La globalización, un proceso liderado por corporaciones a lo largo del mundo, ha tenido inmensos impactos sociales y ambientales negativos, particularmente en el Tercer Mundo. Aunque las enormes fuerzas comerciales detrás de la globalización han intentado hacer que la gente piense que se trata de algún tipo de fuerza incontrolable de la naturaleza, y que el famoso libre mercado gobierna el mundo por derecho propio, cada vez hay una mayor conciencia de que gran parte de esa devastación es financiada y apoyada por el dinero de los contribuyentes, a través de las agencias nacionales de crédito a la exportación, comúnmente conocidas por sus siglas en inglés como ECAs (Export Credit Agencies).
Las ECAs son agencias públicas del norte y constituyen la mayor fuente de financiamiento gubernamental – es decir, de los contribuyentes- para proyectos en el sur y en Oriente. A través del otorgamiento de préstamos, garantías, créditos y seguros, las ECAs permiten que compañías privadas de sus países de origen hagan negocios en el exterior.
Durante la década de 1990, el financiamiento de las ECAs promediaba entre US$ 80 y US$ 100 mil millones o más por año, aproximadamente el doble del total oficial de la asistencia al desarrollo. En todo el mundo, las ECAs sostienen actualmente actividades de comercio e inversiones por un monto estimado en US$ 432 mil millones, casi el 10 por ciento de las exportaciones mundiales. El sistema se basa en un acuerdo de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que tienen todos al menos una ECA, que es en general, una división oficial o cuasi-oficial del gobierno.
Actualmente, las ECAs están colectivamente entre las mayores fuentes de financiamiento público para la participación corporativa extranjera en proyectos industriales en los países del sur. Se estima que en los últimos años han brindado apoyo financiero de entre US$50 y US$70 mil millones por año en lo que se da en llamar "transacciones a mediano y largo plazo", una gran parte de las cuales son grandes proyectos industriales y de infraestructura en esos países.
Cuando un negocio se frustra, la garantía de la ECA cubre las pérdidas de la compañía privada, pero luego añade esa suma a la deuda bilateral entre el país de origen y el país receptor. Como resultado, las ECAs son actualmente responsables de hasta un 25 por ciento del total de la deuda pendiente del sur.
El tipo de proyectos que a menudo apoyan las ECAs son proyectos que incluso el Grupo del Banco Mundial y otros bancos multilaterales encuentran potencialmente perjudiciales de apoyar. Por este motivo, las ECAs tienen un papel muy importante en la expansión de proyectos rentables de (anti)desarrollo de globalización corporativa. Compiten en una carrera en la oferta de créditos con las restricciones ambientales menos estrictas posibles y a raíz de esa carrera hacia abajo, los proyectos que respaldan a menudo saquean el medio ambiente y distorsionan las vidas de las comunidades locales debido a sus impactos ambientales, políticos, sociales y culturales. Por ejemplo, las ECAs financian plantas de energía que emiten gases de efecto invernadero, grandes represas, proyectos de minería, construcción de carreteras en bosques tropicales prístinos, oleoductos, planes de plantación y explotación forestal, por nombrar algunos.
Sólo recientemente la mayoría de las ECAs adoptaron políticas ambientales comparables a las del Grupo Banco Mundial y las de los bancos regionales de desarrollo (como el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, el Banco Africano de Desarrollo, el Banco Asiático de Desarrollo, el Banco Interamericano de Desarrollo). Estas políticas fueron el resultado de un acuerdo sobre una serie de recomendaciones, denominadas los "Enfoques Comunes", adoptadas en diciembre de 2003 en el Grupo de Créditos a las Exportaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico en París, Francia.
