Las mujeres están expuestas a grandes sufrimientos en todo el mundo. Por ejemplo por situaciones como la guerra y la discriminación sexual por parte de los hombres. Los niños sufren como consecuencia del sufrimiento de sus madres. En muchas culturas, los hombres consideran inferiores a las mujeres y como tales son obligadas a hacer los trabajos más duros y pesados.
El noventa por ciento (4,5 millones) de los habitantes de Papúa Nueva Guinea dependen de los bosques para su sustento, y ha sido así durante cientos e incluso miles de años. Los bosques les proporcionan alimentos, materiales de construcción, medicinas y son fuente de cultura y espiritualidad.
Dentro de las diversas culturas de Papúa Nueva Guinea, el papel que desempeña la mujer varía muy poco. Si bien los hombres actúan como jefes de familia, su protagonismo es mínimo. El hombre es el guardián de la familia, y posiblemente el cazador o el pescador según su lugar de residencia. También en algunas culturas pasa un tiempo considerable en la casa comunal destinada a los hombres y puede estar apartado de su familia durante semanas e incluso meses, lo que hace que la mujer deba arreglárselas sola para resolver sus necesidades y las de su familia.
Un día cualquiera en la vida de las mujeres de las comunidades habitualmente comienza muy temprano en la mañana, casi al amanecer, con la preparación de la comida para la familia . Después sale a trabajar al huerto a ocuparse de los cultivos o al bosque a buscar alimentos, a menudo cargando a los hijos menores. Luego tiene que ir a recoger leña y agua para preparar la comida de la tarde.
En muchas ocasiones las mujeres prácticamente no tienen tiempo para intentar solucionar sus problemas personales y en muchos casos deben sobrellevarlos para poder cumplir con sus responsabilidades. Lo que se espera de una mujer es que se esfuerce y realice esas tareas sin fallar; de lo contrario, puede ser considerada una esposa y madre no apta. Según algunas costumbres, un hombre puede buscar una nueva esposa si él o su gente sienten que la esposa actual no está cumpliendo con sus obligaciones proverbiales.
Las mujeres son recolectoras tradicionales de muchos de los alimentos procedentes del bosque. En la medida en que se talan los bosques primarios a consecuencia del madereo en gran escala o para el desarrollo de proyectos comerciales como las plantaciones, los lugares de cosecha y recolección tradicionales pueden resultar gravemente afectados por estas actividades en gran escala. Es así que, nuevamente, se ven obligadas a caminar distancias enormes para satisfacer las necesidades de la familia.
La destrucción de los bosques producida por el madereo también provoca el agotamiento de los recursos hídricos, y como resultado las mujeres deben caminar muchos kilómetros para obtener agua potable, con lo cual la carga de su labor aumenta considerablemente. Durante las estaciones secas, las mujeres pueden pasar entre 10 y 12 horas por día para hacer más de dos viajes en busca de agua.
Las actividades de madereo pueden destruir tierras adecuadas para el cultivo de huertos debido a la erosión de la capa superior del suelo, y una vez más las mujeres tienen que alejarse de sus hogares para encontrar lugares adecuados donde plantar alimentos.
Los impactos sociales del madereo en gran escala en una comunidad dependiente del bosque es otro tema que las mujeres y la comunidad en general se ven forzados a enfrentar.
Las actividades de madereo generan dinero en una comunidad que a menudo no está familiarizada con la economía basada en el dinero, y más especialmente cuando se trata de pago de regalías. Esto puede llevar a un aumento del alcoholismo no solo entre los hombres adultos sino también entre jóvenes y adolescentes, a la prostitución, a un mayor grado de enfermedades de transmisión sexual, aumento de la desnutrición, bajo peso en los recién nacidos y malaria. También pueden producir problemas de orden público como asaltos a mano armada, hurtos y crímenes contra las mujeres. Se han documentado problemas de este tipo en muchos lugares de Papúa Nueva Guinea en donde se han introducido actividades de madereo.
Las mujeres son las más castigadas por los efectos negativos del madereo industrial, ya que es su tarea suministrar agua a sus familias y recolectar alimentos, en tanto no tienen casi participación en la toma de decisiones sobre el madereo y la distribución de las regalías por concepto de la autorización de dicha actividad.
La introducción de otros métodos de vida ajenos, como otros estilos de vestimenta, dietas, actividades sociales y de recreación, pueden tener efectos adversos sobre las mujeres y la comunidad en general.
En palabras de Baida Bamesa, representante de las mujeres de la región de Kiunga/Aiambak de la Provincia Occidental, donde existe un proyecto a gran escala de construcción de una carretera y madereo: "Nuestro bosque era realmente verde y saludable ante de la llegada de la compañía maderera, pero ahora es negro. La compañía llegó y estropeó nuestro ambiente, y ahora los animales están muy lejos. Las mujeres estamos muy preocupadas porque debemos enfrentar un problema muy grande. No nos han traído ningún beneficio, ninguno".
Extraído de: “Women Suffer the Most from Large Scale Logging”, por Joe Meava, Echoes from the Forests 12, http://www.ecoforestry.org.pg/Women_Logging.doc