Las políticas de descentralización en materia de manejo de los bosques han sido consideradas durante la última década como una alternativa al modelo centralizado utilizado en la mayoría de los países, el cual ha demostrado ser inútil para alcanzar la sustentabilidad en el manejo de los bosques. En muchos países se ha transferido a las autoridades municipales y provinciales responsabilidades vinculadas al sector forestal, con la esperanza de que al estar dichas autoridades más cerca de las situaciones concretas entenderían mejor las condiciones existentes a nivel local, tendrían mayor capacidad de monitorearlas y de tomar decisiones acordes con las necesidades locales.
Sin embargo esto no puede ser considerado algo bueno en si mismo dado que, dependiendo de cada proceso en particular, el resultado puede ser más del tipo "abajo hacia arriba" o "arriba hacia abajo" y la descentralización puede o no servir al fortalecimiento de la democracia y a la meta de lograr un uso sustentable de los bosques. Ello dependerá de en qué medida el proceso logre ofrecer a los grupos previamente marginalizados la posibilidad de un mayor acceso al poder o, en cambio, a reforzar el poder de las élites nacionales a nivel local.
En el libro "La forja de sistemas de administración (anti)democráctica de los recursos a partir de los relictos del pasado colonial en Zimbabwe" (original en inglés: "Forging (Un)democratic Resource Governance Systems from the Relic of Zimbabwe's Colonial Past") Alois Mandondo -investigador de la Universidad de Zimbabwe- examina el proceso de descentralización que se ha dado en ese país. Durante el período colonial británico el gobierno hizo responsables a los jefes nativos de la tarea de hacer cumplir ciertas disposiciones atinentes al medio ambiente. No obstante, las mismas no reflejaban los intereses locales y el gobierno utilizó el sistema para ulteriores objetivos colonialistas, a menudo a expensas de las poblaciones nativas locales. Como siempre sucede, estas poblaciones salieron perdiendo: los agricultores se vieron forzados a abandonar el madereo comercial, a reducir el tamaño de sus rebaños y a suministrar fuerza de trabajo gratuita para las actividades de conservación del suelo.
De acuerdo con Madondo, este tipo de enfoque sigue siendo utilizado en la actualidad. Desde la independencia acaecida en 1980, las autoridades locales continúan satisfaciendo los intereses de los líderes de nivel nacional miembros del partido de gobierno, en lugar de atender las necesidades de sus propias comunidades. Si bien una ley aprobada en 1988 (Rural District Council Act) otorgó a los gobiernos municipales el derecho a establecer normas para el uso de la tierra y la conservación de suelos adaptadas a cada situación a nivel local, las autoridades han preferido generalmente adoptar modelos de ley preparados por el gobierno nacional. Además, las comunidades han tenido pocas oportunidades de generar nuevas normas, así como de elegir democráticamente a sus representantes y de generar ingresos a partir de sus recursos naturales. En suma, el modelo de descentralización vigente en Zimbabwe sigue siendo de orientación verticalista y no beneficia a las comunidades locales.
Artículo basado en información obtenida de: David Kaimowitz, 29/5/2000; Quienes deseen enviar comentarios al autor u obtener una versión electrónica completa en inglés del documento pueden escribir a Alois Mandondo.