El 20 de julio de 1999, Biogenetic S.A., una joint venture entre Fundación Chile (Santiago, Chile) e InterLink biotechnologies (Princeton, NJ), anunció la creación de una nueva empresa para el desarrollo de especies "mejoradas" de árboles: GenFor S.A.
La idea concuerda con lo que las empresas de biotecnología ya están haciendo con el maíz, la papa y los porotos de soja. Los investigadores de Genfor en Chile afirman que, mediante el uso del Bacillus thuringiensis o Bt --una bacteria que existe naturalmente en el suelo y mata plagas si se la introduce en las plantas en crecimiento-- están en camino de producir un árbol manipulado genéticamente que tendrá viabilidad comercial.
Las razones que llevan a esto son varias, pero todas están vinculadas con un modelo forestal insustentable tanto desde el punto de vista social como ambiental, basado en monocultivos a gran escala de árboles de crecimiento rápido. El ochenta por ciento de las plantaciones de árboles de Chile se compone de una única especie de pino --y además exótico--: el pino radiata. Estas plantaciones fueron infectadas por la polilla del brote europea (Rhyacionia buoliana), y por ser monocultivos se han convertido en una gran fuente de suministro de alimento para este pequeño insecto. Las larvas de la polilla horadan el tallo principal y las ramas secundarias del pino Radiata y secan los brotes y las hojas, con lo cual el árbol se va deformando hasta convertirse en un arbusto atrofiado. Según la National Forestry Corp. de Chile, la polilla del brote arruina cerca del 30% de las cosechas cuando no se las trata, y 10% incluso con tratamiento. Las compañías forestales de Chile gastan actualmente US$ 3 millones por año en el control de las polillas soltando avispas que se alimentan de sus larvas.
Genfor afirma que ha implantado con éxito plántulas con proteína Bt, que mata a las larvas de la polilla antes de que lleguen a provocar daños. La compañía prevé que esos tipos de pinos resistentes a insectos estarán listos para ser comercializados en 2008.
Pero la resistencia a los insectos no es el único objetivo de Genfor. Más importantes aún son los esfuerzos conjuntos de Genfor y la compañía de biotecnología canadiense Cellfor para elevar el componente de celulosa y modificar la lignina en el pino radiata y el pino de incienso (Pinus taeda), características claves de la gran producción de celulosa de Chile. Para conseguir la celulosa como materia prima es necesario separarla de la lignina, y esa es la parte más cara del proceso de producción de celulosa. Por esa razón la industria recibiría de buen grado un tipo de materia prima con mayor contenido de celulosa.
La investigación conjunta en el laboratorio canadiense de Cellfor logró un aumento del 20% de celulosa en álamos y ahora procura transferir esa experiencia a las especies de pinos. Se esperan resultados concretos para fines de 2003. Dado que el pino de incienso se planta en forma extensiva en Argentina y Brasil (y también en el sur de EE.UU.), el proyecto será la entrada de Genfor en el mayor mercado identificado como una de sus metas en América del Sur.
En resumen, todo se trata de dinero y poder para los que ya son ricos y poderosos. Si se permite el uso de estos árboles modificados genéticamente, sólo se logrará exacerbar los impactos sociales y ambientales actuales que causan los monocultivos de árboles en Chile y otros lugares. A menos que se haga algo para evitar su liberación en el medio ambiente, las futuras generaciones de pueblos, animales y vegetales serán quienes sufran sus impactos todavía desconocidos. Si se permite que las empresas jueguen a ser Dios, entonces !Dios salve a la humanidad!