La lucha entre dos proyectos de agricultura se ha intensificado en el Brasil. Por un lado, el proyecto del agronegocio basado en la concentración de grandes extensiones de tierras, en la producción para exportación, en la gran escala de producción y en la producción de monocultivos, principalmente de soja, de eucalipto y de caña. Por otro lado, varios movimientos sociales de Via Campesina en el Brasil, que defienden la Reforma Agraria y un modelo de agricultura basado en la agroecología, la producción para el fortalecimiento del mercado interno, la agricultura familiar y campesina, la producción diversificada, la cooperación y el cambio de la matriz tecnológica y productiva.
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Es ese contexto el que nos da el fundamento para entender la lucha de las mujeres de Via Campesina en el Brasil contra los impactos sociales y ambientales de la producción de eucalipto en forma de monocultivo.
La acción de las dos mil mujeres de Rio Grande do Sul el día 8 de marzo de 2006 [ver Boletín Nº 104 del WRM] para llamar la atención de la sociedad brasileña y de los participantes de la II Conferencia Mundial sobre Reforma Agraria llevó a la agenda de debate los riesgos de lo que llamamos "desiertos verdes".
Hubo, desde el punto de vista de los movimientos sociales, una ruptura del modelo establecido del papel de las mujeres en un proceso de cambio por haber sido una acción colectiva, organizada y dirigida por mujeres –mujeres campesinas- en el enfrentamiento de una de las mayores empresas transnacionales del mundo en la producción de eucalipto: la empresa Aracruz Celulose. Esta empresa fabrica 2,4 millones de toneladas al año de celulosa blanqueada.
En la acción se destruyeron más de 10 millones de mudas de eucalipto y pino. A partir de la misma, la lucha por la tierra adquirió en la sociedad otro carácter: la lucha contra el capital transnacional en la agricultura.
Como resultado de ello, intensificamos las luchas de las mujeres por todo el país en una gran jornada que tuvo como lema "Mujeres Sin Tierra: en lucha por soberanía alimentaria y contra el agronegocio". Las acciones reunieron a más de quince mil mujeres del MST y llamaron la atención de la sociedad por el carácter de denuncia contra el desierto verde y el financiamiento por parte del gobierno brasileño a empresas transnacionales, principalmente para la instalación de nuevas industrias de celulosa y de etanol en Brasil.
Nuestra apreciación es que la lucha de las mujeres contra las empresas transnacionales en la agricultura especialmente de celulosa tiende a fortalecerse. Por eso nos corresponde responder la pregunta: ¿cuáles son los impactos de esas empresas y del monocultivo en la agricultura y en la vida de las mujeres? Para nosotras mujeres, responderla es una forma de oponerse al monocultivo de eucalipto por diversas razones que queremos expresar y que dan fuerza a nuestra lucha:
1. Entendemos que la tierra, el agua, las semillas, el aire, las selvas, son la base de la vida y nunca pueden ser mercantilizadas.
2. Vivimos un proceso de globalización de la pobreza, principalmente entre mujeres y niños, y eso se debe al hecho de que las empresas transnacionales se han apoderado de nuestras riquezas naturales, de nuestro territorio a través de las políticas de los bancos e instituciones internacionales.
3. El monocultivo del eucalipto causa la destrucción del medio ambiente. Muchos productos químicos que son utilizados acaban con nuestra biodiversidad.
4. Celulosa es sinónimo para nosotros de pobreza, desempleo y éxodo rural.
5. Las empresas de celulosa se han apropiado de grandes propiedades y ello contribuye con la concentración de tierra en el Brasil.
6. En el Brasil, esas mismas empresas se han beneficiado con la legislación ambiental negociada por muchos gobiernos brasileños.
8. Vivimos un proceso de privatización e internacionalización del territorio brasileño y sus recursos naturales.
9. La salud humana, especialmente de las mujeres y niños está amenazada por el avance del desierto verde que destruye la biodiversidad, que seca los ríos, aumenta la contaminación, contamina el aire, las aguas y amenaza nuestra vida.
Nuestra lucha es para que las grandes extensiones de tierra utilizadas por esas empresas sean destinadas para la Reforma Agraria, para la producción de alimentos saludables para autosustento y generación de renta; para acabar con el latifundio y garantizar la justicia social en el campo brasileño, y sirvan de base para la construcción de la soberanía alimentaria de nuestro país.
Es principalmente para garantizar la recuperación y preservación de la biodiversidad, selvas, bosques, plantas medicinales, semillas criollas, agua, tierra, que son patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad.
Para nosotros, toda inversión pública en la ciencia, la tecnología y la investigación debe ser para la agricultura campesina ecológica.
Queremos respeto entre las diversidades étnicas, religiosas, culturales, en la igualdad de género, en cooperación para la preservación de las riquezas naturales y en la producción destinada a atender necesidades de las personas y no del capital.
Exigimos que los gobiernos se preocupen de los impactos socioeconómicos, territoriales y ambientales provocados por el agronegocio, en particular por el llamado "desierto verde".
Motivadas por esta lucha y la certeza de la victoria, nosotras, Mujeres Sin Tierra del MST elaboramos una carta denominada: Carta de las Madres Sin Tierra (http://www.mst.org.br/mst/pagina.php?cd=3505) en ocasión del día de la madre, convocando a todas las mujeres del mundo a luchar incansablemente contra el sistema neoliberal que concibe los alimentos, el agua, la tierra, los conocimientos de los pueblos y el cuerpo de las mujeres como mercaderías.
Invitamos a todos y a todas a alzar nuestras manos, nuestras azadas, nuestras hoces y nuestras conciencias... a unirnos contra los explotadores de la tierra, de la vida, de nuestra fuerza de trabajo, de nuestro cuerpo... Estamos de pie, vigilantes y esculpiendo día y noche la fertilidad y la rebeldía que nacen de las entrañas de la madre tierra.
Reforma Agraria: ¡Por justicia social y soberanía popular!
Por Lourdes Vicente, Sector de Género y coordinación nacional del MST, correo electrónico: genero@mst.org.br