Localizado en el límite norte de la región de las selvas tropicales africanas, Togo tiene todavía 1.396.000 hectáreas de cobertura forestal, la que representa el 24% de la superficie total del país. En un paisaje dominado por la sabana, los bosques constituyen una importante área de concentración de biodiversidad, a la vez que una fuente fundamental de medios de vida para las comunidades locales. No obstante, el manejo forestal en Togo ha estado enfrentado a importantes problemas.
Amis de la Terre-Togo (Amigos de la Tierra-Togo) considera que, si bien existen prometedoras iniciativas de conservación, el manejo de los denominados "bosques clasificados" (forêts classsés) y el de las áreas protegidas no ha sido exitoso.
Hay en el país veinticuatro bosques clasificados que ocupan 434.382 hectáreas. Sin embargo, ya en 1994 se había informado que alrededor del 20% de los mismos estaban ocupados por 47.500 personas desplazadas. A nivel local la población tiene una visión negativa de los bosques clasificados, que son percibidos como una interferencia negativa del Estado en sus territorios. Ello es básicamente cierto, si bien la perspectiva estatal ha tenido una evolución positiva al respecto -si comparada con la imperante en los tiempos coloniales- y hoy en día las comunidades locales pueden ejercer por lo menos parcialmente sus derechos a la utilización de los recursos naturales en esas áreas. Por el contrario, la explotación comercial de maderas finas -tales como acajou, sipo, aybé, fraké, okoumé, ozigo and sapeli- ha sido identificada como una de las principales causas de la degradación de los bosques en Togo.
No es mejor la situación de los parques nacionales y las reservas de fauna. Dos parques nacionales (Fazao Malfakassa y Kéran) y nueve reservas de fauna (Togodo-Sud, Togodo-Nord, Ahaba, Kpessi, Aboulaye, Aledjo-Kadara, Galangashie, Fosse aux Lions y Oli-Mandouré) fueron creados en Togo desde 1970, ocupando actualmente 697.185 hectáreas. El caso del Parque Nacional Kéran es paradigmático. Su creación en 1971 provocó el reasentamiento forzado de alrededor de 60.000 personas, que no recibieron compensación alguna y fueron instaladas en una zona que carecía totalmente de infraestructura y servicios. Siempre que el estado ha tratado de aumentar el área de las reservas de fauna se han dado conflictos con las comunidades locales, quienes ven su fuente de medios de vida amenazada. Es claro que éstas perciben las áreas protegidas como una causa directa de la reducción de sus áreas de cultivo y de caza. En 1990 la situación se volvió crítica y se dieron masivos ataques contra áreas protegidas. Luego del proceso de democratización que comenzó en 1991 la ocupación de áreas protegidas aumentó.
¿Cómo combinar los derechos de las comunidades locales con la conservación de los bosques? Amigos de la Tierra-Togo considera que el Plan Nacional Forestal aprobado en 1994 constituye un paso positivo en este sentido. El plan se propone la realización de un inventario de los recursos genéticos forestales a ser utilizados en proyectos de manejo con la participación de la población local; la sensibilización de los pobladores locales respecto de los impactos negativos producidos por los incendios, la agricultura itinerante y el corte excesivo del bosque para obtener leña, la revisión de los límites de las áreas protegidas de manera que puedan realizarse actividades alternativas y la promoción de la agroforestería. Amigos de la Tierra-Togo está iniciando un proyecto relacionado con agroforestería, con la participación de la población local, a fin de asegurar un uso sustentable de los bosques. Se ha comenzado también un proyecto de conservación con el fin de evaluar las características y actual situación de los bosques comunitarios, y de abordar las causas de su destrucción en Togo.
Artículo basado en información tomada de: Amis de la Terre-Togo, 28/6/2000;