Según varios diccionarios, por acaparamiento se entiende la acumulación de un bien en mayor cantidad de lo necesario para cubrir las necesidades ordinarias, en perjuicio de los demás y con ánimo lucrativo o por el afán de poseer.
Vinculado a la tierra, el acaparamiento ha ocurrido a lo largo de la historia, llevado adelante por actores poderosos: desde los Faraones en Egipto hasta las actuales trasnacionales del agronegocio, pasando por los aristócratas con poder político dela antigua Grecia, las familias con rango senatorial del Imperio Romano, los señores feudales de Europa, China, Japón, India, la institución Iglesia Católica, los colonizadores de América y África, por nombrar algunos. En todos los casos, en algún punto, ese proceso de apropiación fue violento y en menoscabo de la significación comunitaria e identificatoria que tiene la tierra y el territorio para las comunidades y los pueblos, que en el caso de los pueblos indígenas definen como “el sagrado”.
En nuestros boletines ya habíamos abordado el tema del acaparamiento, y en el boletín 177 del WRM hablábamos no solamente del acaparamiento de la tierra sino también del agua y el aire – al que llamamos “acaparamiento del planeta”. Decíamos que el actual proceso de acaparamiento de tierras tiene la característica de que los principales actores provienen del mundo financiero. El planeta se está convirtiendo cada vez más en un gran mercado en el que se puede invertir y especular. Todo lo que brinda la naturaleza, tangible o intangible, se convierte en activos comerciales; las inversiones se mueven de una región a otra con celeridad para llevar adelante proyectos en gran escala de plantaciones (de árboles, leguminosas, granos) para exportación, de minería, de turismo, de construcción de represas, etc. Estas actividades generalmente se realizan en países del Sur, a ritmos cada vez más veloces y en dimensiones cada vez mayores.
Como bien define GRAIN al referirse al proceso de acaparamiento de tierras (1), la adquisición de tierras puede tomar la forma tanto de arriendo como de concesión o compra directa y, en el caso del acaparamiento de tierras agrarias, ha implicado una profundización de la “financierización” de la agricultura, por la cual poderosos actores financieros y económicos están aumentando su control de los recursos naturales, desplazando y destruyendo al campesinado y a otras comunidades rurales. GRAIN da cifras – del Banco Mundial – para el acaparamiento de tierras con destino a la producción de alimentos para exportación: se han arrendado o vendido 56 millones de ha en 2008-2009, mientras que el Proyecto Land Matrix las ubica en 227 millones hasta 2012.
En esta espiral acaparadora, los fondos financieros han cobrado creciente protagonismo, tales como los fondos de pensiones, los fondos soberanos o de propiedad estatal, los fondos de capitales privados, los fondos de cobertura. Según GRAIN, de los cerca de 100.000 millones de dólares que los fondos de pensión invierten en mercancías de exportación, entre 5.000 y 15.000 millones se destinan a la adquisición de tierras de cultivo, cifras que se calcula se duplicarán para 2015.(2) A su vez, varios Estados juegan fuerte apoyando y promoviendo los negocios y, como en otras instancias, en esta nueva vuelta de tuerca los organismos multilaterales son la palanca facilitadora de los contratos (ver artículo sobre el BM en este boletín).
Frente a esta arremetida del capital que deja fuera a los más desposeídos, a las comunidades locales, a los grupos más vulnerables, que vacía los significados que dan contenido e identidad, se levanta el concepto de territorio, que contiene otros valores que trascienden al mercado y abarcan una dimensión más profunda, diversa y colorida de la vida humana y social. En esa misma línea conceptual se habla de “territorialidad”. Jean Robert, en su artículo “Guerra a la subsistencia. Crisis económica y territorialidad”,(3) le confiere un sentido que trasciende el clásico reclamo por la tierra para abarcar “un territorio con su agua, sus bosques o sus matorrales, con sus horizontes, su percepción de ‘lo nuestro’ y de ‘lo otro’, es decir de sus límites, pero también con las huellas de sus muertos, sus tradiciones y su sentido de lo que es la buena vida, con sus fiestas, su manera de hablar, sus lenguas o giros, hasta sus maneras de caminar. Su cosmovisión.”
El avance de la apropiación impone sus propias reglas, negándole los derechos de quienes sí pueden contar las historias de sus territorios como muestra de su genuina titularidad. “Si ésta es tu tierra ¿dónde están tus historias?”, le dijo un indígena del pueblo Gits’kan en British Columbia, Canadá, a un representante del gobierno durante un arduo proceso ante la justicia para conseguir la demarcación de sus propios territorios. El acaparamiento de tierras no solamente no tiene historias de esas tierras para contar sino que arrasa con ellas. Es el negocio puro y duro, donde ganan los más poderosos y siempre pierden los más vulnerables.
Como expresamos, el acaparamiento reviste muchas formas; la ocupación de vastas extensiones para el agronegocio ha sido el fenómeno más llamativo de estos últimos años, pero también se siguen destruyendo enormes superficies para la exploración y explotación de petróleo o para abrir grandes minas a cielo abierto, se inundan ecosistemas para permitir la instalación de mega represas, se pierden bosques de mangles para crear granjas camaroneras, se instalan “desiertos verdes” de monocultivos de árboles.
Y no solamente destruyendo. Hay una forma más sutil y perversa de apropiación, que llega con un buen disfraz de conservacionismo: los proyectos REDD son también una forma de acaparamiento de los territorios en la medida que despojan a las comunidades de su hábitat, de sus medios de vida y a la larga de su identidad.
En la resistencia al acaparamiento, la territorialidad de los pueblos se transforma en bandera, en una lucha contra el materialismo descarnado que suele ir acompañado de violencia y despojo; en una lucha de contenidos y significados, a la búsqueda de lo colectivo y la solidaridad.
Artículo basado en:
(1) “El acaparamiento de la tierra agraria: otra amenaza para la soberanía alimentaria”, GRAIN,http://revistasoberaniaalimentaria.wordpress.com/2011/01/29/el-acaparamiento-de-la-tierra-agraria-otra-amenaza-para-la-soberania-alimentaria/
(2) PensionFunds: Key Players in the Global FarmlandGrab, GRAIN, junio de 2011,http://www.grain.org/es/article/entries/4289-fondos-de-pensiones-actores-claves-en-el-acaparamiento-mundial-de-tierras-agricolas.
(3) Guerra a la subsistencia. Crisis económica y territorialidad, Jean Robert, Fobomade,http://www.fobomade.org.bo//art-2010