Una modesta proposición para el Día de la Tierra

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En 1729, Jonathan Swift –quien dedicó gran parte de sus escritos a la lucha por Irlanda contra el dominio británico- publicó su sátira “Una modesta proposición para prevenir que los niños de los pobres de Irlanda sean una carga para sus padres o el país, y para hacerlos útiles al público” (sugería que debían ser bien alimentados y luego comidos). Si estuviera vivo, probablemente hubiera dicho algo satírico acerca del gobierno de los Estados Unidos y el Día de la Tierra (22 de abril).

Según la página web del Día de la Tierra del gobierno de los Estados Unidos (http://www.earthday.gov) “El Día de la Tierra es un buen momento para celebrar los beneficios que hemos logrado y forjar nuevas visiones para acelerar el progreso ambiental”. La misma página nos dice que “La Administración Bush tiene como centro de interés alcanzar resultados importantes: aire y agua más limpios y tierras y hábitat silvestres más sanos”. Aún careciendo del genio literario de Swift, nos gustaría realizar una contribución dentro de su estilo, como comentario a esas increíbles afirmaciones.

Para empezar, nos gustaría decir que es obvio que podemos celebrar todos los beneficios alcanzados en los últimos años bajo el sabio liderazgo del gobierno empresarial de los Estados Unidos. Varios bosques tenebrosos y amenazadores han sido abatidos para dejar que los rayos del sol alcancen el suelo. Se ha logrado la extinción de numerosos animales peligrosos o simplemente inútiles. El agua ha sido enriquecida –gratuitamente- con altas dosis de costosos productos químicos. Durante la noche, los pueblos de los bosques cuentan ahora con la iluminación de las llamaradas de gas emitidas por las empresas petroleras. Diversas zonas de bosque están estrictamente protegidas contra los Pueblos Indígenas y comunidades del bosque que amenazan a las empresas madereras, las empresas mineras, las empresas forestadoras, las empresas camaroneras y otras compañías amigas del medio ambiente.

También ha habido grandes éxitos en materia de progreso ambiental y lo que parecía imposible se ha vuelto realidad. Por ejemplo, cambiar el clima del planeta podría haber parecido una utopía. Sin embargo, se superaron las dificultades y ahora podemos regocijarnos con la perspectiva de un futuro mucho más cálido. Elevar el nivel del mar también era percibido por algunos pesimistas como algo imposible, pero, como suele ocurrir, el gobierno empresarial de los Estados Unidos les demostró que estaban equivocados. En los próximos años, en lugar de vivir en vastos continentes, alguna gente afortunada podrá vivir en pequeñas islas tropicales paradisíacas –antiguamente los picos más altos de esos continentes que quedarán bajo agua- bajo la sombra de palmeras transgénicas.

La aplicación de las “nuevas visiones” también ha tenido éxito y al respecto el petróleo es un ejemplo paradigmático. Parar lograr el cambio climático y elevar el nivel del mar es necesario quemar mucho petróleo. Lamentablemente, la mayor parte del petróleo está fuera de las fronteras de los Estados Unidos. La antigua visión implicaba que las empresas necesitaban controlar a los gobiernos de los países ricos en petróleo, que no siempre estaban dispuestos a colaborar. La nueva visión facilita las cosas: los países ricos en petróleo pueden ser ocupados para impedir que utilicen armas de destrucción masiva.

Siguiendo el enfoque de Jonathan Swift, nos gustaría realizar una “modesta proposición para prevenir que las empresas que están detrás del gobierno de los Estados Unidos sean una carga para su país y otros, y para hacerlas útiles al público”. La proposición es bien sencilla: que esas –y otras empresas transnacionales similares- sean condenadas a la extinción total.