Buxa era uno de aquellos bosques de los que hacían alarde los forestales británicos. La zona, originalmente de praderas y bosques de shorea de planicie (Shorea robusta) en tierras altas pedregosas, fue alterada irreversiblemente cuando llegaron los ingenieros forestales coloniales, alrededor de 1865, y desterraron a los pueblos de agricultura migratoria, como los Rava, los Mech, los Dukpa y los Garo. A medida que los incendios forestales fueron “controlados”, los árboles perennifolios no tardaron en colonizar los espacios vacíos y los ingenieros se dieron cuenta entonces de que no podrían tener nuevas plantaciones de shorea a menos que reintrodujeran el método de la quema.
Así llegó el famoso sistema de plantación Taunya, y los “incendiarios” desterrados fueron traídos de vuelta a los bosques e instalados en aldeas. Fueron ellos quienes trabajaron duro, talando y quemando árboles y plantando y protegiendo otros nuevos por cerca de 150 años, sin recibir paga alguna, hasta que los silvicultores de la India “independiente” decidieron que debían salvar a los tigres de Buxa. De esta forma, en 1983, los bosques de Buxa fueron declarados Reserva de Tigres. Para ese entonces los bosques ya tenían 33 aldeas registradas y 4 establecimientos en tierras arrendadas bajo el control del Departamento Forestal.
Desde 1990 en adelante, las actividades forestales disminuyeron y prácticamente cesaron en muchas partes de la reserva. Cerraron las viejas minas de dolomita que se encontraban dentro de la reserva. En muchas zonas se prohibió la recolección de productos forestales no maderable y el pastoreo del ganado fue declarado un delito. Vivir dentro de los bosques se convirtió en una pesadilla cuando los ingenieros forestales comenzaron a planear estrategias de reubicación que implicaban que miles y miles de personas se vieran de pronto privadas de sus medios de sustento. Uno tras otro, los viejos shoreas (conocidos como el Orgullo de Buxa) comenzaron a desaparecer, a medida que las personas con hambre y sin empleo se iban viendo obligadas a refugiarse en los bosques.
El mecanismo para la conservación de los tigres de Buxa se puso en funcionamiento, y el dinero iba y venía de varias fuentes, como el Banco Mundial (Buxa fue uno de los siete proyectos de desarrollo ecológico financiados por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial en la India). Pero tanto la fauna como su hábitat continuaron desapareciendo. Los tigres se volvieron una rareza, tanto que nadie sabe exactamente cuántos quedan en Buxa hoy… decir 4 ó 5 sería un cálculo optimista.
Los ingenieros forestales dedicados a la “conservación” de Buxa continuaron persiguiendo a los pobladores del bosque en la zona, especialmente a los miembros de la comunidad Rava. Una audiencia pública organizada en 2005 por el Foro Nacional de Pueblos y Trabajadores Forestales (NFFPFW) y otros, registró innumerables casos de tortura, hostigamiento y asesinato de los habitantes del bosque por parte de personal del Departamento Forestal. Las personas, muchas de ellas niños y jóvenes, fueron asesinadas a sangre fría, dentro y fuera del bosque. El incidente más reciente fue el asesinato de Samuel Rava de la aldea Poro, en febrero de 2008, ocurrido con posterioridad a la notificación formal de la Ley de Derechos sobre los Bosques . Ninguno de los asesinos ha sido llevado ante la justicia.
En Jayanti, muy pocas personas de este poblado fantasma (otrora próspero), situado en la llamada zona central de la Reserva de tigres de Buxa, conocían la Ley de Derechos sobre los Bosques que, entre otras cosas, reconoce los derechos de los habitantes tradicionales y tribales del bosque en zonas declaradas protegidas (ver Boletín Nº 115 del WRM). Aparentemente este poblado ha sido designado como aldea que debe ser reubicada, y el Departamento Forestal ha comenzado ya los trámites correspondientes. En Jayanti, el Encargado Forestal aún puede prohibir a las personas que realicen trabajos de renovación de sus propios hogares sin permiso del Departamento, alegando que esto viola la Ley de protección de la fauna de 1972. Nadie parece saber que, según la Ley de protección de la fauna de 2006 y la Ley de Derechos sobre los Bosques del mismo año, los conceptos de zona central y zona de amortiguación han cambiado tanto que cualquier demarcación de dichas áreas debe ser obligatoriamente aprobada por la comunidad.
Por el contrario, el Encargado Forestal y su equipo amenazaron a la gente para que abandonara sus tierras. Los avisos de reubicación encolerizaron a numerosas personas: “¿Por qué nosotros, que hemos cuidado y protegido estos bosques durante todos estos años, debemos partir?” dijo un anciano. Otra anciana sacudía sus frágiles puños mientras decía: “No me iré, no y no…antes de irnos los mataremos a todos. Si no nos podemos quedar tampoco dejaremos que ustedes se queden”.
Los funcionarios forestales también ofrecieron mucho dinero a la gente para que abandonaran voluntariamente el lugar, conscientes de que la tentación sería demasiado fuerte.
Casi lo mismo sucede en Buxa Road (una aldea remota, constantemente amenazada tanto por los elefantes salvajes como por la erosión del suelo) y en la aldea de Santarabari, situada en la ladera de la montaña, que serán reubicadas por el Departamento Forestal haciendo caso omiso de la nueva legislación de 2006. La mayoría de los aldeanos nunca fueron informados sobre sus derechos como pobladores del bosque.
Lo que el Departamento Forestal entiende por “conservación participativa” fue resumido por un Encargado Forestal que, al ser acusado de violar tanto la Ley de protección de la fauna de 2006 como la Ley de Derechos sobre los Bosques de 2006, masculló: “No sabemos nada sobre leyes y cosas así. Yo cumplo las órdenes de mi jefe”. En pocas palabras… la forma en que el Departamento Forestal pretende conservar la fauna y flora silvestres de la reserva de tigres de Buxa dista mucho de ser participativa.
Por Soumitra Ghosh, extraído y editado de las notas tomadas durante la visita de un equipo de 4 personas a la zona, en representación del Foro Nacional sobre Pueblos y Trabajadores Forestales (NFFPFW), Comité Regional de Bengala del Norte. El documento completo se encuentra disponible en: