En 2009, a pesar de la crisis económico-financiera, un norteamericano promedio seguía consumiendo cinco veces más papel que el promedio mundial, y 30 veces más que un africano promedio, mientras que el europeo promedio consumía casi cuatro veces más papel que el promedio mundial. En general, el grueso de dicho consumo no está dirigido a actividades escolares o libros de literatura, sino a papel de envoltorio y embalaje, lo cual ya representa más del 50% del consumo mundial de papel y no cesa de aumentar.
En 2009, a pesar de la crisis económico-financiera, un norteamericano promedio seguía consumiendo cinco veces más papel que el promedio mundial, y 30 veces más que un africano promedio, mientras que el europeo promedio consumía casi cuatro veces más papel que el promedio mundial. En general, el grueso de dicho consumo no está dirigido a actividades escolares o libros de literatura, sino a papel de envoltorio y embalaje, lo cual ya representa más del 50% del consumo mundial de papel y no cesa de aumentar.