Existe actualmente abundante documentación que atestigua cómo las comunidades indígenas sufren una grave discriminación en las sociedades en que habitan, que son explotados por otros sectores y que sus derechos a los recursos de los que dependen para asegurar su subsistencia no tienen casi protección. Muchos de esos grupos también viven en zonas donde las organizaciones conservacionistas locales, nacionales e internacionales tienen fuertes intereses. En el Congreso Mundial de la Conservación de 1992 se establecieron nuevos principios en materia de conservación para los proyectos de afectan a las comunidades indígenas, sentando así normas y directrices de aplicación a ser promovidas por la Comisión Mundial sobre Areas Protegidas, el WWF y la UICN.
Algunos conceptos básicos contenidos en esos principios son:
- El reconocimiento de "los derechos de las poblaciones indígenas a sus tierras y territorios y recursos naturales, así como la función que cumplen en su gestión, utilización y conservación", y "el papel y los intereses colectivos de las poblaciones indígenas";
- La obligación de "proteger y alentar la utilización tradicional de los recursos biológicos conforme a sus prácticas tradicionales que sean compatibles con los requisitos de conservación o utilización sustentable", como lo establece el Convenio de la Diversidad Biológica (CDB);
- El reconocimiento de los derechos de propiedad de las poblaciones indígenas basados en la ocupación y la utilización tradicional, como se reconoce en la Carta Africana de Derechos Humanos.
La organización Forest Peoples Project (FPP) está llegando al final de casi tres años de trabajo en colaboración para documentar el impacto de las zonas de conservación sobre las vidas de las poblaciones indígenas de siete países africanos. El trabajo culmina una serie de proyectos de colaboración que el FPP ha llevado a cabo en América Latina y Asia desde 1997.
En Africa, el FPP apoyó a grupos locales para elaborar nueve estudios de caso a partir de consultas a las comunidades de los siguientes pueblos: Batwa del Bosque Nyungwe y del Parque Nacional Volcanoes, en Ruanda, de los Parques Nacionales de Mgahinga y Bwindi en Uganda, y de los alrededores del Parque Nacional Kahuzi-Biega en la República Democrática del Congo; Maasai de los alrededores de la Autoridad de Conservación de Ngorongoro, en Tanzania; Ogiek del Bosque Mau, en Kenya; Khomani San del Parque Transfronterizo de Kgalagadi (ex Parque Nacional de Kalahari Gemsbok) en Sudáfrica; Bagyeli del Parque Nacional Campo Ma’an, en Camerún; y Baka de la Reserva de Dja y de los Parques Nacionales Boumba Bek y Lobéké, en Camerún.
Las autoridades encargadas de la conservación en esos países también brindaron información y participaron en reuniones regionales del proyecto, y después de la conferencia de Kigali en 2001, organizada por CAURWA --la ONG Twa de Ruanda-- y el FPP, varias autoridades de las zonas de los estudios de caso se reunieron con representantes indígenas para discutir políticas relativas a los parques. En la mayoría de los casos, lo hacían por primera vez.
Uno de los resultados más preocupantes del trabajo inicial de nuestros socios fue que los principios ampliamente aceptados de la Comisión Mundial sobre Areas Protegidas no se están aplicando en ninguno de los casos. El incumplimiento de esas normas internacionales por parte de las organizaciones encargadas de la conservación ha provocado graves impactos en las comunidades indígenas, algunos de los cuales son:
- expulsiones forzadas de sus tierras, sin compensación alguna;
- negación de sus derechos a sus tierras tradicionales
- destrucción progresiva de sus formas de sustento;
- pérdida de su identidad; y
- creciente marginación socioeconómica de sus comunidades.
"Usted me habla de los parques, y todo lo que yo sé es que las autoridades y los soldados vinieron desde muy lejos para expulsarnos con sus armas, y nos dijeron que nunca más volviéramos a los volcanes, donde tenemos prohibido cazar y juntar miel, agua y leña". (Twa, Ruanda).
La reclamación persistente de las comunidades indígenas en casi todos los casos apunta a la falta de consulta sobre los planes de conservación. En la mayoría de los casos sus problemas tenían que ver con la falta de reconocimiento del acceso que tenían tradicionalmente y de los derechos de uso dentro de tierras que ahora estaban demarcadas como áreas protegidas.
