Con el aumento de la demanda mundial de papel y la consideración, por el Protocolo de Kyoto, de las plantaciones forestales como posibles sumideros de carbono, se están creando, una tras otra, joint-ventures entre gigantescas corporaciones para la investigación en biotecnología forestal. Grupos ambientalistas -como el recientemente formado "Bosques Libres de Ingeniería Genética" (GE-Free Forests-GEFF)- y representantes del sector académico ya han expresado su preocupación por los impactos de estos "Terminator" o "Frankentrees" como han sido denominados. Esa preocupación se ha manifestado incluso en acciones directas (ver Boletín 26 del WRM).
El hecho de que los árboles del Planeta se encuentren en un estado tan silvestre respecto de la mayor parte de las plantas domesticadas significa que un cambio en su genoma pueden ser radical y logrado de manera muy rápida. Las implicancias de la ingeniería genética en los árboles resulta preocupante por diversos motivos. El genetista Dr. Douda Bensasson, consultor de Women's Environmental Network -una de las organizaciones fundadoras de la coalición GEFF- considera que "se necesitan varias generaciones de cultivos genéticamente modificados para estudiar su estabilidad, confiabilidad y seguridad. Se necesitan décadas o incluso siglos antes que se hayan desarrollado unas pocas generaciones de árboles. Ello significa que los árboles genéticamente modificados (GM) no habrán de ser probados antes de ser lanzados al mercado. Es también preocupante el hecho que los árboles producen grandes cantidades de semilla y polen capaces de trasladarse a grandes distancias". Ya se ha encontrado polen proveniente de organismos genéticamente modificados usados en la alimentación, muy lejos del lugar de localización del cultivo. Con seguridad que esto también puede suceder en el caso de los árboles GM.
Uno de los desarrollos de la biotecnología forestal que también está generando preocupación es el relacionado con la reducción de los niveles de lignina. Este compuesto, que la industria papelera está procurando eliminar de la madera por razones técnicas, es el que da rigidez a los árboles. La lignina resulta por la tanto esencial en lo que respecta a la defensa de los árboles contra los herbívoros, disminuyendo la digestibilidad de las plantas. De modo que las plantaciones con árboles GM habrán de requerir una protección adicional contra esos depredadores. La lignina asimismo mantiene la estructura de los árboles muertos y decadentes, proveyendo de este modo un hábitat para organismos que forman parte del ecosistema forestal.
Por otra parte, existen también implicancias políticas. "La ingeniería genética promueve los patrones de las plantaciones forestales industriales, responsables ya de que miles de personas en el Sur hayan sido expulsadas de sus tierras" sostiene Larry Lohmann de The Corher House y miembro del WRM. "Ayudando a las empresas a avanzar hacia la conversión de tierras y bosques en fábricas biológicas para la obtención de un sólo producto de uso industrial, la ingeniería genética está dirigida claramente a minar la habilidad de las poblaciones locales para utilizar esos recursos como fuente de alimento y de los diferentes bienes que necesitan para sobrevivir".
No se sabe cuándo estos productos llegarán al mercado. El hecho de que uno de los criterios utilizados por el FSC para definir el uso sustentable de los bosques sea la prohibición del uso de organismos genéticamente modificados resulta por ahora tranquilizador. No obstante este criterio puede cambiar, especialmente si tenemos en cuenta los poderosos intereses que se encuentran detrás del desarrollo de la biotecnología forestal. Entretanto, como señala Kate Geary del GEFF, si bien todavía los árboles GM no están a la venta, debemos generar conciencia en la opinión pública acerca de la amenaza que esta tecnología implica para los ya acosados bosques de nuestro Planeta.
Fuente: Hugh Warwick, BBC Wildlife Magazine Agosto de 1999, Vol.17 No.8.