Dos pequeñas polillas están siendo motivo de una confrontación social y ambiental en Nueva Zelanda. En West Auckland, la gente y el medio ambiente están siendo sometidos a la fumigación aérea con peligrosos productos químicos con el objetivo de proteger las plantaciones de pino contra el ataque de una polilla (Teia anartoides). En South Auckland, las plantaciones de eucalipto están sufriendo el ataque de otra polilla (Uraba lugens) y todavía se desconoce si allí se aplicará el control químico para enfrentarla.
El pino radiata y el eucalipto son árboles exóticos en Aotearoa y también son exóticas las dos polillas cuyos gusanos hoy se comen activamente sus hojas. Lo que está sucediendo ahora había sido previsto hace varios años cuando el WRM publicó "El papel del Sur". En aquel momento habíamos afirmado que "La homogeneidad de estas grandes plantaciones constituye un serio problema para la propia plantación. La gran ventaja inicial de las especies exóticas (la inexistencia de una fauna local a la que sirva de alimento), se puede convertir en su talón de Aquiles a largo plazo, en la medida en que comiencen a aparecer predadores adaptados a dichas especies. En ese caso, el desierto alimenticio se convierte súbitamente en un festín para una especie, que podrá desarrollarse exponencialmente y llegar a dañar seriamente o incluso aniquilar a la plantación".
También hubo advertencias en la propia Nueva Zelanda. En 1994, el activista e investigador local Grant Rosoman publicó "The Plantation Effect" (El efecto de las plantaciones) y en referencia a la vulnerabilidad intrínseca de las plantaciones de monocultivos de árboles afirmó que "la incertidumbre mayor de la invasión de plagas y enfermedades no es SI sucederá sino CUÁNDO sucederá".
Ahora se ha confirmado la invasión prevista de estas plagas, pero el precio no lo pagan las compañías plantadoras de árboles --que causaron el problema-- sino el pueblo de Nueva Zelanda. Su salud es parte del precio a pagar, e incluso se les ha negado información detallada sobre las sustancias con las cuales están siendo rociados. Si bien conocen el nombre del producto (Foray 48B), el fabricante se niega a divulgar sus componentes. En el extranjero se ha determinado que algunos de estos productos contienen tolueno, parabenos, ácido sulfúrico, ácido fosfórico, hidróxido de sodio (lejía) y una larga lista de otras sustancias potencialmente nocivas o carcinógenas. Al mismo tiempo, los impuestos que pagan los pobladores se utilizan para instrumentar el programa de fumigación.
Los pobladores de West Auckland están reaccionando cada vez más contra la fumigación con químicos. Han formado su propia organización, Pobladores de West Auckland contra la Fumigación Aérea (WASP - West Aucklanders Against Aerial Spraying) y han realizado varias acciones contra el programa de control del gobierno. Afirman que la polilla "ya ha costado a los contribuyentes más de 23 millones de dólares y ahora el gobierno pretende gastar 90 millones más. La única amenaza potencial parece estar dirigida contra los monocultivos de árboles clonados de pino transgénico de la industria forestal. Preguntamos ¿por qué los pobladores de West Auckland debemos pagar para proteger la explotación forestal privada?". Sin duda, una muy buena pregunta.
Artículo basado en información obtenida de: One News. "City at war: Battle over aerial raids", 19/12/02 ( http://onenews.nzoom.com/onenews_detail/0,1227,156946-1-7,00.html ); One News " Skeletoniser upsets foresters", 27/2/03 ( http://onenews.nzoom.com/onenews_detail/0,1227,171566-1-7,00.html ) ; Grey Lynn News. "Aerial spraying a health risk" ( http://www.geocities.com/grey44nz/moth.htm ); Rosoman, Grant.- The Plantation Effect. An Ecoforestry Review of the Environmental Effects of Exotic Monoculture Tree Plantations in Aotearoa/New Zealand. Greenpeace, 1994 ; Carrere, R and Lohmann, L.- El papel del Sur. Plantaciones forestales en la estrategia papelera internacional. México, RMALC, ITeM, 1997.