Los monocultivos de eucaliptos avanzan en amplias zonas del país, ocupando territorios de poblaciones tradicionales, desplazándolas, expulsando a la gente del campo y contribuyendo así a la creación de cinturones de pobreza, con el contexto de violencia y criminalidad que éstos necesariamente conllevan. Y como si todo eso fuera poco, también vienen por su cuota de sangre.
El 26 de febrero de 2007, a las 21 horas, en el Norte de Minas Gerais, un guardia armado de la empresa V&M FLORESTAL, que ha plantado millares de hectáreas de eucaliptos en la zona, asesinó cobardemente a Antonio Joaquim dos Santos, agricultor y extractivista, de 32 años, casado, padre de cuatro hijos. Joaquim y su hija Eudisleia retornaban al hogar después de recoger leña para uso doméstico. Dos guardias armados de V&M , conocidos como Claudinei y Joãozinho de Carmina, agarraron a Antonio Joaquim, lo ataron, golpearon y posteriormente le dispararon dos balazos en la boca, en frente de su hija. Es de destacar que el suceso aconteció en una plantación de eucaliptos certificada por el FSC, que supuestamente garantiza un manejo que apunte a “mantener o elevar el bienestar social y económico de los trabajadores forestales y de las comunidades locales a corto y largo plazo”. Según integrantes de la comunidad, Antonio Joaquim estaba recogiendo leña en la propiedad de su hermano, de donde fue retirado por los guardias, quienes lo arrastraron al área de V&M .
El año pasado, la comunidad de Canabra hizo una denuncia internacional relatando sus penurias y falta de alternativas como consecuencia de la deforestación de los “cerrados” provocada por la empresa V&M, que dejaba a la comunidad sin acceso a leña y frutas nativas, además de secar el río Canabra. La respuesta de V&M fue aumentar la presión sobre la comunidad, que desde entonces vivió aterrorizada con las amenazas de los guardias armados, que se han apoderado de carretas y de herramientas de trabajo de los agricultores, han empleado violencia verbal y física contra los integrantes de la comunidad y han presionado incluso a los niños cuando, de regreso de la escuela, traían pequeños haces de leña en sus bicicletas.
Varias organizaciones sociales (Rede Alerta Contra o Deserto Verde, CAA NM, CPT, Fórum Regional de Desenvolvimento Sustentável do Norte de Minas, MST, ASA Minas Gerais) que denunciaron el asesinato, iniciaron acciones ante autoridades oficiales y de derechos humanos para una intervención inmediata y enérgica contra los desmanes de la empresa. También efectuaron denuncias ante el FSC Brasil y el FSC Internacional para el retiro inmediato del Sello Verde otorgado a V&M. Coincidentemente, la empresa se adelantó a los acontecimientos y el 15 de marzo pasado comunicó su “decisión de retirarse voluntariamente del FSC después de 8 años de relación muy estrecha”. El motivo que alega la empresa es que no está de acuerdo con la forma en que se llevó a cabo la auditoría por parte del órgano certificador (SGS).
Mientras tanto, las industrias celulósicas atacan por otros flancos. Stora Enso viene adquiriendo tierras en la frontera oeste del Estado de Rio Grande do Sul. A pesar de que muestra cautela, ya que declaró que "Estamos en proceso continuado de adquisición de tierras y la posibilidad de invertir en la fábrica Stora Enso todavía no está decidida”, el proyecto inicial de la empresa sueco-finlandesa prevé establecer plantaciones de eucaliptos en una superficie de 100 mil hectáreas. Para lograr su objetivo trabaja presionando al INCRA, que es el órgano que instruye el proceso y da la opinión técnica, para que dé un parecer favorable, y procura que en el Congreso Nacional se modifique la Ley Federal 6634/79 --que obstaculiza a empresas extranjeras la tenencia de tierras en zona de frontera--, tratando de reducir de 150km a 50km la distancia a la línea fronteriza que sería considerada zona de frontera.
Oficialmente la empresa alega tener 45 mil hectáreas en esta región, pero datos de un organismo oficial (FEPAM) de 2005 indicaban 60 mil hectáreas y otras fuentes afirman que llegan a 150.000. Independientemente de la cantidad, no es posible registrarlas ya que nunca se explicó a la opinión pública dónde se localizan.
