La pérdida de tierras y de acceso a los recursos naturales está empeorando la crisis de la economía y los medios de subsistencia de las comunidades rurales de Camboya. “Se está despojando a la gente de sus tierras por quienes tienen poder político y dinero”, escribe Shalmali Guttal en un informe reciente para Focus on the Global South.*
Asimismo, señala Guttal, la pérdida de tierra se traduce en “hambre, falta de efectivo, problemas de salud y pobreza extrema para las comunidades rurales”. Cuando las comunidades indígenas pierden su tierra, eso implica también la pérdida de su sustento, cultura y tradición. “La pérdida de territorios tradicionales provoca consecuencias extremadamente graves para las comunidades indígenas, entre ellas enfermedades, indigencia e incluso la muerte.”
Para el año 2004, las empresas privadas habían tomado el control de 2,7 millones de hectáreas de tierra bajo contratos de concesión. Dentro de esta cifra están las “concesiones económicas de tierras”, utilizadas para plantaciones industriales, minería, exploración petrolera, pesca y turismo. En muchos casos, las concesiones se establecen en tierras pertenecientes a los aldeanos. Tratan de contrarrestar la resistencia mediante sobornos a los jefes de la aldea, a menudo seguidos de demostraciones de violencia por parte de la policía, militares o guardias de seguridad privados.
Algunos de los casos más flagrantes de usurpación de tierras tuvieron lugar en la provincia de Ratanakiri, al nordeste de Camboya. Las aldeas indígenas Jarai de Kong Yu y Kong Thom, en el área de O’Yodao, permiten ver de un vistazo lo que está sucediendo en todas partes del país.
En los últimos tres años, las tierras de los Jarai han sido arrasadas para dar lugar a una plantación de caucho de 500 hectáreas. Un cartel a la entrada de la plantación del pueblo de Kong Yu dice: “Prohibida la entrada sin autorización”.
La concesión pertenece a Keat Kolney, hermana del Ministro de Finanzas de Camboya, Keat Chhon. A su vez, el Ministro de Ordenamiento Territorial es Chhan Saphan, esposo de Keat Kolney. Las autoridades locales forzaron el acuerdo por medio de amenazas, engaños y fraude. Algunos miembros del Consejo Comunal admitieron públicamente haber aceptado sobornos para asegurar que se llevara a cabo la transacción de tierras.
A comienzos del 2004, cuando los funcionarios comunales pidieron a los aldeanos que vendieran sus tierras, estos se negaron. Entonces los funcionarios volvieron con una historia, diciendo que el Primer Ministro Hun Sen necesitaba la tierra para los soldados discapacitados y que los aldeanos no tenían ningún derecho a la misma. Al no estar seguros de sus derechos, y reacios a crear problemas con el primer ministro o la armada, aceptaron entregar 50 hectáreas de tierra.
En agosto de 2004, los funcionarios organizaron una fiesta para los aldeanos ofreciéndoles cerdo, cerveza y dos grandes jarras de sake. Ya avanzada la fiesta los funcionarios tomaron las huellas digitales de los aldeanos con tinta roja. Una semana más tarde, junto con Keat Kolney, distribuyeron regalos, como pareos, y dinero. Luego pidieron a los aldeanos que firmaran con su huella digital documentos que no entendían.
Sayo Tem, aldeano Jarai, dijo al Phnom Penh Post que “nos dijeron que si no estábamos de acuerdo con la venta de la tierra o no aceptábamos el dinero, de todas formas tomarían la tierra sin pagar nada ni darnos [siquiera] un grano de sal”.
Cuando las excavadoras comenzaron a arrasar sus tierras y bosques, los aldeanos se dieron cuenta de que habían sido engañados. La tierra había sido transferida a Keat Kolney, no a soldados discapacitados, y el área era de 500 hectáreas, diez veces la superficie acordada previamente. Los aldeanos de Kong Yu presentaron una queja ante las oficinas administrativas locales.
En febrero de 2006, 200 aldeanos se reunieron en la oficina comunal local para solicitar información sobre la empresa que estaba talando su tierra y para expresar sus preocupaciones. Los funcionarios los acusaron de causar tensiones sociales y la policía los amenazó con arrestarlos si llevaban a cabo cualquier otra manifestación.
El 23 de enero de 2007, las ONG Community Legal Education Center (CLEC) y Legal Aid of Cambodia (LAC) presentaron una demanda a solicitud de los aldeanos, para intentar recuperar la posesión de su tierra.
In Sam Ath, representante de Keat Kolney, argumenta que las huellas digitales prueban que la transacción es legal. “Las autoridades provinciales ponen a nuestra plantación como un ejemplo para nuevos inversores”, dijo al Cambodia Daily.
De hecho, la ley de contratos de Camboya establece que los contratos deben ser firmados libremente, entre partes informadas, sin fraude, engaño o coacción. La legislación en materia de tierras incluye la protección a los territorios indígenas y el reconocimiento de la propiedad colectiva de los mismos. El manejo de la tierra, como por ejemplo la transferencia de derechos, debe estar libre de interferencia oficial. Aceptar sobornos, como ha sido admitido por varios funcionarios, es también ilegal.
“Ratanakiri está actualmente en crisis”, dice Ngy San, subdirector de NGO Forum. “La apropiación de tierras está fuera de control y está devastando la vida de los indígenas. Kong Yu es emblemático por ser el peor de los casos de este tipo, donde los intereses de los ricos y poderosos se contraponen a las necesidades de los pobres. La forma en que este caso sea manejado por la Corte será una prueba decisiva para las disputas territoriales en toda Camboya.”
El CLEC solicita el envío de cartas al Primer Ministro Hun Sen y a los embajadores en Camboya, en apoyo a los aldeanos de Kong Yu y Kong Thom. Encontrarán modelos de cartas en:
http://www.wrm.org.uy/paises/Camboya/Cartas.html
* Shalmali Guttal, 2006, “Land and Natural Resource Alienation in Cambodia”, Focus on the Global South. Ver: http://www.focusweb.org/land-and-natural-resource-alienation-in-cambodia-17.html
Por Chris Lang, correo electrónico: http://chrislang.org, www.chrislang.blogspot.com