Cuando el Premio Nóbel de la Paz, la kenyata Wangari Maathai, fundó en 1977 el Movimiento Cinturón Verde – que promueve la plantación de árboles indígenas en las cuencas boscosas, las reservas ribereñas, las granjas privadas de acceso comunitario y los espacios públicos, con el fin de preservar la diversidad biológica local – sabía que la introducción de especies vegetales exóticas podía tener graves efectos sobre el equilibrio del ecosistema.
Así, la profesora Maathai pidió que se prohibiera la plantación comercial de eucaliptos en el país, debido a que su alto consumo de agua estaba contribuyendo a agotar las reservas.
No sólo Maathai conoce el impacto que tienen las plantaciones de eucaliptos sobre el agua: los nativos Kikuyu llaman a ese árbol “munyua mai” (tragón de agua).
En 2002, dos especies de crecimiento rápido fueron introducidas en Kenya desde Sudáfrica y plantadas en cantidad por todas partes: Eucalyptus grandis y Eucalyptus camaldulensis. Pocos años después, el efecto de los eucaliptos se hizo sentir cuando las fuentes de agua comenzaron a agotarse.
En 2009, el Ministro de Medio Ambiente, John Michuki, dio la directiva de cortar las especies de eucaliptos que crecían cerca de los cursos de agua, para intentar disminuir el impacto de la sequía que estaba haciendo estragos en el país.
Sin embargo, el Ministro de Bosques y Naturaleza, Noah Wekesa, publicó directivas para los agricultores que deseen plantar diversas especies de eucaliptos.
Maathai acusó a Wekesa de no haber frenado la plantación de eucaliptos en las tierras altas, a pesar de los efectos adversos que estos árboles tienen sobre el suelo, el ciclo del agua, la biodiversidad y la vegetación local. Dijo que el gobierno debería desalentar la plantación de todo tipo de eucalipto en las montañas y las cuencas de los ríos.
Según Wekesa, el eucalipto responde a la demanda local de madera porque crece rápido, pero Maathai argumenta que hay otras alternativas, como el bambú nativo, que crece muy rápido, consume poca agua, afirma el suelo y detiene la erosión, además de haber resultado muy útil en muchos países, donde es muy usado en la construcción, la alimentación y la medicina.
Lejos de recomendar el modelo de monocultivo de árboles a gran escala, Maathai ya había subrayado que era necesario “expandir las prácticas existentes, ya probadas, de cultivo integrado de árboles, como ser la combinación de agro-silvicultura y agricultura de conservación, lo que podríamos llamar ‘agricultura siempre verde’ [ver Boletín 147 del WRM]. Esto permitiría obtener beneficios ambientales, seguridad alimentaria y medios de vida. Para lograrlo, será necesario tener el apoyo de los científicos en los mecanismos de decisión – además del de las autoridades para su aplicación efectiva – basándose en los conocimientos, la colaboración y la capacidad”.
Artículo basado en información publicada en: “Maathai Wants Bamboo to Replace Eucalyptus”, John Muchangi, 27 de abril de 2011, AllAfrica,http://allafrica.com/stories/201104280123.html