Las políticas ambientales del los bancos regionales de desarrollo han sido criticadas por sus debilidades, al tiempo que el Grupo del Banco Mundial parece determinado a debilitar sus propias políticas también. Por lo tanto, las débiles normas de las ECAs se basan en los débiles parámetros de los bancos regionales o del Banco Mundial, con muy poco que poder mostrar en materia de liderazgo mundial. Mientras tanto, el acuerdo de los Enfoques Comunes está lleno de vías de escape. Por ejemplo, establece que los proyectos apoyados por las ECAs deben cumplir “en todos los casos” con las normas del Banco Mundial, los bancos regionales de desarrollo y del país receptor, a menos que una ECA "encuentre necesario" aplicar ...¡normas inferiores!.
Otra característica de las ECAs es la total falta de transparencia ya que los impactos de sus proyectos no se dan a conocer a la opinión pública. Los Enfoques Comunes no exigen que las ECAs consulten a las comunidades y la sociedad civil afectada por los proyectos que financian. Según Transparencia Internacional, "sobornar a funcionarios extranjeros a fin de asegurar contratos en el exterior para sus exportaciones se ha convertido en una práctica habitual en los países industriales, particularmente en ciertos sectores como el de la exportación de equipos militares y el de obras públicas. Normalmente estos contratos son garantizados por planes de Seguros de Créditos a la Exportación (ECI por sus siglas en inglés) de carácter público o apoyados por los gobiernos (HERMES en Alemania, COFACE en Francia, DUCROIRE en Bélgica, ECGD en el Reino Unido).”
Gracias al apoyo de las ECAs, los bancos comerciales privados pueden eludir gran parte de sus responsabilidades. Como lo describiera un ejecutivo del Midland Bank a cargo de los negocios de armamento, "...antes de que adelantemos dinero a una compañía, siempre insistimos en que los fondos estén cubiertos por el Departamento de Garantía al Crédito a la Exportación (Export Credit Guarantee Department)[del Reino Unido] ... No podemos perder. A los 90 días, si los iraquíes no pagaron a la compañía, paga el gobierno británico en su lugar. De cualquiera de las dos formas, recuperamos nuestro préstamo, más el interés por supuesto. Es hermoso." (Killing Secrets: ECGD, The Export Credit Guarantee Department, Killing Secrets, 1998.)
Un ejemplo de los proyectos perjudiciales apoyados por las ECAs es la inversión en la industria de la pulpa y el papel de Indonesia, que está entre las diez más grandes del mundo. Esto ha sido posible gracias a la inversión internacional de más de US$15 mil millones durante la década de 1990.
Los dos mayores productores de pulpa de Indonesia --Asia Pulp and Paper (APP) y Asia Pacific Resources International, Ltd (APRIL)-- multiplicaron por nueve su producción entre 1988 y 1999, lo que implicó un gran aumento en el consumo anual de madera para pulpa de papel que pasó de 1,8 millones de m3 a 16,7 millones de m3.
Para satisfacer la demanda de fibra para la industria de la pulpa, el gobierno indonés promueve el establecimiento de plantaciones de árboles, a pesar de los problemas sociales y ambientales que generan. Aún así, el desarrollo de las plantaciones ha ido a la zaga del aumento en la capacidad de procesamiento de la industria y los productores de pulpa pasaron a depender de una mezcla de maderas duras tropicales. Un estudio del Banco Mundial calcula que la deforestación en Indonesia avanza a un ritmo de 2 millones há/año, lo que equivale aproximadamente a la superficie del territorio de Bélgica.
Otro ejemplo de la participación de las ECAs en proyectos ambientalmente destructivos es el gasoducto de gas natural Bolivia - Brasil, con un costo total de US$2 mil millones. La construcción del gasoducto requirió la tala del bosque, y se extiende sobre unos 3.150 kilómetros, desde Santa Cruz, Bolivia hasta Mato Grosso do Sul en Brasil. Atraviesa varios ecosistemas importantes: el Gran Chaco, un área protegida de bosque tropical seco primario en Bolivia; el Pantanal, el humedal más grande del mundo; y lo que queda del bosque tropical denominado Mata Atlántica en el sudeste de Brasil.
