Swazilandia: el impacto de 50 años de forestación industrial

Imagen
WRM default image

Mirar las estadísticas de Swazilandia es una experiencia deprimente. El desempleo se sitúa en el 40 por ciento. Más de dos tercios de los habitantes de Swazilandia viven con un ingreso de menos de US$ 1 por día. Cerca de un tercio de la población de Swazilandia depende de la ayuda alimentaria para vivir. Casi el 40 por ciento de la población está infectada con el VIH, una de las tasas más elevadas del mundo. La esperanza de vida ha caído a 33 años para los hombres y 35 para las mujeres.

Este país es una de las últimas monarquías absolutas que quedan en el mundo. Los partidos políticos son ilegales. El rey, Mswati III, lleva una vida lujosa, en absoluto contraste con la mayoría de las personas de Swazilandia. El año pasado las celebraciones del cumpleaños número 36 del rey costaron US$ 600.000 y en diciembre Mswati gastó US$ 500.000 en un automóvil deportivo.

Las principales industrias de Swazilandia son el azúcar y la forestación. Ambas requieren grandes extensiones de tierra. "Son un desastre para un país como Swazilandia, donde todavía hay relaciones sociales feudales", dijo Nhlanhla Msweli, de la Campaña contra la pobreza y la desigualdad económica de Swazilandia (Swaziland Campaign Against Poverty and Economic Inequality, SCAPEI) durante una reunión realizada en Sudáfrica en 2003. En un país donde la mayoría de las personas no posee tierras, las plantaciones industriales de árboles cubren casi el 10 por ciento de la tierra.

La Red solidaria de Swazilandia (Swaziland Solidarity Network, SSN) es un grupo que hace campaña por el cambio democrático en Swazilandia. En 2002, Bongani Masuku, secretario de la SSN, dijo: "Salvo que la tierra sea un componente central de cualquier liberación, esa liberación no amerita el noble nombre de libertad sino una mera fantasía para unos pocos y la continuación del sufrimiento para la mayoría pobre".

Un reciente informe escrito por Wally Menne de TimberWatch Coalition, "Timber Plantations in Swaziland" [Plantaciones madereras en Swazilandia] describe el impacto que han tenido las plantaciones industriales de árboles sobre la población y el medio ambiente de Swazilandia. Aunque muchas de las plantaciones fueron establecidas hace más de 50 años, los impactos de las plantaciones industriales de árboles "aún tienen un profundo efecto en la sociedad y el medio ambiente y continuarán teniéndolo mientras las plantaciones permanezcan", escribe Menne.

La investigación de Menne, basada en entrevistas con integrantes de la comunidad, ambientalistas y representantes de la industria y del gobierno, explica el modo en que las plantaciones industriales de árboles han dañado los ecosistemas y provocado la pérdida de biodiversidad. Menne dice que se han establecido plantaciones en las tierras con mayor potencial productivo a expensas de otros usos agrícolas de la tierra.

Hoy, dos empresas sudafricanas de la pulpa y el papel controlan la mayor parte de las 120.000 hectáreas de plantaciones industriales de árboles de Swazilandia. La empresa Mondi posee 30.000 hectáreas de eucaliptos y pinos alrededor de Pigg's Peak, en el norte del país. Los eucaliptos se exportan a Sudáfrica, a la planta de celulosa de Mondi en Richards Bay, a 400 kilómetros. Los pinos van a parar a aserraderos locales.

Otra gigante sudafricana de la pulpa y el papel, Sappi, arrienda 70.000 hectáreas de tierras para plantaciones en el oeste de Swazilandia. Las plantaciones comenzaron en 1950, con financiación de la corporación británica Colonial Development Corporation (CDC, que hoy se llama CDC Capital for Development). CDC y la empresa británica Courtaulds construyeron la planta de celulosa de Usutu en 1962. Hoy, esta planta produce 220.000 toneladas de pulpa por año, la mayoría de las cuales se exporta al sudeste del continente asiático.

Aunque el sector de la forestación constituye hasta el nueve por ciento del PBI de Swazilandia, emplea directamente a apenas 8.000 personas. Nhlanhla Msweli, de SCAPEI, dijo a Menne que "La industria de la madera no ha contribuido significativamente al progreso económico de sus trabajadores". En los últimos años, gran parte del trabajo ha sido transferido a contratistas externos, muchos de los cuales habían sido empleados de la empresa.

Incluso los empleos que quedan no son seguros. Mandla Dlamini, director de relaciones públicas de la planta de celulosa de Sappi en Usutu, dijo a Menne que Sappi había considerado el cierre de la planta a causa de la "incertidumbre económica" provocada por las tasas cambiarias y "otros factores económicos" que afectaban la rentabilidad de la empresa.

Menne informa que la planta de celulosa de Sappi en Usutu es "notoria por arrojar efluentes regularmente al cercano río Lusutfu", y añade que "del sumidero industrial situado en el poblado de los trabajadores llega más contaminación".

El gobierno describe las escasas lluvias de los últimos años como "una sequía grave, que parece ser la peor de la historia ". Pero la investigación de Menne sugiere que la escasez de agua es, al menos en parte, un problema causado por la intervención humana. Rex Brown, de la empresa consultora Environmental Consultancy Services de Swazilandia, que trabaja para el gobierno y para empresas privadas, considera que las plantaciones son una de las causas de la escasez de agua en el país. Brown dijo a Menne que "Las plantaciones están en zonas de captación elevadas, zonas esenciales para el abastecimiento de agua para las igualmente importantes actividades de riego en las tierras bajas de Swazilandia".

En octubre de 2004 visité Swazilandia junto a Wally Menne. En la frontera vimos camiones Volvo y Mercedes nuevos cargados con troncos de eucaliptos, esperando para salir del país. Atravesamos superficies de monocultivos que parecían no tener fin y enormes zonas taladas que recordaban paisajes lunares. Vimos los campos secos de los agricultores y vimos aldeanos haciendo fila para obtener el maíz donado por el Programa Mundial de Alimentos. Vimos, y también olimos, la planta de celulosa de Sappi en Usutu. Vimos el humo de la planta esparciéndose sobre el poblado de los trabajadores, que queda inmediatamente al lado.

Ciertamente, no todos los males de Swazilandia pueden achacarse a las plantaciones industriales de árboles. Sin embargo, más de 50 años de desarrollo de la industria de la pulpa y el papel no han logrado beneficiar a la mayoría de la población de Swazilandia. En vez de esto, han empeorado las cosas.

Por: Chris Lang, correo-e: http://chrislang.org