Desde hace cinco años, Camerún ha otorgado masivamente concesiones de tierras. En ese contexto, la presidencia tomó en 2013 la decisión de otorgar a la compañía estadounidense Herakles Farms casi 20.000 ha de tierras indígenas para el establecimiento de una plantación de palma aceitera a gran escala. La medida ignora así la oposición de la población y de las organizaciones locales a ese proyecto que destruiría una zona densamente boscosa. En diciembre de 2013, dicho movimiento organizó un “llamado a la acción” internacional que logró gran apoyo, y que exigía al presidente la anulación de su decisión.
Greenpeace está organizando ahora un nuevo “llamado a la acción” para denunciar y detener la comercialización de madera por parte de Herakles. Un comunicado de prensa del 27 de mayo de este año denuncia que Herakles Farms está “intentando rescatar su pésima situación financiera” y que, para lograrlo, “se ha confabulado con funcionarios gubernamentales para obtener ilegalmente la autorización de exportar madera” a China, madera “talada en forma ilícita para establecer una plantación de palma aceitera en la región suroeste del país”.
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