El proyecto, con sus problemas sociales concomitantes, también tiene impactos importantes sobre las comunidades locales en Brasil y Bolivia. En Bolivia el gasoducto atravesó un número de comunidades indígenas y un área protegida gestionada por una organización indígena. En Brasil, Transportadora Brasileira Gasoduto Bolivia - Brasil (TBG) cuyos inversores incluyen a Petrobras, Transredes, Enron y Shell, es la empresa propietaria del gasoducto; Gas Transboliviano S.A., un consorcio que comprende a Transredes, Nerón, Shell y Petrobras es la compañía dueña de la porción boliviana del gasoducto.
En 1997, el Banco Mundial se convirtió en la primera agencia multilateral en financiar el gasoducto. Otros bancos multilaterales involucrados son el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Europeo de Inversiones (EIB). Las agencias de créditos a la exportación involucradas incluyen la agencia japonesa Japan Bank for International Cooperation (JBIC), y la agencia italiana de créditos de exportación SACE, que conjuntamente aportaron la suma de US$346 millones.
Un segundo gasoducto de 630 kilómetros comienza en Ipiás, Bolivia, donde se bifurca del gasoducto principal Bolivia - Brasil y corre en sentido noreste hacia San Matías y de allí hacia Cuiaba, Brasil. Este gasoducto atraviesa unos 200 kilómetros del bosque tropical primario Chiquitano, 100 kilómetros de humedales prístinos del Pantanal y divide en dos el Área Natural de Manejo Integrado San Matías en Bolivia, la única área protegida para el mayor bosque seco tropical del mundo y las cabeceras del Pantanal. Este proyecto es financiado por Gas Oriente Boliviano (GOB), un consorcio formado por Enron, Shell, y Transredes. En 1999, Enron obtuvo financiamiento por US$ 200 millones del gobierno estadounidense a través de una de sus agencias de créditos de exportación: la agencia Overseas Private Investment Corporation (OPIC).
El financiamiento fue aprobado a pesar de la Ley de Asistencia Exterior que prohíbe financiar proyectos en "bosques tropicales primarios". La Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) del proyecto al igual que científicos independientes califican a esta región como "bosques tropicales primarios". Utilizando la degradación previa para justificar una mayor degradación, Enron, el principal patrocinador del proyecto, sostuvo que se trataba de un bosque "secundario" debido a las actividades esporádicas de tala en algunas partes.
Como forma de cortar sus pérdidas en la quiebra de Enron, OPIC se retiró en febrero 2002. De todas formas, los impactos locales sobre la región de bosques de Chiquitano y la población local han sido importantes: contaminación de los recursos hídricos locales, degradación de los caminos locales, contaminación de la tierra y el aire, aumento de la criminalidad, la prostitución y la perturbación de los poblados y ciudades locales debido a los campamentos de trabajadores.
Mientras las ECAs cumplen su papel, hay cada vez más conciencia de que están muy lejos de ser vehículos potenciales del desarrollo y, que por el contrario, encarnan una forma de globalización corrupta, turbia y ambiental y socialmente destructiva. Los procesos sociales en varios países del sur se oponen a estas agencias en búsqueda de otros mundos posibles, libres de la dependencia y la alienación de comercial.
Artículo basado en información obtenida de: The Shadowy World of Export Credits”, Tove Selin, Aaron Goldzimer, y Roy Jones, Asian Labour Update, http://www.amrc.org.hk/4301.htm; “Financial power + ECA: themes and alternatives”, James Goodman, AID/WATCH and the Minerals Policy Institute, http://www.amrc.org.hk/4302.htm; “What are ECA?”, ECAWatch, http://www.eca-watch.org/eca/ecas_explained.html; “Export credits: Fuelling illegal logging”, Chantal Marijnissen, FERN, http://www.illegal-logging.info/papers/illegal.pdf