos en forma sustentable para la supervivencia y necesidades básicas’.
En este sentido, garantizar la supervivencia de los manglares en el mundo significa cambiar radicalmente el actual modelo de producción y consumo dominante y desigual, comenzando por una reducción drástica en la explotación de recursos naturales y combustibles fósiles y, en el caso específico de los manglares, prohibiendo la producción industrial de camarones.
Esa sería una contribución extraordinaria y fundamental para la supervivencia futura de los manglares en el mundo y de las comunidades que dependen de ellos.