Quienes proponen las plantaciones industriales de árboles a menudo argumentan que las plantaciones pueden aliviar la presión sobre los bosques. La industria de la celulosa y el papel de Brasil deja al descubierto a este mito como la propaganda pro-industrial que efectivamente es. En lugar de obtener más madera en menos tierra, la industria obtiene más madera en más tierra. Todos los años aumenta el área de las plantaciones, y todos los años disminuye el área de bosques.
Tomemos como ejemplo a Aracruz Cellulose de Brasil, el mayor productor mundial de pulpa blanqueada de eucalipto. Las tres plantas de celulosa de Aracruz producen un total de dos millones de toneladas por año. Las plantaciones de eucalipto de la compañía se establecieron en las tierras de los pueblos indígenas tupinikim y guaraníes y de otras comunidades locales. Los eucaliptos que alimentan las plantas de celulosa de Aracruz están entre los de crecimiento más rápido en el mundo. Sin embargo, Aracruz continúa expandiendo tanto sus operaciones de celulosa como el área de sus plantaciones, expulsando cada vez a más gente de sus tierras.
Aracruz también esta llevando a cabo investigaciones en laboratorio sobre árboles genéticamente modificados. En 1998, Aracruz se convirtió en la primera compañía en obtener el permiso de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CTNBio) de Brasil para realizar experimentos de laboratorio con árboles transgénicos.
Un año antes de recibir esta autorización, que todavía está vigente, Aracruz elaboró una declaración sobre los árboles transgénicos. “Muchos sectores como el de la agricultura están utilizando la genética, y no hay ninguna razón para imponer una prohibición genética a la industria forestal, que aplica a las plantaciones los mismos conceptos básicos que se aplican a cualquier cultivo alimentario”, explicó la compañía. Para Aracruz, entonces, no hay ninguna diferencia entre un cultivo alimentario anual y los árboles que pueden vivir cientos de años.
Gabriel Dehon Rezende, Gerente de Mejoramiento Forestal de Aracruz, me dijo en julio de 2004 que “la compañía cree que la ingeniería genética podría ayudar a generar beneficios sociales, ambientales y económicos sustentables a las actividades agrícolas y forestales en el futuro”. Rezende no dudó en señalar rápidamente que actualmente “Aracruz no utiliza Organismos Genéticamente Modificados (OGMs) en sus ensayos de campo ni en sus plantaciones comerciales.”
La compañía brasileña de celulosa y papel Suzano, posee más de 180.000 hectáreas de plantaciones de eucalipto en los estados de San Pablo, Bahía, Espirito Santo, Minas Gerais y Maranhao. El año pasado, Suzano gastó US$180 millones en la expansión de sus plantas en Bahía y San Pablo, y tiene planes para duplicar su capacidad de producción para el año 2008.
Cada año, Suzano gasta US$2 millones en investigación y desarrollo. La compañía está financiando la investigación sobre eucaliptos transgénicos en el Instituto Agrícola Luiz de Queiroz. Esta investigación apunta a la producción de árboles con menos lignina y un mayor contenido de celulosa, en un intento de encontrar lo que Suzano describe como el “árbol perfecto”.
Suzano también está interesada en producir eucaliptos transgénicos que puedan soportar la sequía. Si bien la compañía reconoce que “la escasez de agua que ya se experimenta en algunas áreas es un enorme desafío”, no menciona que son sus plantaciones de eucalipto -que devoran el agua- una de las causas de esa escasez.
Suzano es una de las trece compañías que trabajan con el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Brasil en un proyecto que busca elaborar el mapa del genoma del eucalipto. Más de 50 científicos participan en el proyecto “Genolyptus”, que se centra especialmente en la forma en que los genes afectan la formación de la madera y la resistencia a las enfermedades. Este proyecto se inició en 2002 y su finalización esta prevista en 2006.
International Paper, la compañía de celulosa y papel más grande del mundo tiene casi 200.000 hectáreas de plantaciones industriales de árboles en Brasil. Las astillas de madera ("chips") proveniente de Brasil se exportan a las plantas de International Paper en los EE.UU. Hace dos años, International Paper de Brasil obtuvo el permiso de la CTNBio para realizar experimentos con árboles trangénicos.
International Paper es uno de los socios en ArborGen, la mayor compañía de árboles trangénicos del mundo. ArborGen planea probar sus eucaliptos transgénicos en Brasil. La firma biotecnológica de Nueva Zelanda, Horizon2, tiene un contrato de investigación con ArborGen. La compañía declara que la investigación tiene por objetivo “ayudar a mejorar las características de la pulpa de eucalipto destinada al mercado brasileño.”
En marzo de 2004, Bruce Burton, vicepresidente de Rubicon, otro socio en ArborGen, anunció que ArborGen no realizaría pruebas con árboles transgénicos en Nueva Zelanda. En su lugar “seguiremos realizando ensayos en EEUU y Brasil” declaró.
Aracruz, Suzano, International Paper y ArborGen participan en la investigación con árboles transgénicos porque creen que les puede ayudar a aumentar sus ganancias.
En abril de este año, el Movimiento de los Sin Tierra protestó contra la apropiación de grandes porciones de tierra por parte de la industria de la celulosa y el papel en Brasil. Los Sin Tierra ocuparon áreas con plantaciones industriales de árboles que son propiedad de las compañías de celulosa y papel, Veraces, Suzano, Klabin, VCP, Aracruz y Trombini.
Ninguna de las compañías que pretende plantar árboles transgénicos en Brasil, lo hace para aliviar la presión sobre los bosques o para ayudar a resolver el problema de la tierra en Brasil. Por el contrario, hacen su ganancia a expensas de la población y los bosques del país.
Por: Chris Lang, e-mail: http://chrislang.org