Los días 5 y 6 de mayo de este año, el Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR) organizó una cumbre sobre bosques en Yakarta, Indonesia: la Cumbre de los Bosques de Asia 2014 (1). Los organizadores destacan en la página web del evento que participaron “ejecutivos de grandes empresas, líderes de la sociedad civil, expertos en desarrollo y los mejores científicos del mundo”. Se informa también que el desafío del encuentro fue cómo hacer que la región asiática “pueda realizar, más rápidamente, el cambio hacia una economía verde al manejar mejor sus bosques y paisajes”, buscando “nuevos caminos de crecimiento verde para el desarrollo”. Para dar continuidad al encuentro, los organizadores quieren informar sobre otras iniciativas nacionales e internacionales al respecto de, por ejemplo, fomento de “sinergias entre cambio climático y desarrollo económico, en las que todos ganen”, además de “reafirmar el potencial de REDD+”.
Si se observa el perfil de los participantes presentados en destaque, podemos ver que esta cumbre no era para los pueblos indígenas y comunidades del bosque, a pesar de que ambos tienen, también, por un lado, jefes y autoridades y, por el otro, conocimientos, principalmente las mujeres que son “expertas” en bosques. El conocimiento popular construido y transmitido de generación en generación hace que los pueblos y comunidades de los bosques sean los “especialistas” mundiales del conocimiento sobre cómo mantener y cuidar el bosque.
Cuando los pueblos indígenas y comunidades del bosque hablan del futuro y de soluciones para la crisis de los bosques, no suelen hablar de promover un cambio hacia una “economía verde” o buscar “caminos de crecimiento verde”, incluso porque no inventaron esas ideas y por ese motivo quizás aún mantengan intactos sus bosques. Las miles de comunidades cuyos territorios fueron invadidos por grandes corporaciones y otras decenas también por grandes ONG para desarrollar proyectos REDD+, suelen decir que sería mejor que dichas corporaciones y ONGs volvieran a sus lugares de origen. Y parece una verdadera contradicción que las empresas trasnacionales quieran ser parte de la “solución”, dentro de la lógica de la “economía verde”, convirtiendo los problemas ambientales de los que son responsables en nuevas “oportunidades”.
La “economía verde” tiene en su “ADN” la lógica de la continuación de las actividades destructivas y degradantes. Se ensalzan las ventajas de un escenario en el que supuestamente todos ganan (win-win) cuando se dice que las corporaciones trasnacionales pueden continuar destruyendo y obteniendo ganancias, pero compensando la destrucción al conservar áreas consideradas “parecidas” en otro lugar y, además ganar más dinero con títulos en los mercados de “servicios ambientales”. La experiencia con estas soluciones ya ha mostrado en los hechos que las comunidades que viven y dependen de los bosques son las más perjudicadas por esta “economía y crecimiento verde” que les imponen.
Nuestros gobiernos deberían prestar atención a los encuentros populares, como el que ocurrió recientemente en Santiago de Chile, en el que - en la misma fecha que tuvo lugar la Cumbre del CIFOR - más de 50 organizaciones de campesinos, pescadores y otras poblaciones rurales hicieron una serie de recomendaciones para la Conferencia Regional de la FAO en Chile (2). En su declaración no aparece nada sobre “economía o crecimiento verde”. En su lugar, las mujeres y hombres presentes destacaron el compromiso y la lucha por la soberanía alimentaria como algo crucial para asegurar el bienestar de los pueblos. Afirman que ello contribuirá en la erradicación de la pobreza y el combate del hambre, recordando que la agricultura campesina, a pesar de las dificultades, alimenta al 70% del mundo. Sostienen claramente y por experiencia propia, que no es posible combatir las crisis ambiental/climática con un enfoque de la industria, de las corporaciones o con mecanismos de mercado. Para avanzar, es necesario priorizar los territorios y los pueblos que los habitan y construir caminos de salida de la crisis con ellos y junto a ellos.
Es realmente necesario que nuestros gobiernos reflexionen especialmente sobre esta frase de la declaración de las organizaciones y movimientos reunidos en Chile: “Creemos que ha llegado la hora de que los gobiernos y los organismos internacionales escuchen las voces de los Pueblos”. Para avanzar en esa dirección, las próximas cumbres para discutir la delicada situación de los bosques del mundo podrían ser organizadas de tal forma que las comunidades que dependen de los bosques sean las principales invitadas y protagonistas.
(1) http://www.cifor.org/
(2) http://viacampesina.org/es/
Una cumbre sobre bosques con “expertos” y sin comunidades
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