Liberia acaba de salir de una crisis civil. La sanción sobre las exportaciones de madera de dicho país fue levantada en 2006 por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La industria maderera, que generaba ingresos substanciales para el gobierno, está cerrada esperando la finalización de un proceso de reforma forestal.
Pero el desempleo ha alcanzado niveles alarmantes. Hay una creciente demanda de madera en el mercado internacional y los intereses de las empresas forestales se ven claramente postergados; estos factores podrían socavar el proceso de reforma forestal en curso si el gobierno no lo completa. De no llegar a una conclusión lógica, existen grandes posibilidades de que el sector reanude sus actividades como antes.
El 31 de julio de 2008, la ONG Coalición por Liberia (1) emitió un comunicado de prensa acusando al gobierno de dicho país de poner en riesgo el proceso de reforma. (2) La coalición expresó su temor de que el proceso se esté deteriorando gradualmente debido a que la FDA (Autoridad para el Desarrollo Forestal) viola abiertamente la ley de reforma y rebaja los estándares de evaluación de las empresas madereras. Por ejemplo, la mayoría de las compañías que se presentaron a licitación para los nuevos contratos de manejo forestal, que cubren unas 120.000 hectáreas, carecen de capacidad tanto técnica como financiera para implementar tales contratos. Ninguna de ellas tiene experiencia previa en la materia ni reúne los requisitos mínimos en cuanto a inversión de capital.
El otorgamiento de dos Contratos de Venta de Madera y un Contrato de Manejo Forestal en tierras de propiedad privada pertenecientes a las comunidades del condado de Gbarpolu (3), no sólo viola la ley sino que además es la mejor manera de provocar conflictos, entre el estado y la gente por un lado, y entre la gente y las empresas madereras por otro, cuando comience la explotación. En una resolución presentada a las autoridades del condado a mediados de julio, dichas comunidades dijeron que resistirían cualquier intento de tala en su tierra sin su aprobación y consentimiento. La negativa de la FDA a proporcionar la información que las comunidades solicitaron en mayo de este año, va contra el espíritu y la intención de la ley de reforma forestal que establece el acceso público a la información de la FDA; el hecho de que la solicitud de información se centrara en las circunstancias que rodean la identificación de su tierra para estos contratos despierta aún más sospechas sobre este asunto.
Además, el hecho de que el gobierno de Liberia no haya establecido una lista de exclusión con las 17 empresas no admitidas para ingresar al sector, y la falta de respuestas de la FDA a las preguntas del público en torno a los errores de cálculo y valoración del volumen de los troncos abandonados que se vendieron a Unitimber (una empresa maderera libanesa), evidencian que el sistema es defectuoso.
En muchos ámbitos se teme cada vez más que el sector forestal esté volviendo gradualmente a su antigua forma de hacer negocios. Algunos observadores y expertos sostienen que si estos temas no son enfrentados de manera apropiada antes de que comience la explotación, es indudable que la autoridad de la ley se verá muy comprometida y que el sector, una vez más, caerá en la anarquía. También hay grandes posibilidades de que las empresas que saquearon a la industria forestal vuelvan a ponerse en actividad.
Estas son malas noticias si el gobierno de Liberia está determinado a reabrir el sector en octubre de 2008, sin importar los problemas que éste tenga. Las comunidades locales, una vez más, estarán en peligro, y los magnates de la explotación forestal se llevarán tranquilamente la madera de Liberia hacia los mercados europeos y chinos.
“Liberia alberga los dos últimos fragmentos significativos de bosque tropical cerrado que quedan en los Bosques de la Alta Guinea en África Occidental; esto se debe en gran medida a que, antes de la guerra civil, el bosque y los recursos naturales de Liberia, principalmente la madera, eran manejados de manera sostenible. Los bosques se han encogido hasta tener ahora el 12,7% de su tamaño original – que se calcula son 727.900 kilómetros cuadrados. Casi el 42% de los mismos se encuentra en Liberia.
Si bien otros factores contribuyen al problema de la deforestación en Liberia, las empresas madereras son la fuerza con mayor poder de destrucción, y han sido responsables del mayor porcentaje de deforestación. Por ejemplo, desde 1997 hasta 2001, la producción de rolos llegó a un asombroso aumento de más de 1.300%.
No es de sorprender que esto haya tenido un enorme impacto sobre las comunidades rurales indígenas y las poblaciones locales, que dependen de la tierra y el bosque para obtener sus medios de vida. Sus prácticas culturales y espirituales están tan ligadas al bosque que, con la rápida disminución del mismo, la supervivencia y el crecimiento de estas comunidades se vieron en grave peligro.
