El 21 de setiembre pasado, Día Mundial de Lucha contra los Monocultivos de Árboles, la Plataforma No REDD, una coalición de grupos ambientalistas y de organizaciones de pueblos indígenas, lanzó un llamado a la comunidad donante internacional para detener la desviación de fondos destinados a la conservación y restauración de bosques y a la erradicación de la pobreza hacia proyectos de tipo REDD+, al tiempo que señalaba que “no existe casi ningún financiamiento para apoyar la detección, la documentación y el rechazo de los impactossociales y ambientales negativos de los proyectos REDD+”. La carta pretende alertar a los donantes e invitarlos a cubrir ese déficit financiero.
El grupo expresa su profunda preocupación ante el hecho de que los fondos para la conservación y restauración de los bosques y para la erradicación de la pobreza se están desviando hacia un mecanismo que sirve para mercantilizar y privatizar el aire, los bosques, los árboles y la tierra, y que adolece además de numerosos peligros y deficiencias inherentes imposibles de remediar.
Los proyectos REDD+ ya tienen graves impactos negativos sobre el medio ambiente y sobre los grupos sociales económica y políticamente marginados, como los pueblos indígenas, los pequeños agricultores, otras comunidades que dependen del bosque y las mujeres, para quienes el bosque cumple una función fundamental como forma de sustento. El incremento repentino del valor económico de las tierras boscosas, debido a la introducción de pagos por desempeño para su conservación, aumentará indudablemente el riesgo de conflictos por la tierra entre esas comunidades y otros grupos con mayor influencia económica y política, que verán la oportunidad de sacar partido de dichos pagos.
Los pagos basados en el rendimiento del almacenamiento de carbono forestal sólo tienen en cuenta una de las supuestas causas de la disminución de los bosques: la ausencia de una valoración económica adecuada de la parte que les corresponde en el almacenamiento de carbono en general. En cambio, no se atiende a otros factores directos e indirectos de la pérdida de bosques, como el no reconocimiento de los derechos territoriales de los pueblos indígenas, el consumo excesivo y el comercio de productos forestales, los incentivos contraproducentes como el subsidio a monocultivos de árboles y cultivos agrícolas con fines de exportación, la exploración y extracción de minerales, petróleo, gas o carbón, la cría de camarones, y las grandes obras de infraestructura tales como las represas hidroeléctricas.
Las más de 200 organizaciones que ya han firmado esa carta denuncian que “REDD+ no es un paso adelante sino una solución fundamentalmente errónea, síntoma de un problema más profundo. Es una distracción que el planeta – nuestra Madre Tierra – no tiene tiempo para atender. Deberíamos aprovechar los numerosos ejemplos exitosos de conservación y restauración de bosques, en vez de invertir miles de millones de dólares en un sistema no probado, incierto y discutible, que probablemente conspire contra los objetivos ambientales y sociales del régimen climático, en lugar de apoyarlos”.
La carta concluye diciendo: “Para abordar el problema del cambio climático y el de la desaparición de los bosques es necesario tomar medidas que contribuyan a una profunda transformación económica, ecológica y social. Para presentar todos los aspectos del tema REDD+ como parte de los esfuerzos por construir alianzas mundiales diversas y poderosas, capaces de contribuir a lograr la transformación que el planeta y sus habitantes necesitan, será necesario contar con el pleno apoyo de la comunidad caritativa, donante y filantrópica”.
La carta completa está disponible enhttp://wrm.org.uy/temas/REDD/Carta_abierta_no_REDD.pdf