El sector forestal chileno no parece poder aceptar límites a la expansión de sus monocultivos de pinos y eucaliptos. Por un lado ha apelado a la represión y a las mentiras para enfrentar la oposición local. Por otro lado, se ha expandido a otros países, tales como Argentina y Uruguay, donde ha instalado tanto plantaciones como empresas madereras y celulósicas, ampliando así sus impactos a otros ambientes y poblaciones.
Como complemento a lo anterior, tampoco acepta los límites impuestos por la naturaleza y está apelando a la biotecnología para fabricar árboles con las características deseadas para poder plantar más y obtener mayores ganancias.
En el momento actual, Chile lidera el desarrollo del sector biotecnológico en América Latina y podría convertirse en el primer país que comercialice árboles transgénicos a nivel mundial y en una plataforma para producir y exportar pinos transgénicos y tecnología al continente, lo que es muy peligroso.
Si bien el proceso se inicia antes, se empieza a consolidar en 1999 con la formación de GenFor, una "joint venture" entre la Fundación Chile y la empresa canadiense Cellfor. El interés inicial central en materia de producción de árboles genéticamente modificados es el de fabricar pinos resistentes a la polilla del brote (Rhyacionia buoliana), que está afectando amplias áreas de monocultivos de pino radiata, del que existen en Chile un millón y medio de hectáreas plantadas. La empresa espera poder disponer de tales pinos listos para su plantación comercial para el año 2008.
Para crear esta tecnología, Genfor estableció un acuerdo con el Forest Research Institute (FRI), entidad de investigación dependiente del gobierno de Nueva Zelandia. El trabajo del FRI se desarrolla a partir de material genético de pino radiata, en el que se reprodujeron las diferentes líneas de embriones seleccionados procedentes de Chile, a partir de los cuales identificaron tres proteínas con altos niveles de insecticidas. Este pino transgénico se obtendría mediante la incorporación de un gen Bt (Bacillus thuringiensis), similar al que se usa en cultivos transgénicos como el maíz y el algodón.
Al mismo tiempo, GenFor también está trabajando en la modificación genética de pinos (radiata y taeda) para aumentar el nivel de celulosa y disminuir el de lignina de la madera de los árboles. El objetivo de tales estudios es el de abastecer a la industria con madera que contenga una mayor proporción de la materia prima que requiere (la celulosa) y un menor porcentaje de la que debe separar y descartar (la lignina), abaratando así sensiblemente sus costos de producción.
Por otro lado, en el año 2001 la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), del Ministerio de Agricultura de Chile, firmó un convenio con la Fundación Redbio Internacional, en virtud del cual se constituye como su filial representante en Chile. En su página web se encuentra una sección destinada al tema "Biotecnología en Chile" donde se resume su visión sobre el tema. Allí dice que "Chile ha diversificado notablemente su base productiva y exportadora en los últimos años, sin embargo, su desarrollo económico continúa basado fundamentalmente en la explotación y comercialización de recursos naturales. En este contexto, la biotecnología se presenta como una herramienta muy útil para mejorar la capacidad competitiva de los sectores productivos". En lo que respecta al sector forestal, menciona un proyecto "que incrementa el contenido de celulosa y reduce la lignina de pino radiata" y agrega que "otras aplicaciones permitirían producir árboles más uniformes, de mejor calidad y rendimiento".
Pero aquí no termina todo. De acuerdo con la visión empresarial, existen en Chile muchas hectáreas de tierras (que estiman en al menos medio millón de hectáreas), que están siendo "subutilizadas" porque los árboles usados en plantaciones no resisten el frío intenso que allí reina. Para resolver el problema el INFOR (Instituto Forestal) y un conjunto de empresas forestales están trabajando en la selección genética convencional para producir clones de eucaliptos resistentes al frío. Al decir del INFOR, "En la precordillera de Los Andes existen suelos de extraordinaria calidad para la producción de Eucalyptus globulus, pero actualmente no están disponibles por una limitante de frío, cuestión que podría solucionarse con los resultados de este proyecto".
Al mismo tiempo, la Universidad de la Frontera en el sur de Chile está estudiando (con financiamiento del Fondo de Desarrollo Científico y Tecnológico) el posible uso de los genes de una pequeña gramínea que sobrevive en la Antártica (Deschampsia antartica) para producir árboles resistentes al frío. Su particular tolerancia a las bajas temperaturas despertaron el interés por identificar el o los genes responsables, para aplicarlos luego al eucalipto y poder así ampliar así aún más el área a ser plantada con esa especie.
Más allá de todos los problemas detallados en este boletín que acarrearía la liberación de árboles transgénicos, todos esos "avances" tecnológicos optan por ignorar lo evidente: que los grandes monocultivos convencionales de pinos y eucaliptos ya han ocasionados graves problemas sociales y ambientales en Chile y que resulta más que evidente que las plantaciones de árboles transgénicos no harían más que agravarlos.
Artículo basado en información obtenida de: "La planta que mueve a la ciencia. UFRO lidera atractiva investigación de Deschampsia antártica". Eduardo Henríquez, Diario Austral, 8 de junio de 2004
http://www.australtemuco.cl/prontus4_noticias/site/edic/2004_06_08_1/home/home.html , Fundación Redbio: http://www.fundacionredbio.org/filichile.htm ; "El futuro de la industria forestal...hoy". Bioplanet. Fundación Ciencia para la Vida
http://www.bioplanet.net/magazine/bio_enefeb_2000/bio_2000_enefeb_reportaje.htm
María Isabel Manzur.- "Investigación biotecnológica en Chile orientada a la producción de transgénicos". Santiago, Fundación Sociedades Sustentables, 2003