Los medios de vida de la población rural (la inmensa mayoría de los liberianos), están inextricablemente vinculados al bosque. Dependen de la tierra y del bosque para obtener alimentos, agua limpia, medicinas y otros productos para sobrevivir. Su relación con el bosque es la piedra angular de sus prácticas culturales y espirituales. Por ejemplo, en las sociedades Poro y Sande, las escuelas tradicionales donde se enseñan habilidades de caza y de supervivencia sólo pueden funcionar en zonas aisladas de bosque denso. Las instituciones legales tradicionales, especialmente aquéllas que involucran a los ancianos y los Zoes (ancianos que constituyen el organismo supremo para la toma de decisiones en las comunidades rurales), normalmente se reúne en la profundidad del bosque para tratar casos de gran importancia para el pueblo. El bosque ocupa un lugar tan central en sus vidas que, a la larga, su destrucción tendrá graves consecuencias para las generaciones futuras.
La empresa Oriental Timber Company fue un símbolo de todo lo que la industria maderera de Liberia ha tenido de malo. Desde el condado de Grand Bassa hasta Sinoe, pasando por Rivercess, esta compañía encabezó la destrucción del bosque.
Esta fragmentación del bosque ha contribuido significativamente al masivo desplazamiento de la fauna silvestre, haciéndola vulnerable a la caza. Contrariamente a lo que las empresas madereras presentan como desarrollo, los caminos que construyeron sirvieron básicamente para facilitar la tala y la extracción de los troncos. Una vez que la compañía se fue, el bosque quedó gravemente fragmentado por varias decenas de vías utilizadas para la tala, que no tienen absolutamente ningún valor para las poblaciones locales.
El impacto social más notorio que los campamentos establecidos por las empresas madereras tuvieron sobre las comunidades locales, fue la introducción de la prostitución, las drogas, el alcohol y las mafias. La mayoría de las adolescentes involucradas en la prostitución sólo regresaban a sus casas al darse cuenta de que estaban embarazadas.” (Texto extraído de “Plunder, the silent destruction of Liberian rainforest” SAMFU, http://www.samfu.org/do%20files/samfu_plunder_report_sept_2002.pdf.)
Cuando el sector minero fue cerrado, la industria maderera era uno de los mayores generadores de divisas para el gobierno de Liberia. Sin embargo, los habitantes del campo, tradicionales custodios del bosque, no obtuvieron ningún beneficio de los ingresos generados por la industria.
Al finalizar la crisis en Liberia, los grupos de interés locales e internacionales recomendaron una reforma del sector forestal. El gobierno aceptó la idea e inició un proceso de reforma. En 2004 se estableció un Comité de Revisión de las Concesiones Forestales (FCRC).
El FCRC realizó una revisión completa del sector y confirmó, en su informe de mayo de 2005, el desmoronamiento de la legalidad en el sector durante los años de crisis, una situación sobre la cual diversas ONG nacionales e internacionales habían dado amplias informaciones durante la guerra pero que había sido ignorada hasta 2003. El informe reveló además que había aproximadamente 64 millones de dólares de impuestos no cobrados, y detalló cómo Charles Taylor y sus compinches unieron sus fuerzas para saquear Liberia. El comité recomendó la cancelación de todas las concesiones forestales y la exclusión de 17 compañías, incluida la Oriental Timber Company y las personas (4) que, según pudo comprobarse, habían instigado y apoyado la crisis civil.
En 2006, el gobierno de Liberia aceptó la recomendación y canceló todas las concesiones en el sector forestal. Pero luego de dos años, el gobierno se sigue negando a establecer la lista de empresas e individuos excluidos, con lo cual, una vez más, pone la conveniencia política por encima del principio de legalidad.
Por: Robert L. Nyahn,
Oficina del Programa de Derechos Humanos y Bosque de la fundación SAMFU, correo electrónico: samful@yahoo.com, r.nyahn@samfu.org
(1) La ONG Coalición por Liberia es una red informal de organizaciones que trabaja para promover el manejo sostenible de los recursos de Liberia. La coalición se compone de quince (15) organizaciones que trabajan sobre una variedad de asuntos relacionados con el manejo de los recursos naturales y la conservación.
(2) Ver “Reform in Jeopardy: reflection on the forest sector process in Liberia” en http://www.loggingoff.info
(3) Las comunidades presentan sus títulos de propiedad a la FDA a solicitud de la misma previo al otorgamiento de las concesiones.
(4) Se refiere a los miembros de la junta directiva, accionistas y altos ejecutivos de la empresa.