Durante los días 19 y 20 de marzo de este año, miembros de las comunidades y movimientos campesinos, indígenas y quilombolas de los estados de Espíritu Santo y de Bahía que luchan para conquistar sus territorios invadidos por empresas dedicadas al monocultivo de eucalipto, realizaron una visita de solidaridad y de intercambio a las comunidades de Raíz y Vereda Funda en la localidad de Rio Pardo, norte de Minas Gerais. Se trata de dos comunidades que están luchando para recuperar su territorio tradicional.
Hace más de 30 años que la región del norte de Minas Gerais fue tomada por empresas que explotan el monocultivo de eucalipto dedicado al carbón, fuente energética para la producción de hierro y acero en las decenas de siderúrgicas ubicadas en dicho estado. La invasión del eucalipto fue devastadora: las empresas lograron plantar más de 1 millón de hectáreas de eucalipto, formando una de las áreas continuas más grandes del mundo de este monocultivo.
Las empresas tenían interés principalmente por las tierras llanas, conocidas como ‘chapadas’, que eran tierras en las que las comunidades tradicionales de la región, llamadas ‘geraizeiras’, soltaban a su ganado y recolectaban las innumerables frutas y plantas medicinales del ‘cerrado’. Como consecuencia, las comunidades fueron acorraladas en los valles y sus arroyos y manantiales se secaron. Además se las privó de su libertad de ir y venir en su propio territorio e inclusive están siendo criminalizadas cada vez que intentan recoger leña en las ‘chapadas’. La gran promesa de las empresas era el empleo. Pero en la localidad de Rio Pardo de Minas, las más de 90 mil hectáreas de eucalipto generan menos empleos que la producción artesanal de caña que con 1.150 empleos ocupa solamente 2.500 hectáreas. Cabe recordar que los empleos generados por el monocultivo de eucalipto son mayoritariamente degradantes, son trabajos realizados en pésimas condiciones que comprometen la salud y la calidad de vida de los trabajadores.
Incentivadas por la articulación y los encuentros promovidos hace aproximadamente 10 años por la Red Alerta contra el Desierto Verde- una red que reúne a las comunidades que se oponen al monocultivo de eucalipto y luchan por sus territorios- diversas comunidades del norte de Minas Gerais comenzaron a organizarse para recuperar su territorio. Dos de las comunidades que están luchando son Vereda Funda y Raíz.
Las 130 familias de Vereda Funda fueron las primeras que recuperaron su territorio en la región. Son 5 mil hectáreas de chapada que eran usadas colectivamente y que fueron arrendadas por el gobierno del estado de Minas Gerais a la empresa Florestaminas. Luego de terminado el contrato e inspirada por la lucha de los indios Tupiniquins y Guaraníes de Espíritu Santo, en 2005 la comunidad recuperó el área de 5 mil hectáreas con el apoyo de la Vía Campesina.
Tras mucha lucha, enfrentamientos y persecuciones, la comunidad logró tener el control definitivo del área que ahora el estado de Minas Gerais está transfiriendo al INCRA- institución federal para la reforma agraria- para que se cree un asentamiento agro- extractivista. En este asentamiento, cada familia tendrá su área para plantar y también habrá áreas colectivas para la actividad agro-extractivista y para soltar el ganado. La propia comunidad, con el apoyo del sindicato de trabajadores rurales de Rio Pardo de Minas y del Centro de Agricultura Alternativa de Minas Gerais, hizo un plan de reocupación del territorio y un mapa, con algunas áreas para la recuperación ambiental del cerrado y con otras para los cultivos. Embrapa Cerrados está contribuyendo con estudios en la comunidad a ese respecto. La recuperación del territorio encendió un nuevo ánimo en la comunidad, principalmente entre la gente mayor, ya que al retirar el eucalipto del área, los manantiales comenzaron a rebrotar y los animales silvestres volvieron. Además, la comunidad reconquistó algo fundamental: su libertad.