Otros intereses celulósicos también avanzan por Río Grande del Sur. El grupo empresarial brasileño "Votorantim Celulose e Papel" presentó una propuesta al gobierno de su país y al Estado de Río Grande del Sur, para construir una nueva fábrica de pasta de celulosa, próxima a la Laguna Merín. Dicho emprendimiento, que cuenta con el visto bueno de la gobernadora del citado Estado, implicaría una inversión de alrededor de U$S 1.300 millones. A pesar de que la decisión respecto a la construcción de la planta, cuyo nombre sería Três Lagoas y que produciría al estar culminada en 2010 cerca de un 1 millón de toneladas por año, será tomada en los meses venideros, el gobierno brasileño ha manifestado su beneplácito a la instalación de la fábrica de celulosa.
En el Estado de Río de Janeiro se decidió rever una ley ambiental que obstaculizaba la inversión del sector celulósico en la zona. Ahora hay en discusión un nuevo proyecto de ley sobre las plantaciones comerciales de árboles, que significaría dar luz verde para que 14 municipios del Norte y Nordeste del Estado se conviertan en zonas productoras de eucaliptos para las industrias de papel y celulosa y madereras. Desde largo tiempo atrás grandes empresas de esos sectores habían manifestado su interés en invertir en el Estado de Río. Pero había una ley del entonces diputado estadual Carlos Minc, hoy secretario de Medio Ambiente, que exigía una contrapartida que inviabilizaba los proyectos. En efecto, la ley 4.063/2003 disponía que por cada cien hectáreas de plantaciones comerciales, se reforestaran 30 hectáreas con especies nativas, como compensación. La propuesta de los secretarios municipales de Medio Ambiente (Minc entre ellos), es enviar a la Asamblea Legislativa un nuevo proyecto de ley que reduzca la contrapartida de 30 a 10 hectáreas para las zonas del Norte y Nordeste del Estado.
Las plantaciones de eucaliptos en gran escala para exportación, aún cuando se conviertan en legales, nunca serán morales. No es moral destinar tierras fértiles para ese fin cuando el pueblo pasa hambre, cuando los pueblos indígenas, primeros y eternos dueños de aquellas tierras, están en los bordes de los caminos sin que les hayan demarcado sus tierras, cuando a las comunidades afrobrasileñas no se les reconocen legalmente sus territorios, cuando el número de los sin tierra aumenta, cuando no hay unidades de conservación ni incentivos a la producción que implique la protección de la naturaleza.
Como muestra de un modelo alternativo que funciona y da soluciones a la gente, el Asentamiento Santa María de Ibicuí, establecido en 6.600 hectáreas donde cada unidad familiar posee media hectárea, el año pasado produjo 80.000 litros de leche al mes, además de plantaciones de maíz, de sandía y aipim en las pequeñas huertas. Las 220 familias asentadas conforman un total de 900 a 1.000 personas. Los adultos tienen empleo y generan ingresos para el municipio.
Hay alternativas, hay otros modelos posibles. Lo que hay que construir es la voluntad para transitar por ellos. En eso está el pueblo brasileño que resiste y construye.
Artículo elaborado en base a información obtenida de: Comunicado de la Red Alerta contra el Desierto Verde del 27/02/2007, transmitiendo la noticia del asesinato de Antonio Joaquim dos Santos, enviado por FASE, correo electrónico: geise.fase@terra.com.br; “O tirano projeto da celulose no Rio Grande do Sul - reflexões a partir do Seminário em Manoel Viana”, por Ana Paula Fagundes, correo electrónico: sorriam@hotmail.com, versión completa en http://www.wrm.org.uy/paises/Brasil/Informe_Viana.pdf ; “Proyectan construir nueva planta de celulosa en Brasil”, diario La República, Uruguay, febrero de 2007; “Stora Enso prevê uma área de 100 mil hectares para plantar eucaliptos no RS”, 2/3/2007; “Eucalipto no Norte do Rio de Janeiro”, Clipping Service, y “Conjuntura do monocultivo de eucalipto no Rio Grande do Sul e a luta dos movimentos sociais”, por J.H. Hoffmann y Lino De David, enviados por Joao Pedro Stedile, MST, correo electrónico: sgeral@mst.org.br