El 30 de octubre el Directorio Ejecutivo del Banco Mundial aprobó una nueva Política sobre Bosques. Después de uno de los procesos de consulta más largos y controvertidos de la historia del Banco, la política revisada fue aceptada tras dos días de fuertes debates sin precedentes hasta el momento, a pesar de las objeciones de algunos gobiernos. Si bien todavía falta la publicación oficial del texto final de la política, los elementos principales ya están claros. Revirtiendo la política de 1991 que prohibía al Banco Mundial la financiación del madereo en bosques tropicales húmedos primarios, esta nueva política está dirigida, por el contrario, a evitar que las actividades del Banco causen daños "significativos" a "bosques críticos", al mismo tiempo que establece que los proyectos de manejo de bosques deberán estar sujetos a certificación.
La mayoría de las ONGs exigieron mantener la prohibición de realizar actividades de madereo en bosques primarios, y que la misma se extienda a los bosques boreales, templados y tropicales secos. Estas organizaciones están muy preocupadas porque temen que la falta de claridad respecto a cuánto daño considerado "significativo" y a la definición de bosques "críticos" permitirá que se continúen instrumentando numerosos proyectos destructivos. Otro tema prioritario para las ONGs es la falta de medidas de salvaguardia efectivas que protejan los derechos de los vulnerables pueblos de los bosques. Los mecanismos de protección ofrecidos a los habitantes de los bosques en los proyectos de manejo de bosques no se han extendido para incluir a los habitantes de los bosques afectados por los préstamos no relacionados con el manejo de bosques. La nueva política también se basa en los procedimientos de la política de hábitats naturales existente, que, en opinión de algunos críticos, permite en realidad la destrucción de los hábitats críticos, los que quedan librados al criterio de los Vicepresidentes Regionales del Banco.
Uno de los temas más debatidos en el Directorio fue si esta política se debe aplicar a los préstamos de Ajuste Estructural y programáticos, que actualmente constituyen más de un tercio del total de préstamos del Banco Mundial. La nueva política no se aplica a esos préstamos, pero se llegó a un acuerdo de compromiso en el Directorio por el cual se exige que los Vicepresidentes Regionales soliciten opiniones técnicas para determinar si esos préstamos podrían causar daños "significativos" a los bosques. Este requisito, sin embargo, no estará escrito en la Política. En vista de la naturaleza controvertida de la nueva política, el Directorio solicitó además un análisis independiente de la instrumentación de la nueva política en un plazo de tres años.
Por: Marcus Colchester, Forest Peoples Programme, correo electrónico: marcus@fppwrm.gn.apc.org