En setiembre de 2003 informábamos que una plaga exótica había atacado a árboles de eucalipto en el oeste de Kenia (ver Boletín N° 74 del WRM), y reflexionábamos sobre los riesgos inherentes al modelo de monocultivo.
Ahora el mal ha llegado a la vecina Uganda, siendo los distritos más golpeados Mpigi, Luweero, Masaka, Kasese, Mbarara, Bushenyi, Mbale, Kapchwora, Tororo, Lira y Apac.
La avispa formadora de agallas (Ophelimus eucalypti) se ha convertido en una plaga para los árboles exóticos de eucalipto, que crecen en las plantaciones de monocultivo a gran escala. La avispa pone sus huevos en las partes tiernas de la planta, que reacciona formando agallas (hinchazones). Las hojas atacadas se doblan y permanecen diminutas, lo que lleva a la atrofia de toda la planta, según informa Peter Kiwuso del Instituto de Investigación de Recursos Forestales.
El eucalipto, originario de Australia, se ha plantado en Uganda durante aproximadamente un siglo. Un estudio de Philip Karugaba, de la Red de Acción Ambiental, identifica la introducción de este árbol exótico como uno de los dos factores principales (el otro serían las praderas) que virtualmente han reemplazado a las especies indígenas de árboles, entre ellas el árbol de la manteca (Bassia parkii), cuyas semillas producen un tipo de aceite comestible utilizado a nivel local en todo el norte de Uganda.
En Uganda, las condiciones ambientales permiten que el eucalipto madure en apenas cuatro años. Esta circunstancia ha promovido la plantación comercial a gran escala de esta especie, de la cual se ha informado que “se propaga por el campo igual que un incendio de monte”. Y al igual que un incendio sin control, se está tornando destructiva. De hecho, es el mismo fenómeno que se ha estado produciendo en general en todo el planeta.
“El árbol de eucalipto es sediento y antisocial. Su rápido ritmo de crecimiento exige grandes cantidades de agua y nutrientes del suelo, en tanto que las hojas que caen al suelo no permiten el crecimiento de ninguna otro tipo de vegetación alrededor del árbol”, explica el informe. De todas formas, posiblemente se puede decir lo mismo de otras especies de crecimiento rápido. El verdadero problema es el modelo, el monocultivo a gran escala, que empeora cualquier efecto, transforma insectos en plagas, atenta contra la diversidad de la naturaleza, y en última instancia demuestra ser caro y débil. Para los agricultores que han invertido mucho en los árboles de crecimiento rápido, este tipo de suceso implica un desastre.
Al hablar del enfoque que solo considera el ecosistema del bosque desde la perspectiva de su componente de madera, equiparando las plantaciones de monocultivo de árboles con los bosques, se podría reformular el antiguo refrán y decir: “los árboles no le permiten ver la plantación”.
Artículo basado en información obtenida de: “Ugandan Eucalyptus trees have an uninvited guest”, Gerald Tenywa, New Vision (Kampala), 9 de marzo, 2004; documento preparado por Philip Karugaba, The Environmental Action Network (TEAN), Uganda, para San Francisco Tobacco Free Project, http://tobaccofreekids.org/campaign/global/casestudies/uganda.pdf