"Cuando estaban delimitando el parque nadie vino a consultarnos a nosotros, los Bagyeli. Tal vez fueron a hablar con los Bantu, pero yo no sé nada de eso. Ellos no nos conocen." (Bagyeli, en el sudoeste de Camerún).
Los planes de gestión de la conservación en tierras de las que las poblaciones indígenas dependen, casi siempre han ido acompañados de restricciones a los cazadores, recolectores y pastores indígenas, sin su consentimiento, restringiéndoles el uso de zonas a las que tradicionalmente han tenido acceso y en las que han ejercido sus derechos de utilización. Esto ha ocurrido aún cuando es bien sabido que eran los primeros habitantes de la zona, lo cual tradicionalmente en Africa es el principal criterio para asegurar derechos consuetudinarios a largo plazo sobre los recursos naturales.
Cuando las organizaciones conservacionistas han realizado "consultas a la comunidad" acerca de los planes, generalmente ha sido en forma de grandes reuniones para introducir y discutir nuevas normas. Generalmente son foros en los cuales se tiende a desconocer los intereses de los grupos marginados, y las comunidades indígenas suelen estar mal informadas sobre los procesos en juego. La falta de servicios de traducción y de documentación previa en un lenguaje accesible, generalmente los pone en clara desventaja en la mayoría de las discusiones que se llevan a cabo, y especialmente teniendo en cuenta las altas tasas de analfabetismo que suele haber en esos grupos.
A medida que se aproxima el Congreso Mundial de Parques, en setiembre, las organizaciones conservacionistas que trabajan en Africa están analizando más cuidadosamente cómo pueden abordar las cuestiones relativas a la comunidad "que trascienden los límites" (en alusión a la consigna del Congreso), a la vez que echan el ojo a nuevas fuentes de financiación de donantes que querrán saber de qué forma sus fondos apoyarán las formas de vida de los pueblos Y la utilización sustentable de los recursos naturales Y la protección de la biodiversidad. Existe una creciente retórica sobre la necesidad de fomentar "asociaciones" ("partnerships") nuevas a nivel local (por ejemplo en la Cuenca del Congo), con el objetivo de promover proyectos de conservación más eficientes y sustentables, aunque hasta el momento no hay mecanismos que permitan consultar a las comunidades locales sobre sus planes.
Algunas medidas recientes de ciertas organizaciones conservacionistas para enfatizar su "orientación hacia la comunidad" pueden ser simplemente una postura que les permita tener buenas relaciones públicas durante una conferencia de alto destaque internacional enfocada en este tema. Sin embargo, el discurso que las acompaña provoca expectativas entre ONGs y comunidades acerca de cómo resolverán cuestiones prácticas sobre los derechos de las poblaciones indígenas que están dentro y en los alrededores de proyectos de áreas protegidas, donde vive gran parte de esas poblaciones, y cómo esos proyectos generarán beneficios a cambio de la pérdida de derechos. Esto es particularmente importante para las comunidades marginadas que dependen de las áreas protegidas para su subsistencia, especialmente para las que son cazadoras, recolectoras y pastoras. Esos grupos a menudo tienen reclamaciones territoriales previas de mucho peso en las tierras que se planea destinar a la conservación.
"Su pregunta: le encontramos una respuesta. El bosque: los hombres de Dobi Dobi (conservacionistas) querrían entrar al bosque. Este hombre (un Baka), se crió en el bosque. Ellos (los Dobi Dobi) deberían venir a él y traerle algo, para que les dé permiso a entrar en el bosque. Si no le dan dinero, entonces él no les dará permiso para entrar al bosque que está detrás de su casa, porque ese bosque es para él". (Baka, sudeste de Camerún).
Los representantes indígenas de todos los países que participan en este proyecto estarán presentes en las discusiones del Congreso Mundial de Parques en Durban (Sudáfrica), junto con otros representantes de comunidades indígenas de todo el mundo. Esta es por lo tanto una gran oportunidad para las organizaciones conservacionistas que deseen reafirmar su compromiso con la aplicación de las Directrices de la Comisión Mundial sobre Areas Protegidas relativas a los pueblos indígenas, y al Convenio sobre la Diversidad Biológica. De no hacerlo, y de no explicar en detalle los cambios prácticos que harán a sus programas de conservación para abordar el tema de los derechos indígenas y sus aspiraciones, les resultará cada vez más difícil convencer a las comunidades de que los organismos de conservación podrán generarles beneficios a cambio de la pérdida de su base de sustento. La sustentabilidad a largo plazo de muchas áreas protegidas de Africa Central pende de un hilo.
El FPP continua su trabajo en países del Africa central en apoyo a las comunidades indígenas del bosque, para proteger sus derechos y formas de vida y sustento. La mayoría de esos grupos tienen un pasado de cazadores y recolectores, y muchos todavía dependen del bosque para cubrir gran parte o todas sus necesidades de subsistencia. Sin embargo, pocos de ellos son considerados como partes interesadas válidas por parte de los proyectos de conservación de los ecosistemas de bosque, cuyos administradores generalmente no los consultan acerca de los planes de conservación en las tierras y los recursos que controlan.
"Si no haces recolección, no puedes tener jabón, si no pescas, entonces no puedes comer sal, si no tienen una superficie para plantar, tienes que salir a comprar la comida, pero no podemos comprarla (si tienen ropas como éstas, no puedes ir a comprar comida). Tú ves cómo estoy vestido. Y ahora estoy solo – porque ya no puedo hacer más nada – porque quieren impedirme que utilice el bosque". (Baka, sudeste de Camerún).
El objetivo del FPP es promover un diálogo constructivo y más igualitario entre las comunidades del bosque y los organismos de conservación, y crear nuevos modelos de trabajo conjunto, basados en el reconocimiento de los derechos de las poblaciones locales. Este proyecto ha permitido que se inicien varios de esos procesos, pero todavía subsisten importantes factores que impiden la ejecución de las Directrices de la Comisión Mundial sobre Areas Protegidas. Varían desde la falta de consideración de la necesidad de la participación local de las comunidades indígenas, hasta su persecución injusta por guardias de los parques; falta de consulta por parte de las autoridades conservacionistas y falta de fondos para un trabajo "social", inventarios biológicos, investigaciones de caza comercial de la fauna del bosque, y que se destinan a desarrollo de infraestructura paramilitar local.
Además de las zonas protegidas estrictas, muchos proyectos de conservación aseguran también la "protección" de zonas circundantes utilizando fondos destinados a programas "orientados a la comunidad", vinculados a esquemas de ordenamiento territorial más regulados, con "zonas de caza comunitaria", etc. Una minoría de esos programas han dado participación a algunos de los grupos locales dominantes en discusiones sobre la administración de esas áreas. Sin embargo, en los casos en que esos procesos se dan, en Africa Central, desde Camerún hasta Ruanda, casi siempre se han ignorado las opiniones de los Twa, Baka, Bagyeli, Bakola, Mbendjelle, Ba’Aka, Mbuji y otras poblaciones indígenas del bosque. Los derechos de esas comunidades, y con ellos su forma de vida y sustento, están bajo una presión creciente; en algunos contextos se han eliminado casi totalmente los derechos territoriales de las comunidades indígenas y han sido expulsadas de sus zonas ancestrales, y para sobrevivir se han visto obligadas a recurrir a la mendicidad o a trabajar para otros por muy escasa o ninguna remuneración. Muchas comunidades indígenas enfrentan una pobreza cada vez más profunda y una creciente inestabilidad para procurarse el sustento, a medida que los proyectos de conservación se establecen en sus zonas.
Este año en Durban, conjuntamente con una serie de propuestas de acciones dirigidas a establecer normas de conservación, se llegará a numerosos acuerdos sobre financiación dirigida a la conservación, lo cual ayudará a guiar el rumbo de la conservación en la próxima década. Si la gente se va a constituir en el nuevo centro de interés de la conservación, entonces los proyectos de conservación deberán abordar la realidad de las vidas y derechos de los pueblos, especialmente si pueden llegar a sufrir impactos negativos graves a consecuencia de los parques o reservas. El desarrollo de mecanismos nuevos para asegurar que se tomen en cuenta las opiniones y los derechos de los pueblos indígenas durante la planificación del proyecto constituye un primer paso esencial para que esto empiece a ocurrir.
Por: John Nelson, Forest Peoples Programme, correo electrónico: johnnelson@blueyonder.co.uk , sitio web: http://www.forestpeoples.org (El libro "Indigenous peoples and protected areas in Africa: from principles to practices", con las lecciones extraídas de este proyecto, está disponible en ingles y francés en el FPP. En setiembre también se dispondrá de un video conteniendo opiniones de las comunidades, en formato MPEG-CD, ejecutable en la mayoría de los PCs. Tanto el libro como el CD estarán a disposición de los delegados presentes en Durban.)