En 1996, el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM) y la Unión Internacional de los Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines (UITA) presentaron una declaración conjunta al Panel Intergubernamental sobre Bosques (IPF), centrada en los aspectos sociales del desarrollo de plantaciones, en la que afirman que "los trabajadores de las plantaciones están entre los más pobres y más explotados de todos los trabajadores agrícolas."
La declaración conjunta, suscrita por muchas otras organizaciones, expresaba que "los bajos salarios no son el único problema que enfrentan los trabajadores de las plantaciones. La OIT destaca, en general, que las condiciones de vivienda en las plantaciones se siguen caracterizando por el hacinamiento y una infraestructura mala y escasa. La asistencia médica es escasa, destacándose especialmente la falta de atención de salud preventiva, saneamiento y suministro de agua potable. La infraestructura de la educación primaria en general es insuficiente para posibilitar la concurrencia regular de los niños a la escuela y que éstos terminen la educación primaria. Es común encontrar normas de seguridad malas en relación al mal uso de los agroquímicos. Todos estos problemas están vinculados al hecho de que generalmente se niega a los trabajadores de las plantaciones el derecho de organizarse y negociar en forma colectiva. Esta situación se ve exacerbada por el hecho de que a nivel mundial, los precios de la mayoría de los productos de las plantaciones han disminuido progresivamente en términos reales en las últimas décadas".
Además, el WRM y la UITA destacan que "los derechos de organización y negociación colectiva todavía están prohibidos en muchos países, y las compañías privadas han explotado esta falta de protección del trabajador, manteniendo bajos salarios y beneficios sociales o incluso reduciéndolos aún más. La mecanización ha reducido la demanda de fuerza de trabajo, y por lo tanto también su capacidad de negociación. Incluso cuando los precios de los productos han aumentado en términos reales, como en el sector de la celulosa y el papel, los beneficios rara vez llegan a los trabajadores de las plantaciones. La tendencia al despojo de tierras y la aplicación de modalidades de cultivo por contrato y plantaciones núcleo de pequeños propietarios ha tenido efectos muy variados. En algunos países, los pequeños campesinos se beneficiaron, pues pudieron organizarse en cooperativas y lograron una negociación colectiva efectiva con las industrias procesadoras y exportadoras. Pero en otros, donde las organizaciones de pequeños campesinos son débiles o sus derechos de organización y negociación colectiva han sido suprimidos, las compañías han logrado aumentar sus beneficios trasladando a los pequeños campesinos los costos de los aportes a la salud, educación, seguro y beneficios sociales, así como los riesgos asociados a accidentes".
La declaración exigía al IPF que pusiera el tema sobre la mesa, destacando la "urgente necesidad de renovar los esfuerzos para asegurar mayores medidas de protección para los trabajadores de las plantaciones y nuevos mecanismos que permitan una consideración más adecuada de sus derechos e intereses en la planificación".
El texto completo de la declaración está disponible (en inglés).