El mundo está atravesando una aguda crisis alimentaria, donde los precios de los alimentos básicos se disparan haciendo estallar, en muchos países del Tercer Mundo, motines desesperados que amenazan su estabilidad política. Hacia fines de marzo, los precios del arroz y el trigo se habían duplicado respecto al año anterior, y el maíz había aumentado más de un 33% en el mismo período. Según la FAO, el monto de las importaciones de cereales de los países más pobres aumentará en un 56% en 2007/2008, tras un incremento del 37% en 2006/2007.
La crisis de los precios de los alimentos es el resultado de una combinación de factores, entre los cuales se encuentra la disminución de las reservas debido a que los granjeros han pasado del cultivo de alimentos al cultivo para agrocombustible. Los países ricos han promovido la producción de agrocombustibles a pesar de los fuertes argumentos que advierten sobre el desastre social y ecológico que esto implicaría para la seguridad alimentaria del mundo y para el sustento de las poblaciones locales y su ambiente.
Sin embargo, haciendo oídos sordos al sentido común y para no dejar pasar una nueva oportunidad comercial, se anuncia ahora la segunda generación de agrocombustibles, basada mayormente en biomasa de madera. Según Glen Barry (1) “Es un mito que existan desechos agrícolas y forestales, así como un excedente de tierra para cultivar diversas plantas herbáceas y leñosas, en cantidad suficiente como para contar con una fuente de energía industrial. Lo mismo sucederá con la producción de etanol de los árboles. El etanol celulósico será el factor de deforestación definitivo, algo así como desmantelar y quemar la propia casa para mantenerse caliente.”
El Dr. Barry explica que “Al igual que con los agrocombustibles, una industria del etanol celulósico destruiría los bosques indirectamente y provocaría un aumento del costo de los alimentos porque, al competir por la tierra, incrementaría la presión sobre los bosques y los cultivos agrícolas. La resultante sería más plantaciones enormes, sin vida, tóxicas y dependientes del agua, de monocultivos de árboles monstruosos, genéticamente modificados, en tierras robadas y deforestadas, con pérdida neta de carbono. Y los agrocombustibles se venderán luego como un producto ‘ecológico’, tal vez certificado como ‘bien manejado’ por el WWF, el FSC y otros entreguistas de los bosques”.
La promoción del etanol celulósico llevará entonces a una creciente destrucción de los ecosistemas terrestres: “Como si los bosques, la tierra, los ecosistemas y los hábitats del mundo no estuvieran ya lo bastante exigidos, tratemos ahora de usarlos para proveer de energía a siete mil millones de consumidores que quieren tenerlo todo. ¿Les parece éste un juicio innecesariamente severo? Mencionen una oportunidad en que el sistema económico mundial haya demostrado autocontrol para adaptar el crecimiento a los recursos disponibles.” Barry advierte que “El sistema de la Tierra está peligrosamente cerca del colapso; ya no puede resistir soluciones ambientales basadas en el uso de más y más recursos para la actual población humana y su nivel de consumo ni, mucho menos, para una población y un consumo aún mayores. Hay una cantidad limitada de energía que puede ser tomada de la biosfera global, y otra cantidad limitada de desperdicios que pueden ser volcados a la misma antes de que se vuelva inhabitable. Y estamos alcanzando ese punto, si es que no lo hemos pasado ya.”
“Es imperativo que adoptemos una agenda ambiental basada en lo que realmente necesitamos, para mantener y restaurar los sistemas ecológicos de los que dependen todas las formas de vida. Es muy tarde para poner nuestros esfuerzos en otra cosa que no sea el paquete completo de cambios a nivel personal y de la sociedad toda, indispensable para preservar la biosfera. A esta altura no existen soluciones que valga la pena intentar, salvo las que sirvan desde el punto de vista ecológico. Cualquier otra solución intermedia equivale a agravar una enfermedad inexorablemente destructiva”, concluye Glenn Barry.
(1) “Burning Forests to Feed Cars. The Ecological Madness of Biofuels, Take Two”, Glenn Barry, 15 de marzo de 2008, Ecological Internet, Earth Meanders, GlenBarry@EcologicalInternet.org, http://earthmeanders.blogspot.com/; publicado por Rachel Smolker, rsmolker@uvm.edu.