La comunidad de Vereda Funda mostró a los visitantes en su centro comunitario una experiencia de un sistema agroforestal y los llevó al campo para que conocieran una quinta con plantíos de maíz, porotos, arroz, mandioca y otros cultivos en una tierra que había sido plantada con eucalipto. En esa área, quieren plantar varios cultivos juntos de forma agroecológica, que substituyan al plantío químico del monocultivo de eucalipto. También visitamos una agroindustria de dulces, en la que trabaja un grupo de mujeres que con esta actividad logran generar más ingresos y trabajo.
La comunidad de Vereda Funda sirvió de espejo para el surgimiento de otras luchas por la tierra, por ejemplo la comunidad de Raiz, que también fue visitada. Esta comunidad, con 40 familias, sufrió la apropiación de 3.600 hectáreas de su territorio tradicional en los años 80 para la explotación de eucalipto, que actualmente están en manos de la empresa Replasa. El monocultivo de eucalipto agotó los manantiales que lo que implicó que las familias tuvieran que subir a la chapada para poder disponer de áreas de plantío. Sin embargo, la empresa ocupó toda la chapada, y acorraló a las familias en los valles. En el proceso de lucha, la comunidad descubrió que esos valles que habitaban eran considerados por la empresa como su reserva legal. De esta forma, las familias tomaron aún más conciencia de que, si no adoptaban una actitud, serían expulsadas del lugar, e indignadas con ese descubrimiento, decidieron iniciar la lucha para recuperar su territorio.
Con la ayuda de sus mayores, la comunidad de Raiz comenzó a delimitar el área de la comunidad, dando como resultado un mapa. Según este mapa, la comunidad perdió cerca de 3.600 hectáreas a favor de la empresa Replasa. Inmediatamente, la comunidad se movilizó e hizo pública la auto-demarcación de su territorio, una vez más siguiendo el ejemplo de los indios Tupiniquins y Guaraníes de Espíritu Santo y de la comunidad de Vereda Funda. Posteriormente, detuvieron las máquinas de la empresa que estaban sacando los troncos de árboles nativos del cerrado para poder plantar eucalipto nuevamente. Luego, en diciembre de 2009, con el apoyo de la Vía Campesina, la comunidad recuperó finalmente su territorio tradicional con la construcción de un campamento desde donde resiste hasta el día de hoy, a pesar de haber una resolución de desalojo que amenaza la continuidad de la ocupación.
Según los participantes, este intercambio y visita de solidaridad fue muy importante para el fortalecimiento y la estimulación de las luchas, tanto de las de Raiz y Vereda Fundo como las de las comunidades y movimientos de Espíritu Santo y Bahía. Y hay muchas luchas. ¡Solamente en la localidad de Rio Pardo, existen por lo menos 18 conflictos que involucran a empresas de eucalipto!
Para quienes habitan en regiones donde el avance del eucalipto aún está en fase inicial, como en algunas regiones de Bahía, la experiencia de las comunidades visitadas sirvió de ejemplo para procurar evitar el mismo proceso en esas regiones. Las comunidades de Minas Gerais también dieron una clase práctica sobre la importancia de la resistencia, principalmente la de Raiz que en este momento está siendo seriamente amenazada de ser desalojada del área recuperada. También llamó la atención la fuerza de las mujeres, que están presentes y participan activamente en esta lucha. Otro aspecto es la importancia del plantío de alimentos que suplanta al eucalipto y las diversas experiencias mostradas que procuran poner en práctica los principios de la agroecología.
En el final del encuentro, tras una evaluación bastante positiva de todos los/las participantes, los presentes propusieron dar continuidad a los intercambios como un instrumento fundamental para animar, socializar y fortalecer la lucha en varios estados. Además, los participantes demostraron gran interés en continuar organizándose en diferentes frentes como el fomento del conocimiento y del intercambio sobre la forestación con árboles nativos, la promoción de la agroecología, la formación político-ideológica y la realización conjunta de apoyo mutuo a las luchas concretas contra la expansión del monocultivo de eucalipto y por la recuperación de los territorios de quilombolas, indígenas, geraizeiros y campesinos.
Winnie Overbeek, Red Alerta contra el Desierto Verde y Cepedes/BA, 23 de marzo de 2010