En un estudio publicado recientemente en Alemania sobre Clima y Desarrollo podemos encontrar las siguientes afirmaciones: “La pobreza afecta a mucha, demasiada gente – y afecta a los hombres y a las mujeres en forma diferenciada y en número diferente. La mayoría de los pobres son mujeres, como ha mostrado la investigación y esto está vinculado con el hecho de que en la gran mayoría de los países las mujeres y las jóvenes sufren discriminación legal y social. Las mujeres tienen menos acceso a la educación y a la salud que los hombres, y no tienen las mismas oportunidades económicas.
Hay buenas razones para creer que uno de los resultados de esta discriminación social y política de las mujeres es que ellas también son afectadas por el cambio climático en forma diferenciada, una circunstancia que exacerba la pobreza y los riesgos que ellas corren”. (1)
Una de las buenas razones para creer que esto es cierto está dada por el hecho de que la mayoría de las personas afectadas por los peores desastres climáticos ocurridos en los últimos años son pobres y mujeres en su gran mayoría. En Indonesia, por ejemplo, durante el tsunami se ahogaron mucho más mujeres que hombres por diferentes razones: porque no sabían nadar, porque se quedaron a cuidar a sus niños hasta último momento, porque quedaron encerradas, porque se enteraron demasiado tarde, porque sus vestidos largos no les permitieron movilizarse rápidamente, porque sus reservas nutritivas eran escasas y no les permitieron hacer los esfuerzos necesarios para salvarse, etc.
En un artículo sobre “Mujeres y Cambio Climático”, Kellie Tranter, una abogada australiana, describe algunas de las causas de muerte como las mencionadas arriba y demuestra que en los desastres denominados “naturales” han muerto más mujeres que hombres: el 90% de las 140.000 víctimas que murieron en el ciclón que impactó Bangladesh en 1991 fueron mujeres, más mujeres que hombres murieron en la ola de calor que azotó Europa en el 2003 y en el tsunami en Indonesia en el 2006 murieron 3 a 4 mujeres por cada hombre.(2)
Testimonios relevados durante el año 2009 en un estudio que se realizó con mujeres de Alemania, Bolivia y Tanzania, (3) dan cuenta que las mujeres se ven recargadas en sus actividades cotidianas por efecto del cambio climático. Un ejemplo de ello ocurre en el departamento de Oruro en Bolivia. “En épocas con olas de calor se secan las fuentes de agua y el agua restante se vuelve cada vez más salada y por ello cada vez menos potable. Fuertes vientos se llevan la tierra suelta y la secan. Además hay nuevas especies de parásitos. Grandes daños causa una especie de piojo que ataca la raíz de la alfalfa y que mata así la planta forrajera”. Además el cambio de temperaturas ha hecho que cultivos que antes crecían con facilidad ahora ya no crecen y tanto las continuas heladas como las lluvias les ocasionan pérdidas. También disminuye el ganado, por la falta de pasturas, y porque ha aparecido una “nueva y agresiva especie de mosquito que ataca tanto a seres humanos como a los animales. En síntesis, el cambio climático hace la ya penosa vida laboral de las bolivianas todavía más dura”.
Historias muy similares cuentan las mujeres de Dodoma, Tanzania. Las sequías continuas obligan a las mujeres “a recorrer un camino cada vez más largo para conseguir agua y a veces se ven obligadas a comprarla … las cosechas han decrecido en forma catastrófica. Esto causa una preocupante escasez de alimentos en todo el pueblo”… Las mujeres deben utilizar diversas estrategias para sobrevivir. Gladis, por ejemplo, cuenta que “como ya no podemos contar con los ingresos de la agricultura … me dedico también a la horticultura y a la cría de cerdos y gallinas. Además, coso maletines de colegio… fabrico cerveza local y hago trabajos ocasionales”. Pero ellas también reclaman no ser las únicas que se sacrifiquen. Exigen que el gobierno evite la continua tala de árboles y la quema de bosques que empeoran el suministro de agua y el clima a la vez que demandan que los países industrializados cambien su estilo de vida.
Las mujeres no pueden continuar siendo víctimas y deben tener protagonismo a la hora de elaborar políticas relacionadas con el cambio climático. Si bien han obtenido algunos reconocimientos formales, éstos no se ven reflejados en las propuestas ni en las estructuras de la Convención de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Por un lado, gran parte de las políticas propuestas como (falsas) soluciones para el clima agravarán aún más las situaciones descritas arriba. Por ejemplo, la promoción de cultivos a gran escala para ser usados como combustibles y los monocultivos de árboles como supuestos sumideros de carbono han demostrado tener impactos negativos sobre los bosques, suelos, el agua y también sobre las mujeres.
Por otro lado, las mujeres tienen serias dificultades para ser tenidas en cuenta inclusive dentro de la propia estructura de la Convención, contrariando sus propios enunciados. En diciembre de 2007, en Bali, líderes internacionales declararon por primera vez que los “temas de género son pertinentes en las políticas relacionadas con el clima”. En 2009, la Convención dio reconocimiento formal a la participación de grupos de mujer y género. Sin embargo, recientemente, el secretario General de Naciones Unidas Ban Ki- moon anunció la creación de un grupo “de alto nivel” encargado nada menos que de conseguir los fondos para hacer frente a los impactos negativos del cambio climático en los países más pobres y desarrollar una economía que no esté basada en el uso de combustibles fósiles. (4) Son 19 miembros. Todos hombres. En sus manos puede estar el destino de la humanidad. (5)
Los enunciados de “equidad de género” deben reflejarse en los hechos. Ya no queda tiempo. Las mujeres, a la vez que son las que más sufren los efectos del cambio climático son también fundamentales a la hora de encontrar soluciones. Resolver las desigualdades de género es cuestión tanto de justicia como de supervivencia.
(1) Tomado de “Climate Change Adaptation from a Gender Perspective, A cross-cutting analysis of development-policy instruments” de Birte Rodenberg para DIE Research Project “Climate Change and Development“, Bonn 2009
(2) Publicado en Mirada Global.com http://www.miradaglobal.com/
(3) Tomado de “Fortalecer a las mujeres. ¡Cambiar el clima!”, organización VEN
(4) Tomado del artículo en inglés de Elizabeth Becker y Suzanne Ehlers “Why are women being left out of climate decision-making?” http://www.grist.org/article/2010-03-08-why-are-women-being-left-out-of-climate-decision-making-u.n/
(5) Información adicional en el comunicado de prensa de Género y Cambio Climático, Mujeres por la Justicia climática, disponible en inglés en: http://www.gendercc.net