La Alta Corte de Kuching, capital del estado malayo de Sarawak, en la isla de Borneo, ha tomado una decisión histórica al decidir, el 20 de febrero último, que todo acuerdo entre nativos y no nativos referente a las plantaciones de palma aceitera contraviene el Código de Tierras, según el cual “una persona no nativa de Sarawak no puede adquirir ningún derecho o privilegio por sobre el derecho consuetudinario nativo”.
Esta decisión representa una victoria para los nativos Ibans de Sarawak del distrito de Pantu Land, que habían demandado a la autoridad de custodia y desarrollo del territorio (LCDA según el inglés), a la sociedad Pelita Holdings Sdn Bhd, a Tetangga Arkab y al gobierno estatal de Sarawak, en su nombre y en nombre de otros 90.
Los demandantes afirman poseer derechos consuetudinarios sobre la tierra en un área que ha sido tomada por los acusados para establecer una plantación de palma aceitera en el marco de un acuerdo de “joint venture”.
La Corte declaró que los Ibans tenían derecho a reclamar esa tierra, con el argumento de que “los nativos han sido privados de la tierra que les pertenece por derecho consuetidinario, que es su fuente de subsistencia, y han perdido sus derechos de propiedad sobre ella, lo cual viola los artículos 5 y 13 de la Constitución”.
Además, la Corte dijo que “No importa que los propietarios de las tierras hayan recibido el pago discutible de RM 120 por hectárea, una suma irrisoria si se considera que las palmas aceiteras plantadas en sus tierras ya han sido cosechadas durante más de tres años”.
La decisión de la Corte tiene vastas implicaciones para más de 20 acuerdos de “joint venture” entre nativos y no nativos en el campo de las plantaciones de palma aceitera, así como para las casi 200 demandas que están en instancia en los tribunales de Sarawak, presentadas por nativos y referentes al uso de sus tierras para la plantación de palma aceitera y la extracción de madera.
Algo muy importante es que la decisión impide a las compañías “entrar, ocupar, desmontar, cosechar o realizar cualquier tipo de actividad en las tierras que poseen los nativos por derecho consuetudinario”.
En el estado de Sarawak, que estuvo en otros tiempos cubierto de bosques tropicales, la tala primero, y luego las plantaciones de palma aceitera, han eliminado bosques y desplazado a miles de habitantes, algunos de los cuales habían vivido durante siglos de la pesca, la caza y la agricultura en la jungla.
Para muchos indígenas que desean preservar su estilo de vida comunal, en pueblos de casas largas que albergan cada uno cerca de 400 personas, esto implica defender los bosques que los mantienen.
Decidido a defender su tierra, un grupo Iban de Sarawak que vive en la ribera (1) ha rechazado la oferta de una compañía de palma aceitera que propuso pagar a cada familia unos 66 dólares, una suma minúscula, incluso para personas de medios tan modestos.
El jefe del pueblo dijo que el dinero no es la cuestión: “Dependemos tanto del bosque, no queremos vender, el bosque no está en venta”.
Artículo basado en informaciones tomadas de: (1) “The High Court decision has wide implications”, Joseph Tawie, The Broken Shield,http://thebrokenshield.blogspot.com/2011/02/high-court-decision-has-wide.html; “Malaysian tribes fight to protect rainforests”, Azhar Sukri, Al Jazeera's,http://english.aljazeera.net/video/asia/2011/04/201142962014821239.html