Si la lucha por las 11.009 hectáreas de tierras de los Tupinikim y Guaraní, en poder de la mayor exportadora de celulosa de eucalipto del mundo, Aracruz Celulose fue un gran desafio, la reocupación de este territorio y la reconversión del eucalipto existente en la zona a otro uso de la tierra, quizás sean desafios aún mayores. En los últimos 40 años, más del 90% del área ha sido ocupada y explotada por el monocultivo de eucalipto, causando la degradación de innumerables arroyos y ríos, matando peces y contaminando la poca agua que quedó para que los indígenas bebieran, se bañaran y lavaran sus ropas. La tala que antecedió a la plantación de eucalipto destruyó la gran riqueza de los indígenas: el bosque atlántico (Mata Atlântica), con sus innumerables maderas, plantas medicinales, animales de caza, frutas, materias primas para artesanías tradicionales, entre otros.
Las condiciones para la reocupación del territorio dependerán, en una primera instancia, del contenido de un acuerdo llamado TAC – Documento de Ajuste de Conducta – , que será redactado por el Ministerio Público Federal y del que participarán la empresa, los indígenas, la 6ª cámara y el Ministerio de Justicia. Este TAC tiene como objeto las mejoras en la zona, principalmente las plantaciones de eucalipto. Firmar este TAC es importante para evitar que la empresa inicie un proceso judicial- lo que constantemente declara-, ya que podría verse inviabilizada la conclusión del proceso de demarcación de las tierras indígenas. Si el gobierno entiende que Aracruz plantó los eucaliptos de buena fe, la empresa tendría, por ley, derecho a una indemnización – a pesar de que eso no se corresponda con lo que ocurrió en ese momento, según lo que pueden atestiguar los indígenas que presenciaron la invasión de Aracruz en la zona – . Aracruz estimó el valor de las mejoras en la zona en U$S 53 millones pero el gobierno federal, por su parte, declaró que no dispone de recursos para indemnizar a la empresa y por eso sugiere que los eucaliptos plantados sean parte de la negociación. Otras mejoras existentes y objetos de negociación abarcan líneas de trasmisión de energía, una ramificación ferroviaria y parte del complejo hidráulico.
Con seguridad la empresa exigirá que se retiren todos los eucaliptos de la zona, dejando un paisaje literalmente devastado para los Tupinikim y Guaraní, mientras que los indígenas quieren disponer de condiciones que les permitan trabajar en las tierras conquistadas. Esas condiciones serán definidas por la redacción final del TAC . Con la celebración del TAC, el proceso demarcatorio podrá concluirse. Este proceso consiste también en la demarcación física de la zona- colocación de las señales -, la homologación de la zona por el Presidente de la República, y el registro legal de las tierras que declara que pertenecen al gobierno federal y que los Tupinikim y Guaraní tienen el usufructo exclusivo sobre ellas.
Hasta ahora, los Tupinikim y Guaraní presentaron las siguientes propuestas para concretar la reocupación del territorio:
- En primer lugar, los Tupinikim y Guaraní quieren reconstruir las aldeas destruidas por la invasión de Aracruz en la zona, como ya ocurrió las dos últimas veces que recuperaron sus tierras desde 2005. En la aldea Olho D’Água, reconstruida recientemente, ya viven 4 familias Guaraní. En los alrededores de las casas de madera y barro, cubiertas con paja, y levantadas en medio del eucaliptal, los Guaraní están limpiando la zona para comenzar a plantar alimentos. La presencia en la zona de una de las pocas nacientes que pudo sobrevivir al desastre ambiental de la plantación del monocultivo de eucalipto animó a los Guaraní comenzar a vivir en ese lugar y recuperar esa antigua aldea. Otra de las aldeas que será habitada proximamente será Areal. Seguramente, otras aldeas se irán poblando y así los indígenas podrán rescatar su ocupación tradicional de la región- con suficientes aldeas y cada una con un pequeño número de familias-, liberando las aldeas existentes que sufren problemas debido a la sobrepoblación.
- En segundo lugar, las comunidades desean reforestar parte de la zona con árboles nativos del bosque atlántico, priorizando los márgenes de los ríos y arroyos, además de las nacientes. Saben que este trabajo es importante para garantizar el agua y así la vida para las futuras generaciones de Tupinikim y Guaraní. Desde 2005, en las comunidades se están discutiendo propuestas para la reforestación y se organizó un gran encuentro de las aldeas llamado “Replantar nuestra Esperanza”. En 2006, se inició un proyecto-piloto de un vivero para la producción de mudas de árboles nativos en la aldea Pau Brasil, orientado por una lista de más de 100 especies, elaborada con la ayuda de los indígenas más ancianos. Se trata de especies que han sido tradicionalmente usadas por los indígenas para artesanías, fabricación de remedios caseros y utensilios domésticos. Este año ya se realizaron dos reforestaciones, incluso en una zona plantada anteriormente con eucalipto. A partir de ahora, la propuesta es incentivar este trabajo de reconversión.
- En tercer lugar, las comunidades buscan alternativas económicas en las tierras indígenas mediante diferentes plantaciones que puedan generar empleo y ganancias. Están en estudio varias propuestas pero aún no hay un plan definido completamente. Lo que sí hay es una gran voluntad de asegurar la autonomía económica de las comunidades y de tener un lugar donde los niños puedan vivir y trabajar en el futuro, disfrutando de la libertad que Aracruz les quitó en el pasado. Un lugar donde, aun con todos los cambios frecuentemente impuestos a los indígenas, los elementos fundamentales de la tradición y de la cultura sean preservados, de manera que permita que en el futuro los Tupinikim y Guaraní puedan continuar desarrollando su modo de vida.
Por: Winnie Overbeek, FASE/ES, correo electrónico: winnie.fase@terra.com.br