Noruega es uno de los principales donantes del Fondo Amazonía del Banco Brasileño de Desarrollo, que recibe donaciones de gobiernos, instituciones multilaterales, grandes ONGs y empresas para financiar proyectos de conservación de los bosques con el supuesto objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por la deforestación. La contribución de los donantes es reconocida con certificados nominativos, intransferibles, que no implican valores ni créditos de carbono para compensación.
En clara contradicción con lo anterior, el gobierno noruego está invirtiendo en la minería de la bauxita y la producción de aluminio en la misma selva amazónica que dice proteger. La empresa estatal noruega Norsk Hydro ASA – tercera productora europea de aluminio – ha firmado recientemente un acuerdo para tomar el control de los negocios de aluminio de Vale do Rio Doce en Brasil.
El acuerdo implica – entre otras cosas – que Norsk Hydro tomará el control de la brasileña Parangominas, una de las más grandes minas de bauxita del mundo, y será propietaria del 91 por ciento de Alunorte, la mayor refinería de alúmina del mundo. Al mismo tiempo, obtendrá el 51 por ciento de la planta de aluminio Albras y el 81 por ciento de la propiedad del proyecto de refinería de alúmina CAP (1).
El gobierno noruego no puede ignorar que la extracción de bauxita, su refinado en alúmina y su fundición para hacer metal de aluminio son procesos altamente destructivos, que implican deforestación, contaminación, desplazamiento de las comunidades locales y graves impactos sobre los medios de vida y la salud. Al mismo tiempo, algunos de los procesos – particularmente la deforestación – contribuyen considerablemente a aumentar el calentamiento global. Además, es bien conocido el hecho de que la fundición de aluminio es un proceso de consumo energético muy intensivo, donde la electricidad representa alrededor del 20% al 40% del costo de producción.
De ahí la necesidad de grandes cantidades de energía barata. Norsk Hydro y el gobierno noruego saben perfectamente bien que en Brasil dicha energía sólo puede provenir de represas hidroeléctricas de gran porte.
Enormes represas de ese tipo han sido y son construidas en la región amazónica, y no sorprende para nada que el gobierno brasileño haya aprobado recientemente la construcción de la controvertida represa de Belo Monte, cuyo objetivo es alimentar procesos industriales como el del aluminio con el bajo costo energético requerido.
Con un costo aproximado de más de US$ 16 mil millones, el enorme proyecto de represa de Belo Monte, sobre el río Xingú, inundará 516 km² de tierras boscosas, aunque los cálculos sostienen que, en total, 1.522 km² se verían afectados, llevando al desplazamiento de entre 20.000 y 40.000 personas.
Belo Monte sería la tercera represa más grande del mundo y la mayor parte del financiamiento provendría del gobierno brasileño (tanto como un 80%), a través de fondos públicos (fondos de pensión públicos y dinero del Tesoro Nacional)(2). Es importante subrayar que el 25% de toda la electricidad de Brasil es consumida por nueve empresas mineras y energéticas – Alcoa, ArcelorMittal, Camargo Corrêa Energiam CSN, Gerdau, Samarco, Vale do Rio Doce y Votorantim – y que algunas de esas mismas empresas quieren que se construya la represa de Belo Monte para expandir sus operaciones extractivas.
Citando la ficha técnica de International Rivers sobre el proyecto: “Belo Monte se propone como un proyecto de energía renovable y como parte importante del compromiso del país para reducir las emisiones en un 38% para el año 2020. Pero los embalses en selvas tropicales como la Amazonía pueden ser en sí mismos una fuente significativa de emisiones de gases de efecto invernadero, debido a la vegetación en descomposición. Según Philip Fearnside, el experto más importante en emisiones de embalses, es poco probable que Belo Monte sea un proyecto autónomo dada su baja capacidad generadora durante la estación seca. Así, Fearnside asume que la represa Barbaquara – una represa de almacenaje mucho mayor – será construida río arriba. Según Fearnside, durante los primeros 10 años de operación, las represas de Barbaquara y Belo Monte combinadas generarán emisiones cuatro veces mayores que una usina equivalente a base de combustible fósil”.
Una inundación tan enorme provocará el desplazamiento de miles de lugareños cuyas tierras y medios de vida se perderán para siempre. Río arriba y río abajo, la represa tendrá graves efectos sobre las poblaciones locales, que deberán tal vez migrar en busca de empleo, compitiendo por unos pocos puestos de trabajo mal pagos en otras ciudades y pueblos.
Por muchos años, los pueblos indígenas del Xingú han llevado adelante una fuerte campaña en defensa de su río y sus tierras: “Ya hemos sufrido muchas invasiones y amenazas. Cuando los portugueses llegaron a Brasil, nosotros, pueblos indígenas, ya estábamos aquí; muchos murieron, muchos perdieron sus vastos territorios, nosotros perdimos muchos de los derechos que teníamos y muchos perdieron parte de su cultura; otras tribus desaparecieron por completo. El bosque es nuestra carnicería, el río es nuestro mercado. No queremos que los ríos del Xingú sean invadidos y que nuestras aldeas y niños estén en peligro, niños que crecerán con nuestra cultura”, dijeron los Caciques Bet Kamati Kayapó y Raoni Kayapó Yakareti Juruna, en representación de 62 líderes indígenas de la cuenca del Xingú, en una declaración realizada luego de la subasta de la represa de Belo Monte.
“No aceptamos la represa hidroeléctrica de Belo Monte porque entendemos que traerá más destrucción a nuestra región. No estamos pensando solamente en el sitio donde quieren construir la represa sino en toda la destrucción que acarreará la misma en el futuro: más empresas, más establecimientos agropecuarios, más invasiones territoriales, más conflictos y aún más represas. Si el hombre blanco continúa actuando así, todo será destruido muy rápido”.
“El mundo debe saber lo que está sucediendo aquí, deben darse cuenta de cómo la destrucción de los bosques y de los pueblos indígenas destruye el mundo entero. Por eso no queremos que construyan Belo Monte”.
Si el gobierno noruego es sincero acerca de querer preservar la Amazonía y evitar las emisiones por deforestación, no puede emprender un proyecto de producción industrial de aluminio a gran escala que se desarrolla a expensas de la Amazonía y los pueblos que dependen del bosque. En caso contrario, debe decir claramente que está dando prioridad a las ganancias y a los negocios por sobre la Amazonía. Como es el caso actualmente.
Artículo basado en los videos de Rebecca Sommer del evento conjunto que tuvo lugar en Abril 2010 durante la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra en Cochabamba - Bolivia; parte 1 del video:s4Ll_eS5Jfw">, parte 2:fdn5kmsS4cs">, parte 3:http://www.youtube.com/user/SommerFilms#p/u/6/nFRDiMUzjxU; y “Belo Monte. Massive Dam Project Strikes at the Heart of the Amazon”, International Rivers Network, http://www.internationalrivers.org/files/J4337_IRN_Factsheet_3.pdf ;
“Indigenous Declaration After the Belo Monte Dam Auction”,http://www.internationalrivers.org/en/xingu/indigenous-declaration-after-belo-monte-dam-auction
Fuentes de datos:
(1) Investor Village, “Norsk Hydro Buys Vale Aluminum Units for $4.9 Billion”,http://www.investorvillage.com/mbthread.asp?mb=4198&tid=8944803&showall=1;
(2) “Belo Monte's Public Finance: Red Hot & Risky”, International Rivers,http://www.internationalrivers.org/en/blog/zachary-hurwitz/2010-5-19/belo-montes-public-finance-red-hot-risky