La expansión de monocultivos forestales en Tasmania -que es paradójicamente el centro de origen del Eucalyptus globulus, una de las especies más usadas en los monocultivos forestales en todo el mundo- bajo los Mecanismos de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kyoto está provocando gran preocupación en Australia.
El programa del gobierno federal "Plantation 2020 Vision" se propone establecer 650.000 hectáreas de plantaciones durante los próximos veinte años en Tasmania. Los gobiernos federal y estatales en Australia han adoptado una visión de mercado, según la cual el carbono puede ser secuestrado en plantaciones forestales, que luego habrán de ser cortadas en beneficio de las empresas. La Política Forestal Nacional no sólo promueve la instalación de vastos monocultivos, sino que también incentiva la deforestación para dar lugar a las plantaciones, con todos los impactos negativos que ello implica, tanto a nivel local como global. El potencial de los bosques primarios como reservorios de grandes cantidades de carbono es completamente ignorado. En cambio se ha intensificado su corta en varias zonas de la sureña isla de Tasmania, donde los bosques nativos de eucalipto están siendo destruidos. Al mismo tiempo la oposición a las plantaciones va en aumento, incluso bajo la forma de acciones radicales, como la quema y la extracción de árboles de las plantaciones. La oposición a estos monocultivos ha trascendido el sector de los ambientalistas y ahora incluye a una parte significativa de la sociedad a nivel rural, en especial los productores lecheros y los consejos locales. Por ejemplo, el grupo "Communities over Plantations", creado recientemente en el norte del estado, es un grupo de presión compuesto básicamente por miembros de la sociedad rural tradicional. Los productores lecheros se oponen a las plantaciones por la baja del valor de las propiedades próximas a las plantaciones y el aislamiento social causado por la muralla formada por las plantaciones ubicadas en el medio de lo que antes eran prósperas comunidades rurales. Por otro lado, las administraciones de los condados tienen que vérselas con un descenso en sus ingresos por concepto de impuestos debido a la sustitución de actividades agrícolas por las plantaciones (ver Boletín 26 del WRM).
Ni siquiera son empresas australianas los principales actores en este proceso de los sumideros de carbono (ver Boletín 15 del WRM). Por ejemplo Tokyo Electric Power Coroporation (TEPCO) -parte del imperio corporativo Mitsubishi- estableció una joint venture con North Ltd. para establecer más de 23.000 hectáreas sobre tierras agrícolas. En la misma situación está Victoria, donde una compañía de seguros estadounidense -John Hancock- es dueña de 150.000 hectáreas de plantaciones.
La ONG australiana Native Forest Network está abogando por la adopción de prácticas más efectivas, realistas y no destructivas para enfrentar el aumento de la concentración del carbono atmosférico. Una de ellas consiste en frenar la práctica destructiva de cortar y quemar bosques para obtener productos de escaso valor como son las astillas. Además de las enormes cantidades de carbón liberadas mediante la corta inicial de los bosques y de la subsiguiente quema autodenominada de regeneración, las propias astillas son convertidas en bienes desechables -como papel- que son rápidamente destruídos, colaborando así al aumento de las emisiones en un plazo muy corto. En esa línea, el Partido Verde Australiano ha denunciado que todo esto es una maniobra del gobierno para evitar abordar el candente tema de la necesaria reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, al tiempo que Greenpeace Australia considera que el gobierno federal debería centrar su atención en las energías renovables y emprender acciones para cortar las emisiones, en lugar de tratar de reducir sus efectos.
Artículo basado en información obtenida de: Adam Burling, Native Forests Network, Tasmania, 5/5/2000; "Greenpeace fights tree-planting scheme", Australian Broadcasting Company, April 17, 2000;