La propuesta ecuatoriana de dejar intocada a perpetuidad una cantidad de petróleo estimada en 850 millones de barriles en la zona de alta biodiversidad del bloque conocido como ITT, dentro del bosque del Parque Yasuní (ver boletín Nº 157 del WRM), marcó un cambio de rumbo hacia la dirección correcta en la estrategia de protección de la diversidad biológica. Ecuador, que basa gran parte de sus ingresos en la exportación de petróleo, evitaría la correspondiente emisión de 410 millones de toneladas de dióxido de carbono a cambio de una compensación monetaria internacional equivalente como mínimo al 50 por ciento de las utilidades que recibiría en caso de explotar esas reservas, en el marco de la deuda ecológica que las potencias industrializadas mantienen con los países del Sur, proveedores de la materia prima de su riqueza.
Se trata también de una iniciativa que conjuga la protección de la riquísima diversidad biológica de la selva tropical con la de los pueblos indígenas que la habitan y de ella dependen. Además, va en el sentido de la necesidad de no profundizar la crisis climática en la medida que evita la deforestación y la contaminante explotación petrolera. Y por último, pone en juego valores de responsabilidad y solidaridad, de los que mucho se habla, poco se practican y se tornan cada vez más imprescindibles para rescatarnos del destino de destrucción al que nos encaminamos. Constituye un paso hacia una sociedad y economía post-petroleras.
En ese sentido, la propuesta ecuatoriana no se vende en el mercado, no sirve para compensar las contaminaciones de otros, no tapa a un santo para destapar a otro. Pero para tener andamiento necesita apoyos. Apoyos económicos que, por otra parte, son históricamente justos. Para empezar, Ecuador necesita recibir 100 millones de dólares este año, cifra que le implica renunciar a la mitad de lo que recibiría si explotara el petróleo. Y es hora de que los países que históricamente prosperaron a costa de un modelo de desarrollo injusto que además hoy cobra a todos su cuenta de destrucción, respondan y se comprometan en serio.
En 2008, el parlamento alemán declaró su disposición a apoyar la propuesta, posición que fue asumida por el gobierno y significó un espaldarazo internacional. Se trató de una decisión que contó con un amplio respaldo y compromiso de grandes sectores de la sociedad alemana.
No obstante, con el cambio de gobierno, a mediados de septiembre el nuevo Ministro de Cooperación alemán, el liberal Dirk Niebel - quien se había pronunciado a favor de abolir la ayuda al desarrollo – expresó su reticencia a financiar la Iniciativa Yasuní-ITT.
Esgrimió dudas del tipo de cómo se garantizaría a largo plazo la no explotación del petróleo en cuestión y argumentó que existen otras “numerosas alternativas en discusión” para la conservación de los bosques en Ecuador. En ese sentido mencionó el mecanismo REDD (Reducción de emisiones por deforestación y degradación de los bosques) y el programa “Sociobosque” – cuestionado porque busca comercializar como “servicios ambientales” el agua, la biodiversidad y el carbono y porque no evitaría que se realicen actividades destructivas como minería o extracción de petróleo en las áreas sujetas al convenio.
La noticia cayó como un balde de agua fría para los impulsores del proyecto. Pero la sociedad civil respondió de inmediato. La red internacional Oilwatch envió una carta abierta a los parlamentarios alemanes reflexionando que la declaración de Niebel abre una crisis que, de todas maneras, puede resultar en una oportunidad para discutir temas de fondo: “¿Cómo enfrentaremos la crisis climática? ¿Cuáles son las responsabilidades Norte-Sur con relación a la crisis? ¿Cómo evitar nuevas formas de despojo? ¿Cómo enfrentaremos la aceleración de la producción y el declive petrolero?”
Oilwatch recuerda que “En el escenario internacional sobre la crisis climática los contaminadores, los bancos y las empresas responsables de la misma, han invertido tiempo y dinero para transformar los problemas reales de destrucción de ecosistemas, contaminación, enfermedades y desastres climáticos, a discusiones virtuales sobre moléculas de carbono y finanzas, que casi nadie alcanza a entender. De esta manera distraen las soluciones y las sustituyen por una serie de evasivas muchas veces no solo inviables o absurdas sino también perversas”.
En cambio, “la fortaleza de la iniciativa Yasuní-ITT ha sido siempre mantenerse por fuera del mercado del carbono y de REDD, ajena a las negociaciones impulsadas bajo el protocolo de Kioto. Las pretensiones de vincular la propuesta Yasuní a REDD, no contribuye al éxito de la misma. Al contrario, siembran dudas, pues REDD -y su probable versión nacional SocioBosque-, no cumple ni con las expectativas de las organizaciones indígenas ni sirven para solucionar el problema del clima. Las críticas además señalan que podrían acarrear pérdida de derechos colectivos de las comunidades involucradas e incumplen el espíritu y letra de la Constitución ecuatoriana que reconoció a la naturaleza como nuevo sujeto de derechos (Art. 10 y 71) y que en tanto sujeto dice: ‘..los servicios ambientales no serán susceptibles de apropiación’ (Art. 74)”.
Por su parte, en Alemania, la organización Rettet den Regenwald reunió en muy poco tiempo más de 9.000 firmas para un manifiesto ("Aporte dinero para la selva, Sr. Niebel!!” https://www.regenwald.org/protestaktion.php?id=621) que reclama se mantenga el apoyo alemán al proyecto ecuatoriano.
La movilización fue crucial. En una gira oficial por Berlín en apoyo a la propuesta, la ministra ecuatoriana de patrimonio se reunió con integrantes del parlamento alemán y recibió el apoyo de las cinco fuerzas políticas allí representadas. Falta la definición de la administración, pero la ministra expresó su confianza en volver a recuperar el apoyo alemán a la iniciativa ITT-Yasuní.
De lo contrario, como dice el economista ecuatoriano Alberto Acosta, ex-ministro de Energía y Minas y ex-presidente de la Asamblea Constituyente de Ecuador, “Tendremos que impulsar con fuerza la Opción C: dejar el crudo en el subsuelo, aún sin que se consiga la contribución internacional”.
Artículo elaborado en base a la “Carta abierta de la red Oilwatch a los parlamentarios alemanes”, 20 de septiembre de 2010, Oilwatch; “Alberto Acosta rechaza posible incumplimiento de Alemania [Yasuní ITT]”, el Ecuatoriano Noticias, http://www.elecuatoriano.com/noticias/?p=14213; información recibida de Guadalupe Rodríguez, Salva la Selva, guadalupe@regenwald.org, http://www.salvalaselva.org