El 3 de diciembre de 2011, un artículo publicado en primera página por el periódico holandés Volkskrant denunciaba que el fondo de pensiones de ese mismo país, ABP, uno de los mayores del mundo, a través del Fondo Forestal Mundial de Solidaridad (Global Solidarity Forest Fund, GSFF), una iniciativa de iglesias suecas y noruegas, estaba invirtiendo dinero en un proyecto de monocultivo de pinos y eucaliptos en Mozambique, que está afectando negativamente a las comunidades campesinas (ver publicación realizada por el WRM en 2010:www.wrm.org.uy/paises/Mozambique/livro.pdf ).
En ese reciente artículo, la Unión Provincial de Campesinos de Niassa afirma: “No comprendemos por qué las instituciones eclesiásticas y otros fondos de inversión están poniendo dinero en proyectos que explotan a los más pobres entre los pobres”.
ABP admite que hay problemas, pero afirma que la gestión ha cambiado recientemente y que las cosas están mejorando. De más está decir que seguiremos supervisando, junto con la Unión Nacional de Campesinos (UNAC) de Mozambique, que es miembro de La Vía Campesina, la evolución de la situación en el actual contexto de creciente acaparamiento de tierras africanas por parte de empresas extranjeras y fondos de inversión.
En Mozambique, cerca del 80% de la población vive de la agricultura, y los campesinos reciben muy poco apoyo para mejorar su seguridad y soberanía alimentarias. La expansión de las plantaciones de árboles en tierras agrícolas vuelve aún más difícil la vida para las comunidades rurales, y provoca por lo tanto la fuerte oposición de dichas comunidades.